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Menos de una semana para evitar las terceras elecciones

El calendario propuesto por Pedro Sánchez reduce las posibilidades de acuerdo

Una mujer ejerce su derecho a voto en Durango.
Una mujer ejerce su derecho a voto en Durango.Vincent West (REUTERS)

Las elecciones vascas y gallegas del domingo no han disuelto las dificultades para una investidura de presidente del Gobierno. Por el contrario, si saliera adelante el calendario propuesto por Pedro Sánchez las opciones se reducirían y se limitarían a menos de una semana de negociación para lograr un acuerdo. A 35 días del fin del plazo, ese resultado ha alejado la opción de que el PNV apoye al PP con un acuerdo recíproco en Vitoria y sí ha servido para constatar el miedo de los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, a unas nuevas generales.

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Si sale adelante en el Comité Federal del PSOE el calendario propuesto por Pedro Sánchez habrá una semana para lograr un Gobierno y evitar las terceras elecciones: el plazo que va entre las primarias del 23 de octubre y el fin del plazo para disolución automática de las Cortes el 31 de octubre. Eso sin descontar los plazos necesarios para consulta del Rey y convocatoria de un pleno en el Congreso, que reduciría el plazo a solo cuatro días, lo justo para las dos votaciones de investidura, la de mayoría absoluta y la segunda para mayoría simple si fuera necesaria.

Por el momento, la posibilidad de que se eviten las terceras elecciones sigue igual de remota que antes de las elecciones vascas y gallegas, porque no se ha producido ningún acontecimiento que cambie la situación, ni cambio en la posición de ninguno de los grandes partidos.

El calendario más apurado

El 31 de octubre es la fecha tope para la disolución automática de las Cortes y la convocatoria de elecciones si no hay investidura.

Una posible investidura requiere de cuatro o cinco días para que haya dos votaciones y el pleno se convoca 48 horas antes.

El trámite previo es que el Rey contacte con los partidos, compruebe la posibilidad de una investidura y se lo comunique a la presidenta del Congreso.

El 23 de octubre por la noche se conocerá quién es el líder socialista que sale de las elecciones primarias y que, por tanto, pueda gestionar una nueva investidura y sus negociaciones previas.

De hecho, la opción de contar con el PSOE para cualquier combinación queda bloqueada varias semanas por el proceso interno impulsado por Sánchez. Sólo se ha incrementado el domingo el vértigo de Podemos y Ciudadanos a unas nuevas elecciones generales, que podría limitar su respaldo en las urnas. Sin el PSOE solo sería posible la opción de una investidura del PP con Ciudadanos y con PNV, pero sigue teniendo exactamente las mismas dificultades que antes del domingo, porque Albert Rivera sigue vetando a los nacionalistas vascos y estos mantienen su negativa. Íñigo Urkullu no necesita imperiosamente al PP en Vitoria y por eso no hay cambio en esa opción. Puede ser investido con los votos de los socialistas y el sistema de elección de lehendakari sin posibilidad de votos negativos hace imposible que el PP pueda apoyar a otro candidato si lo hubiera, como uno de Bildu, por ejemplo.

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Sánchez propone la opción de acuerdo PSOE con Podemos y con Ciudadanos en lo que se conoce como Gobierno del cambio, pero Pablo Iglesias y Rivera mantienen los mismos vetos mutuos. La ruptura ayer en Castilla-La Mancha no favorece la confianza para ese acuerdo, en un clima muy complicado entre socialistas y Podemos. Iglesias, además, quiere un Gobierno de coalición.

La siguiente posibilidad es la de un acuerdo de socialistas con Podemos y con partidos soberanistas como PNV, ERC y PDC. Sánchez no descartó este lunes la opción de negociar con estos partidos, lo que ahora está prohibido por la resolución del Comité Federal. Podría hacerlo si ganara las primarias, con el escollo siempre del derecho a decidir.

Defender la abstención

Queda una última: PP con Ciudadanos y con abstención o voto a favor del PSOE. Esta opción depende de que en las primarias pierda Sánchez y un eventual futuro líder socialista tenga capacidad para defenderlo. De momento, ninguno de los críticos o barones regionales socialistas lo defendió antes de la investidura fallida de Rajoy y ahora está por ver que alguien vaya a presentarse ante los militantes defendiendo esa opción.

En todo caso, se produce ahora un parón institucional a la espera de que el PSOE resuelva sus primarias internas y de que el líder socialista que salga de ese proceso decida qué hacer y con quién. Todo ello en el límite apurado del plazo de disolución, salvo que los posibles candidatos a esas primarias negocien con otros partidos durante su campaña y antes de someterse a los militantes. 

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