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Ciudadanos rechaza aplicar los ajustes que pide Bruselas a España en 2016

El partido reclama a la Comisión flexibilidad con las metas de déficit público a cambio de reformas

Claudi Pérez
Luis Garicano, de Ciudadanos.
Luis Garicano, de Ciudadanos.EFE

Ciudadanos no es partidario de aplicar más ajustes en España en 2016, a pesar de las reiteradas advertencias de Bruselas. Luis Garicano, el zar económico de Albert Rivera, se ha desplazado este jueves a la capital europea para trazar las líneas maestras de un posible Gobierno con el PSOE en materia económica. La propuesta del partido de Albert Rivera —adscrito al grupo liberal en el Parlamento Europeo— choca frontalmente con los requerimientos de la Comisión Europea: Ciudadanos rechaza aplicar recortes este año, es partidario de no actualizar el presupuesto y ofrece a cambio un paquete de reformas (básicamente, el contrato único) para reclamar flexibilidad al brazo Ejecutivo de la Unión Europea.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha incumplido los objetivos de déficit durante toda la legislatura. Bajó impuestos antes de las elecciones. El esfuerzo fiscal de 2015 es nulo. Y España volverá a incumplir en 2016, pese a que la economía crece a tasas del 3%. Bruselas ha sido clara: quiere un presupuesto actualizado y quiere ajustes. El vicepresidente Valdis Dombrovskis, el comisario Pierre Moscovici y el jefe del Eurogrupo no dejan margen a ninguna negociación. Pero Garicano es rotundo: "España incumplirá sus objetivos por ocho décimas este año. Eso son más de 8.000 millones de recortes. Pero aumentar los impuestos o hacer ajustes de gasto por 8.000 millones sería suicida para el nuevo Gobierno. No es lo que necesita España".

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La idea de Garicano es "intercambiar reformas —básicamente, el contrato único— por margen de maniobra fiscal". "Basándonos en los presupuestos presentados por el PP, sin cambios en esas cuentas públicas, prometeremos no hacer una expansión fiscal, pero tampoco recortes. La idea es poner en marcha un Gobierno reformista, que tenga aprobadas y aplicadas las reformas para septiembre de este año, y en ese momento presentar un presupuesto creíble para 2017".

Esa hoja de ruta tiene todo el sentido económico. Pero Garicano es consciente de que topa de frente con las reglas de Bruselas. Y admite que España "tiene un problema de credibilidad" en Europa. "Las cosas se han hecho mal desde el principio de la crisis. El Gobierno de Zapatero pretendía que los problemas financieros eran inexistentes, después el siguiente Gobierno ha negado que existen problemas fiscales: difícilmente el déficit de 2015 bajó del 5% del PIB". "Queremos lanzar un mensaje a los socios europeos y Bruselas: somos serios y estamos comprometidos con el recorte del déficit público. Vamos a hacer reformas, con un calendario creíble. No derogaremos la reforma laboral". "Pero, a cambio, necesitamos una senda de ajuste gradual, no recortes dramáticos", ha afirmado en el Parlamento Europeo.

Bruselas desconfía. La Comisión ha ampliado repetidas veces los plazos para reducir el déficit por debajo del 3% del PIB. España ha acometido un ajuste duro —el déficit era superior al 10% en 2012 y cerró el año pasado en el entorno del 5%—, pero no consigue bajar hasta las cotas aceptables para los estándares europeos. En 2016, Bruselas prevé que España sea el país europeo con un déficit más elevado. La amenaza de sanciones está ahí. La sorpresa es que la primera petición para suavizar la senda fiscal española no llega desde el flanco izquierdo de la política: viene de Ciudadanos, que, a su vez, reclama al Norte de Europa que asuma la parte del ajuste que le toca para solucionar la crisis del euro. "La recuperación europea está ahí gracias al BCE; en España no va a haber más estímulos fiscales, más planes E, pero los países que presentan superávits de cuenta corriente cercanos al 10% [Alemania y Holanda] también tienen que hacer un esfuerzo". "España va a hacer reformas, pero el Norte de Europa tiene que hacer lo que debe y no seguir confiando en el BCE", ha explicado ante un representante del Ministerio de Finanzas alemán, que lleva un lustro haciendo oídos sordos a esa petición por parte del FMI, de la Comisión, de la OCDE y de los más destacados economistas.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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