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“¡Sí se puede!”

Centenares de personas, convocados por las redes sociales, celebran en Bogotá, pese a la lluvia, el acuerdo de paz

Sally Palomino
Partidarios de las negociaciones de paz, en Bogotá.
Partidarios de las negociaciones de paz, en Bogotá.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

Parecía que la selección colombiana acababa de terminar un partido de fútbol con el marcador a su favor. Camisetas amarillas, banderas tricolor, el gesto de satisfacción que se produce cuando se está con el equipo ganador. La celebración por el anuncio del acuerdo de paz con las FARC despertó pasión en el país. Esta vez, en la pantalla no había once jugadores. Estaba Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno, hablando de paz, diciéndole adiós a la guerra. “Hoy hemos llegado a la meta. La firma de un acuerdo final con la guerrilla de las FARC es el fin del conflicto armado. La mejor forma de ganarle a la guerra fue sentándonos a hablar de la paz”, dijo De la Calle. Los gritos de júbilo y los cánticos que retumbaron un “¡sí se puede!” se escucharon en el parque de los hippies, en el centro de Bogotá, a donde llegaron convocados por redes sociales, principalmente, quienes querían celebrar el pacto. Ni la lluvia pudo evitar que centenares de personas se reuniera frente a una pantalla para seguir desde La Habana el histórico anuncio.

Natalia Herrera, periodista, estuvo ahí con su hija, de apenas unos meses. Quiere que su bebé, Sofía, tenga una vida tranquila, con respeto por lo que piensa el otro. Celebra que su país tenga la posibilidad de crecer y de aprender a vivir sin cargar con el peso de la violencia. Sonia Cuero, también acompañada de su hija, celebraba que “ya es justo” tener la posibilidad de aprovechar la riqueza natural de Colombia. Poder recorrer las montañas, cruzar los ríos, caminar por donde por mucho tiempo fue prohibido. Una mina antipersonal, un bombardeo, un secuestro. Lo que tuvieron que sufrir las siete millones de víctimas, que este conflicto, que parecía no tener fin.

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Román Silva, de 40 años, quería contar por qué está ahí. Dice que el campo, ese del que en cincuenta años de conflicto han tenido que salir huyendo de la violencia tantos, tiene ahora una segunda oportunidad. Él es representante de la comunidad campesina de Boyacá. “Ahora sí vamos a poder estar tranquilos en nuestras tierras, como merecimos estar siempre”, dice.

José Antequera, hijo del líder político de la Unión Patriótica (UP) del mismo nombre, asesinado en medio de lo que se llamó el exterminio a la UP, asegura que el anuncio de este miércoles es apenas el principio de la paz. Dice que el camino de reconciliación dependerá de todos los colombianos y que el reto de que gane el sí en el plebiscito para que los acuerdos sean válidos, es todos los que creen en una Colombia mejor.

Las organizaciones civiles que promueven el voto a favor para el referendo que se llevará a cabo el 2 de octubre, también estuvieron presentes en la concentración ciudadana. Armados de una bandera de Colombia de varios metros de largo y decenas de marcadores, invitaron a los asistentes a escribir lo que sentían como país. “Paz, por este pedacito de universo que nos fue dado”, “porque todo es posible. Por el mundo, por nosotros”, “por nuestro compromiso con la tierra” fueron algunas de las frases que quedaron la noche del 24 de agosto del 2016 estampadas en la bandera de Colombia, que seguramente será izada el día en el que el sí gane y en el país cese la horrible noche, como lo dice el himno nacional.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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