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Rajoy radicaliza sus ataques despectivos hacia Pedro Sánchez

El presidente responde a los reproches de Aznar con su lema: "La política es el arte de aplicar a cada época el ideal de lo posible"

Javier Casqueiro
El expresidente José María Aznar junto al presidente Mariano Rajoy, en el campus FAES en Guadarrama, Madrid.
El expresidente José María Aznar junto al presidente Mariano Rajoy, en el campus FAES en Guadarrama, Madrid.SERGIO PEREZ (REUTERS)

“Títere” y “portamaletas” de los radicales de izquierdas de Podemos. El presidente Mariano Rajoy endurece cada semana sus ataques contra el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por las alianzas que ese partido ha permitido tras las elecciones locales del 24 de mayo para dar varios Gobiernos de capitales a Podemos. Por eso pidió “una victoria clara y suficiente” para el PP y advirtió de que ese pacto se fraguará de nuevo tras las próximas elecciones generales.

El morbo, las miradas y la expectación estaban concentrados, otro verano más, en comprobar este domingo cómo se comportaban juntos el presidente Rajoy y el expresidente José María Aznar en la clausura de los cursos de la fundación FAES que este dirige. Aznar había levantado sus tarjetas rojas de advertencia la semana pasada por el rumbo del Gobierno y del PP con Rajoy y le había acusado, entre otras muchas cosas, de su pérdida de identidad y de dirigirse a una más que probable derrota en las elecciones generales.

En persona, ayer en Guadarrama, Aznar no repitió ninguno de esos mensajes apocalípticos. Todo fue más implícito, indirecto y hasta subliminal. Propio de dos personalidades tan radicalmente opuestas.

El expresidente, eso sí, deseó que Rajoy tenga suerte en las próximas elecciones y pueda ganarlas para celebrar el verano que viene los cursos y el 20 aniversario de la primera llegada del PP al poder con él al mando. Rajoy fue más gallego que nunca y no hizo ninguna mención evidente al conflicto soterrado que les enfrenta y ha minado su relación hasta hacerla casi inexistente. A la entrada estuvieron solos y juntos apenas cinco minutos para guardar las apariencias. A la salida, Aznar se marchó rápido y Rajoy se retrasó a conciencia, se dejó querer en distintos corrillos y hasta departió sobre Grecia con los periodistas que le siguen.

Rajoy, eso sí, pidió en genérico en su discurso más unidad para que el PP aglutine, continúe y termine las políticas liberales y reformistas que han permitido sacar a España de la crisis, la quiebra y el peligro de rescate. Esa alusión llegó tras varias frases de justificación de la tarea de su Gobierno estos años frente a los que le han reiterado “reproches justificados” por no haber hecho todo lo prometido.

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Rajoy sostiene que ha hecho todo lo que debía y podía hacer según la herencia que le dejaron. Y mantiene que ahora, tras pasar lo peor de la crisis, llega una época de recuperación que dejará el país mejor de cómo lo cogió (300.000 parados menos) y con la posibilidad de impulsar cuestiones pendientes. Todas esas ideas las resumió en un lema de cómo entiende la política y se las espetó a Aznar al oído: “El arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible”.

Y para amartillar más la distancia con el exlíder popular, Rajoy reveló que está ahora “más ilusionado” que cuando empezó a pegar carteles en política hace 32 años, que cuando Aznar le nombró varias veces ministro y que cuando él ganó en 2011.

Además de saldar cuentas a su manera con Aznar, lo que Rajoy quería ayer era atacar con dureza al líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, al que descalificó como un “títere de los radicales” y al que culpó de fomentar tras las elecciones locales del 24 de mayo “un cordón sectario en torno al PP”.

Rajoy englobó sus críticas a Sánchez y el PSOE en el discurso que está promoviendo sin parar tras el fracaso electoral del PP el 24-M. Entiende el presidente que hay una ola de “radicalismo y populismo de todo signo” que recorre Europa y que ha llegado también a España. La justifica en que sus promotores “se aprovechan de los malos momentos y del dolor de la gente” para intentar “liquidarlo todo, porque nada les vale y prometen el cielo en la tierra y terminan en la pobreza”. Concluye que lo que finalmente persiguen es llegar al poder para quitar a los partidos clásicos como el PP y el PSOE y es ahí donde denuncia el comportamiento “más sutil y más peligroso” de los actuales dirigentes socialistas.

Rajoy sostiene que Sánchez se ha entregado tras el 24-M en manos de “compañeros de viaje” radicales y populistas como Podemos en función de “portamaletas”. Y basa esa acusación fundamentalmente en que el PSOE ha permitido el gobierno de Podemos o marcas aledañas en muchas capitales y grandes ciudades. Achaca Rajoy esa “irresponsabilidad” al secretario general socialista por negarse a cualquier tipo de pacto de manera equiparable tanto con Bildu como con el PP.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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