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Retrato de una batalla

Cómo un desalojo policial se convirtió en un caos a campo abierto con tiros y muertos

Pablo de Llano Neira
Un policía dispara durante el operativo de Nochixtlán.
Un policía dispara durante el operativo de Nochixtlán.AP

El domingo 19 de junio miles de vecinos del pueblo de Nochixtlán (Oaxaca) y cientos de miembros de la agrupación sindical CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, acérrima opositora de la reforma educativa del Gobierno de México) tuvieron un enfrentamiento con cientos de policías que dejó al menos nueve civiles muertos. Lo que debía ser un rápido desalojo de maestros que cortaban una carretera desde hacía una semana terminó siendo una trágica batalla campal con balazos incluidos, y de motivos aún inciertos.

La CNTE y la policía venían chocando desde hace tres años por las protestas contra la reforma, pero nunca habían llegado a estos extremos. ¿Cuál fue entonces la causa de la imprevista explosión de violencia? La versión oficial es que durante el desalojo un grupo de radicales no identificado disparó contra los policías y los policías se vieron obligados a usar armas de fuego. La versión de la CNTE y de los vecinos de Nochixtlán es que los únicos que dispararon fueron los agentes y que lugareños y maestros se defendieron sin un solo tiro.

La composición de hechos y de relatos de uno y otro lado deja una certeza objetiva, que solamente hubo civiles entre los fallecidos, y un escenario general –falto aún de concreciones clave– que dibuja una reacción colectiva en tromba ante el operativo y una estrategia policial incapaz de poner bajo control la situación. No hay, de momento, pruebas de que los vecinos, los integrantes de la CNTE o elementos no identificados tuvieran y accionaran armas de fuego, si bien el saldo oficial de los hechos incluye tres agentes heridos de bala.

A qué hora empezó

Chat de vecinos de Nochixtlán al que ha accedido este periódico. A petición de los protagonistas, no aparecen sus nombres. En su lugar ponemos colores.

07.35 AM

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Verde: “Compañeros buenos días, al parecer intento real de desalojo, urge apoyo”.

07.36 AM

Verde: “Qué saben por ahí. Amigo Azul, tú que estás más cercano”.

07.37 AM

Azul: “Están tronando muchos cohetes. Salí a asomarme pero no veo mucho movimiento de profes. Ahorita bajo a checar ahí a la pista de volada”.

07.46 AM

Azul: “Llegaron los polis desde Oaxaca por la autopista. Empezó el movimiento”.

La conversación, al igual que otros testimonios recogidos por este diario entre vecinos y miembros de la CNTE, sitúa el inicio del choque antes de las ocho de la mañana. Los maestros disidentes estaban cortando la vía bajo un puente y, según estas versiones, los agentes llegaron lanzando gases lacrimógenos desde el principio. La policía sostiene que no llevaban ningún tipo de arma y que llegaron dialogando con los maestros para que desalojasen la carretera.

Reacción de los vecinos

En torno a las ocho la policía despeja la autopista. Los activistas escapan en dirección a Nochixtlán, a dos kilómetros de allí. En vista de que los uniformados, siguiéndolos, se iban aproximando al pueblo, en la iglesia se tocan las campanas como alerta. Era día de feria y a esa hora Nochixtlán ya estaba concurrido, tanto por gente de allí como de los alrededores.

Las campanas de la iglesia de Nochixtlán sonaron y cientos de vecinos salieron a enfrentar a la policía

Cientos de personas salen al encuentro de los policías, juntándose a los maestros, y en la carretera que va hacia el pueblo se forma una batalla campal junto al cementerio. “Llegamos al panteón y hubo el primer enfrentamiento”, dice un vecino veinteañero que pide no ser identificado. “Nosotros íbamos con palos y piedras y cohetes, pero no se podía hacer nada porque nos aventaban gases a lo cabrón”. Otros testimonios añadieron que se arrojaron contra la policía un sinfín de cócteles molotov –bombas incendiarias artesanales–.

Los primeros disparos

Entre las ocho y las diez de la mañana se forma el núcleo del choque. El bando local crece hasta más de 2.000 personas. Los policías son unos 800.

En esas dos horas se efectúan los primeros disparos. Según la versión oficial quienes abrieron fuego, sobre las nueve, fueron “grupos radicales” no identificados que la policía no liga ni a los maestros de la CNTE ni a los vecinos del pueblo –de hecho, los acusan de disparar tanto contra agentes como contra civiles–, y en reacción al supuesto ataque se pidieron refuerzos armados que sí hicieron disparos defensivos ante el ataque, calificado por el jefe de la Policía Federal, Enrique Galindo, como una “emboscada”. No obstante, las autoridades afirmaron en un primer momento que la policía no había usado armas, aunque ya estaban circulando imágenes de fotorreporteros en las que se veía a policías disparando. Horas después la policía reconoció que sí habían empleado armas de fuego, recalcando que se limitaron a protegerse. La sombra de la sospecha por el primer desmentido ha quedado flotando desde entonces.

Los testimonios recabados de vecinos y maestros reiteran que los únicos balazos que hubo fueron los de la policía. En palabras de Patricia Sánchez Meza, madre del joven Jesús Cadena Sánchez, uno de los fallecidos: “No fuimos nosotros los que iniciamos el pleito. Fueron los federales. ¿Nosotros cómo vamos a tener armas de fuego? Solamente que salgamos con tizones para tener fuego”, dijo en su casa de paredes de adobe mientras velaba a su hijo.

Un hombre que participó en el choque resume: “No teníamos nada que hacer más que poner el pecho y recibir balas. Esto fue lo que vimos y lo que vivimos”.

Siete horas de combate

En vídeos grabados por vecinos, vistos por este periódico, se escuchan ráfagas continuadas de armas de fuego de alto calibre. Sobre la carretera entre la autopista y el pueblo arden camiones. Entre el tumulto de civiles, algunos llevan lanzacohetes hechos con tubos de PVC. Otros tiran objetos con ondas. En ninguna de estas imágenes se ve a un civil con una pistola o un rifle.

11.12 AM

Naranja: “Están usando balas compañeros”.

11.46 AM

Azul: “Sta dura la batalla acá fuera d la casa”.

11.53 AM

Azul: “Chingada madre, no se puede hacer nada”.

12.15 PM

Naranja: “Yo me voy, están soltando muchos plomos”.

El enfrentamiento parecía eterno. Según vecinos entrevistados que se enfrentaron a la policía el combate fue “como un acordeón”, con ambos bandos avanzando y replegándose según las circunstancias, y con parones en los que el violentísimo choque daba la impresión de terminar para luego rebrotar. Un helicóptero de la policía sobrevolaba el campo de batalla a cada rato. “Yo perdí la noción del tiempo”, cuenta uno. Preguntado por su extrema exposición al peligro durante el caos, dice: “Cuando te dicen que se acaba de morir un amigo tuyo que conoces desde el kínder te vale madre. Te avientas contra ellos”.

Un elemento difuso es el de unos supuestos francotiradores que habrían disparado desde dos hoteles del pueblo

Un grupo de policías, como muestra una foto de The Associated Press, se parapetó tras los muros de un taller de reparación de neumáticos y disparó. Vecinos de Nochixtlán aseguran que los agentes se dividieron en varios grupos y que abrieron fuego también desde otras zonas, con la vía que enlaza la autopista con el pueblo como eje de la batalla. Se enfrentaba, la mayoría de civiles y de policías, sobre esta carretera, pero también a izquierda y derecha por los campos.

Un elemento difuso es el de unos supuestos francotiradores, no uniformados, que habrían disparado desde dos hoteles situados uno a cada lado de la carretera. Según la policía serían radicales infiltrados en el escenario del choque. Según el otro bando, serían agentes.

01.38 PM

Gris: “Compañeros, me dice doña Paty [Patricia Sánchez Meza] que mataron a su hijo”.

01.39 PM

Marrón: “Sí, eso me está diciendo Naranja”.

01.45 PM

Amarillo: “¿Qué Paty?”.

01.47 PM

Marrón: “Doña Paty, la señora donde iban a comer los muchachos”.

La retirada

En torno a las tres y media, el contingente policial se replegó para abandonar el lugar, por la misma autopista por la que llegó, en dirección a Oaxaca. En la parroquia de Nochixtlán se atendía a los heridos en un hospital de campaña improvisado. El tramo de autopista desalojado horas antes volvía a quedar bajo control de la CNTE, cortado. Comenzaba el recuento de víctimas mortales, de decenas de heridos, civiles y policías, y el entrechoque de relatos sobre lo que sucedió en la larga batalla, con una pareja de interrogantes que permanece sin salir de lo oscuro una semana después:

¿Quién abrió fuego en Nochixtlán? ¿Por qué?

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