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La belleza de la ingeniería

La arquitecta Carolina G. Vives aprendió sobre el urbanismo en paisajes áridos durante un viaje a Los Ángeles

La arquitecta Carolina González Vives.
La arquitecta Carolina González Vives.

Desde su estudio de arquitectura madrileño, Ojo de Pez, Carolina González Vives investiga cómo replantearse el urbanismo en paisajes áridos o que se están deteriorando por la escasez del agua. Para ello, ha explorado lugares que ya cuentan con experiencia al respecto, como varias zonas del este de Estados Unidos.

¿Cuál fue su cuartel general por allí?

Pasé varios meses en Los Ángeles con una beca de investigación sobre arquitectura y cambio climático. La ciudad fue construida en un territorio desértico, pero tiene buenas estructuras de abastecimiento de agua gracias a los acueductos, que la transportan desde una distancia de 700 kilómetros, como si en Madrid trajesen el agua de los Pirineos…

Y usted se animó a seguir la ruta del agua.

Sí, y la de la electricidad, pues vi varios tramos de la infraestructura de intercambio energético, la Pacific Intertie. Recorre la Costa Oeste de norte a sur, unos 1.400 kilómetros. Son obras de ingeniería increíbles, emblemas de la cultura del siglo XX.

¿Podríamos hablar entonces de turismo industrial?

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Pero también paisajístico, con unos vacíos sobrecogedores en zonas desérticas. El acueducto que abastece a Los Ángeles se construyó en 1913, funciona por gravedad y aprovecha los desniveles. Es como un río apoyado en el suelo con un canal de hormigón; una línea de agua azul en un paisaje ocre. En cambio, el tendido eléctrico traza una línea recta y se encuentra con estas grandes acequias en distintos puntos de su recorrido. Después está el otro acueducto, el del río Colorado.

Usted sabe encontrarle encanto a los acueductos…

En efecto. Este es completamente distinto, no funciona por gravedad sino por bombeo. Las estaciones de bombeo impulsan el agua montaña arriba. Un prodigio tecnológico.

¿Se topó con otros viajeros por allí?

El hito de la zona es la presa Hoover [Hoover Dam], a 48 kilómetros de Las Vegas, y en ella sí que nos juntamos gente de todo tipo: fotógrafos, personas interesadas por el paisaje… La presa es un monumento a la tecnología, con su muro altísimo de más de 100 metros. Tienen un restaurante dentro; es una atracción de primer orden.

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