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24 horas en Leipzig

Una fábrica de algodón convertida en centro de arte, tres calles donde las noches se animan y el recuerdo de grandes filósofos y músicos, como Nietzsche y Bach, en la ciudad alemana

Músicos en una calle de Leipzig.
Músicos en una calle de Leipzig. Witold Skrypczak

Goethe —que pasó en la ciudad sus años de bohemia estudiantil, más asiduo de sus vistosas cantinas que de las aulas— la definió como “un París en pequeño”. En su prestigiosa y vetusta Universidad se formaron los filósofos Leibniz, que nació aquí; Fichte y Nietzsche, oriundo de la próxima localidad de Röcken. En 2015 se cumplen mil años de la fundación de esta hermosa ciudad de 520.000 habitantes, apacible y ajetreada a partes iguales, un valle urbano que rezuma piedra, acero y bronce, pionera en la artesanía de la impresión editorial; en el comercio, con sus célebres ferias de muestras, y en la reivindicación de una sola Alemania, a partir de las multitudinarias manifestaciones de sus vecinos, en los años ochenta (la llamada revolución pacífica), que fue el detonante de la caída del muro de Berlín.

En su castillo de Pleissenburg, en el verano de 1519, Martín Lutero discutió 23 días seguidos con el emisario del papa León X, lo que fue el inicio de la propagación de sus tesis y el motivo de su excomunión, al año siguiente. Pero Leipzig es, sobre todo, la ciudad de los músicos. En ella nació Richard Wagner y desarrollaron buena parte de su vida y obra Juan Sebastian Bach, Schumann, Mendelssohn o Telemann, entre muchos otros.

8.00 Dos iglesias

Javier Belloso

Las iglesias de San Nicolás y Santo Tomás son los picos totémicos del abigarrado casco histórico, delimitado por un anillo (1) (Ring) de zonas verdes donde antaño estuvieron las murallas, con 15.000 edificios catalogados y surcado por más de 30 pasajes, que recuerdan el esplendor comercial de las décadas previas a la II Guerra Mundial. De un cierto toque kitsch, por el profundo contraste de la fachada románica y gótica y el interior neoclásico, con capiteles floridos de tonos salmón y pastel, la Nicolaikirche (2) es célebre por aglutinar las Montagsdemonstrationen, las manifestaciones pacíficas de cada lunes, de 1982 a 1989, en pro de la reunificación de Alemania. De factura más elegante, de un gótico tardío y con una torre barroca, en la Thomaskirche (3) se exhiben la pila bautismal de Wagner y la tumba de Bach, que dirigió su coro el último tramo, muy fértil, de su vida: de 1723 a 1750. En sus imponentes y altísimas vidrieras se incluye un homenaje a Lutero, y a la entrada se encuentra una curiosa estatua de Bach con los bolsillos por fuera, en recuerdo a su frecuente objeción a llevar dinero encima... Los viernes (a las 18.00) y sábados (15.00) se ofrecen aquí conciertos de Bach y otros repertorios (por 2 euros).

10.00 La ruta de los músicos

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Junto a la iglesia de Santo Tomás se encuentra el Museo de Bach (4) (Thomaskirchhof, 15; 8 euros), con el árbol genealógico, instrumentos y partituras originales, y una sala de audición que permite escuchar sus más célebres composiciones a la carta. Las casas de Mendelssohn (5) (Goldschmidtstrasse, 12; 7,5 euros) y Schumann (6) (Inselstrasse, 18; 3 euros) nos introducen en el ámbito doméstico de ambos músicos, vinculados a la fundación del Conservatorio de Leipzig, en 1843. De interés son también el Museo de los Instrumentos Musicales, en el complejo de museos Grassi (7) (Johannisplatz, 5-11; 5 euros), que atesora rarezas desde el Renacimiento hasta el Romanticismo, y la exposición permanente El joven Wagner (Nikolaikirchhof, 2; 3 euros), en un recoleto sótano, cuya máxima atracción es la posibilidad de oír algunas de sus composiciones, a través de auriculares y en pantalla, interpretados por las mejores orquestas.

13.00 El cielo sobre la ciudad

El puente Könneritzbrücke de Leipzig.
El puente Könneritzbrücke de Leipzig.Jason Langley

De enorme atractivo son los cuidados museos de carácter histórico, como el de la ciudad, en el bello edificio renacentista del antiguo ayuntamiento; Altes Rathaus (8) (Böttchergässchen, 3; 3 euros) o el esmerado Zeitgeschichtliches Forum (9) (Grimmaische, 6; entrada libre), que reproduce escenas de la vida cotidianas en la antigua RDA. Pero todo el casco antiguo, donde se entremezclan edificios barrocos y modernistas con aluminio y hormigón del realismo soviético, es un museo a la intemperie. Destacan la elegante taberna Auerbachs Keller (10) (Grimmaische, 2-4), lugar predilecto de Goethe y al que cita en el Fausto, y el Café Arábigo (11) (Kleine Fleischergasse, 4), posiblemente el más antiguo de Alemania, de 1694, distribuido en varias plantas de madera crujiente. En él redactaba Schumann su célebre revista musical y sirvió de inspiración a Bach para su Cantata del café. Uno de los referentes de su fina repostería es el leipziger lerche, un rico mazapán que antaño se rellenaba con carne de alondra y que desde su prohibición mantiene su lustrosa forma solo con dulce.

15.00 ¿Salchichas o arenques?

La espléndida y abierta Augustusplatz (12), donde destacan la Gewandhaus o Casa de la Ópera y la Torre Panorámica —uno de los hitos arquitectónico de la antigua RDA, de los años setenta, que ofrece desde su cima en la planta 29, con bar y restaurante, una preciosa vista— y el espectacular edificio de la gran estación central (13), de 1915. En dos esquinazos de la Marktplatz (14), entre ambos puntos, hay dos restaurantes de comida rápida de calidad: el Currycult y el Nordsee, de carne (salchichas y codillo) y pescado (arenque y salmón), respectivamente, que cierran a la caída de la noche. Merece la pena detenerse en la calle Brühl (15), la antigua arteria de los comerciantes de pieles judíos, donde en 2012 se creó el imponente mall Höfe am Brühl en el lugar exacto en que nació Wagner, y para homenajearlo, una silueta dibujada en el cristal recuerda la fachada de la casa, ya inexistente.

17.00 El laboratorio artístico

La fábrica Spinnerei de Leipzig.
La fábrica Spinnerei de Leipzig.

A 30 minutos de tranvía al oeste de la ciudad, en el barrio de Plagwitz, se encuentra el atractivo complejo artístico de Spinnerei (16) (Spinnereistrasse, 7; www.spinnerei.de; entrada gratuita). Una auténtica ciudadela, que ocupa diez hectáreas y cuenta con más de veinte edificios de ladrillo rojizo, que en el siglo XIX estuvo destinada a la fabricación de algodón, con viviendas para los trabajadores, y que a partir de 2005, casi sin retoques exteriores, se recicló como un centro de arte alternativo, con galerías de exposición, salón de actos, talleres y residencia para artistas plásticos de todo el mundo.

20.00 Al calor de las lámparas

Por su tradición universitaria y musical, Leipzig es una ciudad con mucha animación nocturna. En casi todos los barrios hay tabernas, pubs y pequeños restaurantes con sabor de época. Destacan algunas calles casi monográficas, como la larga Liebknechtstrasse (17), en torno al teatro del mismo nombre, de ambiente estudiantil; la Gottschedstrasse (18), de ambiente bohemio, y la Barfussgässchen (19), la más céntrica y recoleta, cuajada de elegantes restaurantes de corte romántico en semipenumbra, muchos de ellos con terrazas en las que aun en invierno se sigue consumiendo cerveza a raudales, bajo sombrillas de lona y entre abundantes lámparas de queroseno.

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