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La música de los canales de Ámsterdam

La capital holandesa disfruta del 12 al 20 de agosto de la gran cita cultural del verano, el Grachtenfestival, a orillas de su laberinto navegable

Isabel Ferrer
Una de las actuaciones de la última edición del Grachtenfestival, en uno de los canales de Ámsterdam.
Una de las actuaciones de la última edición del Grachtenfestival, en uno de los canales de Ámsterdam.

¿A qué suenan los canales de Ámsterdam? En agosto, a música clásica. El espectáculo que los llena de vida, el Grachtenfestival, es uno de los acontecimientos culturales del verano en la capital holandesa. Diez días (entre el 12 y el 21) dedicados a promover a intérpretes jóvenes, y a seducir a los más pequeños, a base de conciertos y recitales ejecutados en pontones y barcazas sobre el agua. También en lugares con gran valor arquitectónico, cultural e histórico, que llegan a reunir hasta 60.000 personas alrededor de la ciudad.

El festival debutó en 1998 y es ya uno de los podios más importantes para los talentos musicales que empiezan a afianzarse en el mundo de la clásica. Igualmente, es uno de los encuentros más abiertos al público, que asiste gratis, o por un precio simbólico, en escenarios tan diversos como los salones de las casas erigidas por los ricos comerciantes del Siglo de Oro, hoteles modernos o la legendaria sala Concertgebouw. Pero en escenarios tan peculiares como la plaza de un centro comercial (Buikslotermeerplein) levantado sobre un pólder, la tierra ganada al mar, al norte de Ámsterdam; un pabellón de la estación central de ferrocarril (Koninklije Wachtkamer) utilizado en el siglo XIX por la familia real holandesa cuando esperaba el tren; la iglesia del Oeste (Westerkerk), cercana a la Casa de Ana Frank, o el parque Beatrixpark, creado entre 1936 y 1938, que pasó de un diseño a la inglesa –con un pequeño lago– a otro más funcional, y se encuentra junto al equivalente a la Feria de Muestras (RAI).

Insólitos escenarios

Hay otros decorados insólitos, como una península en el puerto de la capital, denominada Marineterrein. Desde allí salían los barcos que convirtieron a Holanda en una nación comercial y navegante, y acoge ahora toda clase de actividades. O la nave utilizada en 1885 para purificar el gas en grandes calderas en el complejo de una antigua fábrica (Westergasfabriek).

Barcas en el canal de Prinsengracht, en Ámsterdam, durante el Grachtenfestival.
Barcas en el canal de Prinsengracht, en Ámsterdam, durante el Grachtenfestival.Merten Snijders (Getty)

En esta última, la soprano australiana Alexandra Flood, y el tenor italiano Alessandro Scotto di Lucio, interpretarán Traviata remixed. Es la historia de Violeta, la cortesana enamorada del rico Alfredo, que muere de tuberculosis sin poder disfrutar de su pasión. La Dama de las Camelias en una nave industrial renovada con maestría y con el público a su alrededor. El remix del título se debe a la versión de la música de Verdi efectuada por el compositor Moritz Eggert, “que incluye influencias electrónicas”. Por el contrario, el dúo Beth & Flo, formado por las pianistas Elsbet Remijn y Claudette Verhulst, ofrecerán un concierto para los peques. Obras sin revisar de Saint-Saëns, Schumann y Brahms, y canciones para entonar a coro, en el Compagnietheater. Una antigua iglesia construida en 1793, y transformada en teatro en 1994 por el famoso estudio de arquitectos Mecanoo.

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La lista de actuaciones incluye, entro otros, al violinista de 13 años Menno Verloop, y el Ensemble Latoen. Con diez metales y un percusionista, el conjunto llenará con La Música para los Fuegos Artificiales, de Händel, el Beatrixpark. Y también el grupo Bach in the Bagger, que llevan al compositor alemán por el mundo. En Ámsterdam, lo interpretarán en la Vuurtoreneiland, una pequeña isla con un faro a la que se accede con un ferri. Casi al final, el sábado 20 de agosto, un concierto nocturno en las aguas el Prinsegracht, convertirá uno de los canales señoriales de la capital holandesa en la mayor sala del mundo. La mezzosoprano sueca Ann Hallenberg, acompañada por la orquesta Il Pomo d´Oro, cantará frente a miles de personas asomadas a puentes, orillas y ventanas, o bien apostadas en embarcaciones de todo tipo. La actuación es televisada en directo y puede seguirse por la radio. El programa, con canciones del siglo XVIII, cerrará con otra más popular.

La tradición marca que todos los espectadores canten a coro el vals En los canales de Ámsterdam, una oda compuesta en 1949 por el holandés Pieter Goemans, que no encontró nada más bello que ser uno de sus vecinos. Un Amsterdammer.

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