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Un helado para amantes de ‘Juego de Tronos’

Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca y Alejandra Rivas, tiene en su carta de polos un sorbete de naranja y mango con forma de mano, la mano de Jaime Lannister

El helado Mano, un sorbete de naranja sanguina y mango, de la heladería Rocambolesc.
El helado Mano, un sorbete de naranja sanguina y mango, de la heladería Rocambolesc.

Es un polo tan frío como la mujer que envenena los sueños del tullido –que no el enano– de la casa Lannister. El zumo de naranja sanguina y mango permanecen helados bajo una capa de manteca de cacao y polvo dorado que imita la mano de Sir Jaime. La creación de este helado con palo se remonta a junio de 2015, cuando los actores de Juego de Tronos llegaron a Girona para filmar escenas de la sexta temporada de la exitosa serie televisiva. Y detrás de la idea está Jordi Roca, el hermano repostero de Josep y Joan, todos ellos dueños del restaurante El Celler de Can Roca, con tres estrellas Michelín. Jordi Roca prometió entonces crear “el mejor helado de Poniente” y desde aquel verano se puede degustar en las heladerías Rocambolesc en Girona, Platja d'Aro, Barcelona y Madrid. Y como este año la serie emite por primera vez en verano, ¿qué mejor homenaje a Juego de Tronos que un polo? 

El diseño del helado coincidió con la llegada del equipo de la productora HBO a Girona. Allí eligió la catedral de Santa María y en el monasterio Abadía de Sant Pere de Galligants como escenarios que sirvieron para ambientar el Gran Septo de Baelor y el puerto de Bravos. “Mis compañeros de Turismo me chivaron que vendrían a Girona. Once meses antes, como cualquier otro cliente, reservaron mesa”, cuenta Jordi Roca. Por allí pasaron actores como Nataly Dormer (Margaery Tyrell), Hannah Murray (Gilly), John Bradley-West (Samuel Tarly), entre otros. Y Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lannister), que no se perdió la cena ni su polo homenaje.

El helado Mano, de Rocambolesc.
El helado Mano, de Rocambolesc.

Tanto Jordi Roca como su pareja y socia Alejandra Rivas, son fanáticos de la serie. No en vano, varios familiares fueron extras en la producción. Desde el momento en que supieron que el equipo vendría a su ciudad estuvieron pensando en "qué homenaje hacerles”, explica Maira Delgado, responsable de la tienda de Madrid, abierta hace tres años en la sexta planta del Corte Inglés de Serrano. “La idea de Jordi fue que el helado, que está hecho de fruta natural, fuera rojo por dentro de forma que, cuando te lo vas comiendo, escurra por tu mano como si fuera sangre”.

Uno se mancha de sangre, sí, pero solo si da tiempo antes de devorarlo, porque el helado engancha. “En el estreno del helado en Girona, se agotaba en nada”, cuenta Delgado, “tenemos 20 moldes por modelo de polo, la producción no es tan grande como se piensa, crecemos en tiendas pero seguimos siendo artesanos y no pretendemos perder eso, tenemos varios establecimientos, pero no son franquicias”. Jordi Roca, que no acierta a dar la cifra de unidades vendidas al mes, sí confirma que “es el ‘hit’ en la tienda de Girona”.

“Al equipo del rodaje le encantó la idea”, explica el repostero. "El concepto era recrear la mano dorada de guardián de Oriente, ‘matareyes’ y señor de can Roca Casterly", dice Jordi Roca. “Les encantó el helado, el concepto y la producción”, cuenta. “Es una asociación de ideas. Existía ya el frigodedo, el frigopie, pues ahora la mano del rey”. Y revela algunos detalles del encuentro: “Son un equipo encantador, todos ellos, con mucha paciencia. Tuve la suerte de conocer a todos los actores y a los productores que tuvieron un detalle inmenso de regalarnos un escudo y dos espadas de la casa Lannister, ¡el mayor tesoro en Celler!", dice el chef.

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Heladería Rocambolesc, en Barcelona.
Heladería Rocambolesc, en Barcelona.

Un viaje a 'Charlie y la fábrica de chocolate'

Todas las heladerías Rocambolesc comparten la misma estética. Girona, Barcelona, Platja d'Aro o Madrid, aquello parece sacado del imaginario de Charlie y la fábrica de chocolate (Roald Dahl, 1964). “Buscábamos llegar de forma cercana, accesible y divertida con el tipo de cocina del Celler, desencorsetar el concepto de gastronomía y vestirla con color y dulzura en forma de helados, siempre desde la heladería tradicional", explica Jordi Roca. Detrás de un mostrador blanco se esconden los ingredientes para decorar y mejorar los seis sabores de helado que cambian según la temporada; sugieren dejarse recomendar al elegir el aderezo para ser fieles al diseño inicial del helado.

Polos de hielo, cucuruchos, tarrinas. Hasta aquí todo es casi igual que una heladería de toda la vida. Cambia la cosa si añadimos que las galletas que sirven de aderezo se hacen una a una en el horno, que el helado es fresco del día o que el chocolate, puro al 70%, también es artesano. Incluso la leche del helado de yogur es especial. Se trata del producto de un tipo de oveja concreto criado de forma ecológica. Además, al formato de presentación tradicional añaden otro más, el panet, una especie de bollo dulce que después de pasar por una plancha (que lo sella) se come frío por dentro y caliente por fuera.

La tienda de Rocambolesc en Madrid.
La tienda de Rocambolesc en Madrid.

Los polos, como este de la mano del rey, se guardan en cajitas. En este formato se fabrican también un helado réplica de la nariz de Jordi Roca, uno llamado Helado Oscuro, inspirado en Stars Wars, o los modelos particulares de cada ciudad, por ejemplo, el oso y madroño para Madrid, el culo de la leona para Girona o un polo helado con la figura de Andrés Velencoso (el Velencoco). Todos los helados, a pruebas de intolerancias, están inspirados en postres que se sirven en Can Roca. Por ejemplo el de manzana asada, inspirado en la manzana de feria. “Son composiciones inspiradas en los postres del Celler, pero con sentido del humor”, cuenta Roca.

“En Rocambolesc somos expertos en maridar helados. Cada pequeña cosa, desde la almendra, al chocolate, las frutas o las nubes, así como el packaging están cuidados para seguir siendo artesanal. En cinco años de vida no hemos industrializado nada”, dice la responsable de la tienda madrileña. Detrás del concepto y el diseño está Alex Canosa. “Es quien le da forma a los moldes que imaginamos juntos. Es un auténtico crack. Y los diseños siempre nacen entre risas. Tiene que ser así, no hay otra manera”, añade Jordi Roca.

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