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Pisto de Casablanca

La cantaora Lole Montoya recuerda sus viajes a la ciudad marroquí, donde le encanta visitar el zoco y comer platos típicos como el 'harira', una sopa sopa de carne, legumbres y tomate

La cantaora Lole Montoya.
La cantaora Lole Montoya.

La cantaora Lole Montoya, madre de la también cantante Alba Molina, sigue en activo tras cuatro décadas en los escenarios. Sus últimos recitales son homenaje al que fue su pareja vital y artística durante años, Manuel Molina, fallecido en 2015, con quien formó el dúo Lole y Manuel (Quentin Tarantino utilizó su canción Tu mirar en Kill Bill 2). Aquí nos habla de una de sus ciudades favoritas.

¿Cuál es ese lugar al que siempre quiere volver?

Es Casablanca, en Marruecos. He ido a trabajar, a cantar con la orquesta marroquí El Hilal. He estado varias veces y más que iré.

Entonces, allí hace vida coti­diana…

Sí. Suelo ir a ensayar al conservatorio de la ciudad, me presentan a bailarinas y a jóvenes músicos y me invitan a escucharlos en directo. Yo en esos casos voy como espectadora, claro.

¿Se refiere a orquestas y conservatorios de música tradicional?

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En efecto. La orquesta El Hilal, con la que colaboro, es de instrumentos tradicionales marroquíes, como por ejemplo el kanun, que es de cuerda, parecido a una cítara. También tocan violines y laúdes, y la percusión es muy importante.

Y aparte de la música, ¿cómo transcurre su día a día allí?

Todos los días no ensayo, porque no están los músicos disponibles siempre. Por eso hago otros planes: he visitado también algunas playas y he ido mucho al zoco a comprar. Se encuentran mil cosas: trajecitos, alfombritas…, algún regalo siempre me llevo de allí. A veces también me gusta ir a tomar té con menta.

¿Y la comida? ¿Ha llegado a cocinar?

Qué va, siempre como fuera o en el hotel. Me encantan las salsas de berenjenas y garbanzos de Marruecos, y un pisto que ellos hacen y al que le ponen muchas especias. El sabor me recuerda al que cocinaban unas tías mías, por ejemplo la Chacha María, y también mi abuela. Otro plato marroquí que me gusta es esa sopa de carne, legumbres y tomate tan potente que se llama harira.

¿Y se animó a hacer alguna excursión por las afueras de Casablanca?

Yo suelo estar por el zoco y en el hotel donde me hospedo, que es una casa tradicional marroquí, con mucha ornamentación en bronce. También me gusta la arquitectura árabe, pero ya más lejos no me muevo.

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