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Los mejores viajes para amantes de la fotografía

Los circuitos fotográficos ganan adeptos y cuentan con agencias especializadas que ofrecen destinos exóticos y fotogénicos acompañados de profesionales de la imagen

Caravana de camellos en el desierto del Sáhara (Marruecos).
Caravana de camellos en el desierto del Sáhara (Marruecos).Guadalupe Muñoz (Agencia Phototravel)

Fui a Marsella. Una pequeña renta me permitía costearme los gastos y trabajé con entusiasmo. Acababa de descubrir la Leica. Se transformó en la extensión de mis ojos y nunca me he separado de ella desde entonces. Merodeaba por las calles todo el día, tenso y preparado para brincar, resuelto a atrapar la vida, a preservarla en el acto de vivir. Ante todo, ansiaba apresar en los confines de una sola fotografía toda la esencia de alguna situación que estuviera desarrollándose frente a mis ojos.”. Así describía Henri Cartier-Bresson el oficio de fotógrafo, el arte de mirar a través de una cámara sumado al entusiasmo de encontrarse en un lugar desconocido, de ver el mundo de siempre desde la perspectiva de un decorado diferente por el que circulan personajes inéditos.

Registrar lo que nos ofrece un viaje es casi un deber para la gran mayoría; pero mientras para unos es solo una tarea más del arte de viajar, otros lo convierten en el eje principal de su aventura. Joan Dalmau, de Barcelona, mecánico y aficionado a la fotografía, siempre se desplaza con su cámara. Su idea de visitar otros lugares va irremediablemente unida a su afición por inmortalizarlos. Ha visitado ya varios destinos con la agencia barcelonesa Artisal Travel Photography, entre los que están Cuba, India, Islandia o Pripyat, la ciudad más cercana a Chernobyl, y uno de los lugares que más le han impresionado. “Produce una sensación de desasosiego muy impactante. Es la inmortalización del desastre -objetos congelados en ese preciso instante-, pero también de ese sentimiento apocalíptico que vive con nosotros”, cuenta Joan.

Parque de atracciones en Pripyat, cerca de la central de Chernóbil (Ucrania).
Parque de atracciones en Pripyat, cerca de la central de Chernóbil (Ucrania).Joan Dalmau (Artisal Travel Photography)

La mayoría de los que viajan con este fin tienen, como los fotógrafos, sus temáticas favoritas. Las de Dalmau son los paisajes con huella humana y los retratos. “Me gusta hablar con la gente y, como trabajo con gran angular, tengo que estar cerca para que la foto salga bien”. Una consigna que ya había apuntado Robert Capa: “si tus fotografías no son buenas es porque no te acercaste lo suficiente”.

Artisal Travel Photography nació hace ocho años, de la mano de Artur Isal y Ruth Estellers, y en sus viajes siempre hay un fotógrafo profesional, especializado en el país de destino, que hace de guía y da soporte técnico y moral a los viajeros, que suelen formar grupos de entre tres y ocho personas. “Acabamos siendo una gran familia”, dice Isal, “y la gente suele repetir porque, además, tenemos rutas alternativas, pensadas y creadas para nosotros. Tratamos por todos los medios de constituir un grupo lo menos contaminante posible, a nivel visual. En el polo opuesto al de los turistas japoneses. Y, por supuesto, si se trata de fotografía antropológica o costumbrista, tratamos de ser humildes, molestar lo menos posible y pedir siempre permiso para sacar un retrato”.

Los destinos estrella de Artisal son Cuba, India, Japón, Estados Unidos, Etiopía, Sri Lanka y Madagascar, y los precios de sus rutas varían hasta un máximo de 2.500 € (sin vuelo) para una estancia de 15 días a la patria de los lémures, uno de sus viajes más caros.

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Del valle de Ambroz a los suburbios londinenses

La agencia Phototravel, en Madrid, está también especializada en este tipo de viajes. Según Gonzalo Sáenz de Santamaría, su director, “buscamos lugares al margen de la cultura occidental, con un especial interés socio cultural, porque creemos que una buena foto debe ser algo más que una imagen estéticamente bella, debe tener un cierto contenido. Pero en la elección de los destinos influyen también nuestros viajeros. Este año, por ejemplo, incorporamos Birmania por petición popular”.

Estación de tren en Varanasi (India).
Estación de tren en Varanasi (India).Fernando Esteban (Agencia Phototravel)

Fernando Esteban, profesor de Torrelavega (Cantabria) ha viajado varias veces con Phototravel a India, uno de sus lugares favoritos, “es el país más fotogénico que conozco, cualquier escena es una foto. La intensidad de los colores, la gente. India es como un gran museo humano”. Visitar el país de los maharajás con esta agencia ronda los 795 euros (11 días), mientras que Marruecos sale por 474 euros (en ambos casos sin vuelo). Los destinos nacionales se reducen, en Phototravel, a escapadas de fin de semana. Entre ellas, los cerezos en flor del Valle del Ambroz, en Cáceres, (75 euros) o recorrer la parte más desconocida y curiosa de Sevilla (90 euros), e ambos casos con hotel y desayuno incluidos.

La agencia, según Sáenz de Santamaría, “huye de los circuitos turísticos. Nos desplazamos, siempre que podemos, en transporte público y trabajamos con negocios, hoteles y gente local. En el desierto del Sáhara nuestros guías son bereberes, vamos en camello y dormimos en jaimas”.

Vista del 'skyline' de Londres al atardecer.
Vista del 'skyline' de Londres al atardecer.Matt Gibson (Getty)

Las grandes urbes son también lugares pintorescos, laboratorios en los que se pone a prueba la resistencia humana, escaparates de las luces y sombras de la civilización. Londres es el eje de Hairy Goat, agencia que organiza tours fotográficos por la ciudad del Támesis con temática variada. En ellos se mezclan la historia con enclaves desconocidos y misteriosos, perfectos para retratar de forma diferente esta metrópolis que rezuma tópicos. Según Corinna, fundadora y alma de la agencia, el valor fotográfico de la capital inglesa reside en que “es dinámica, cambia constantemente, mezcla lo viejo y lo nuevo, está llena de gente procedente de todos los caminos de la vida y tolera bastante bien a los fotógrafos”. La carta de Hairy Goat incluye delicias como los Mistery Tours (58 euros) o los Nights Tours (98 euros), aunque también cuentan con rutas personalizadas y privadas, con la asistencia de un fotógrafo profesional (301 euros).

Para bolsillos pudientes y almas sibaritas

Antiguamente viajar era una afición para ricos, para personas con abundante tiempo libre o para expedicionarios sibaritas que convertían la tarea de desplazarse por el mundo en todo un arte de cuidada estética. La naviera de lujo Silversea recrea de alguna forma aquel mundo en sus Silversea Expeditions, cruceros fotográficos pensados especialmente para los que no salen de casa sin su cámara. Según Tina Kirfel, directora de la firma en Europa, Oriente Medio y África, “el criterio de elección de los destinos se basa en localizar los paisajes más pintorescos, la máxima expresión de belleza que la naturaleza pueda ofrecernos sin olvidar el interés cultural y de ocio de los lugares a visitar”.

Un crucero de Silversea en Castle Bay, en Alaska.
Un crucero de Silversea en Castle Bay, en Alaska.silversea.com

Las cuatro rutas que ofrece esta compañía a los aficionados a la cámara van desde un viaje de 14 días por las indias occidentales (India y Tailandia), con clases de yoga incluidas, hasta recorrer las costas de Alaska fotografiando osos, pingüinos y ballenas, un crucero por la costa occidental africana y otro por el lejano oriente ruso, zarpando desde Otaru (Japón). Los precios para desplazamientos de entre 14 y 18 días van desde los 10.000 a los 20.000 euros por persona pero, además, hay que reservar con la mayor antelación posible ya que algunas rutas están muy demandadas.

Cuando no se está fotografiando el terreno en el exterior del barco, la vida a bordo es digna de un hotel de cinco estrellas, con servicio de mayordomo, sábanas de hilo, baños de mármol o carta de almohadas. Pero en este tipo de viajes se realizan también talleres y ponencias de fotografía. Según Kirfel, “en todas nuestras expediciones incluimos a expertos fotógrafos, como la neozelandesa Aliscia Young o el brasileño Bruno Cazarini. Ellos acompañan a los viajeros a tomar fotos, les dan consejos sobre el terreno, de vuelta a bordo, les ayudan a revisar y editar el material”.

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