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Donde Londres se pone elegante

Cuatro locales londinenses con una puesta en escena exquisita y un paseo por Fournier Street

Barra de Berners Tavern, en el hotel London Edition, en Londres.
Barra de Berners Tavern, en el hotel London Edition, en Londres.Nikolas Koenig

Londres ha sido y es epicentro de tendencias, de los hipsters a los lumbersexuales pero también es una de las ciudades que más dinero mueve en el mundo. Por eso, los establecimientos elegantes y suntuosos permanecen, se reciclan y, en algunos casos, se abren a un público más variado. Algunos de los hoteles londinenses más espectaculares han escogido tener un bar abierto para todos los públicos. En este tipo de establecimientos se puede tomar un cóctel o un café, comer o picar algo. ¿Y el precio? Salvo que planees un atracón de platos con estrella Michelin o pedir combinados como si fueran cañas, los precios son más o menos los mismos que cualquier local de moda en Londres. ¿La diferencia? Un servicio exquisito sin florituras.

Ofrecemos una una breve selección de establecimientos en los que disfrutar como un maharajá en la capital británica y un paseo por una pequeña y elegante calle de Londres cargada de historia.

Berners Tavern

Entrada principal al hotel London Edition. en Londres.
Entrada principal al hotel London Edition. en Londres.N. Koenig

Mires donde mires este local es, sencillamente, impresionante. Elegancia sin estridencias y una atención impecable. Berners Tavern (10 Berners Street) es el bar del hotel London Edition, a tiro de piedra de Oxford Circus y uno de los mejores de la capital. Tiene una carta para casi todos los bolsillos: desayunos, almuerzos hamburguesas, menú del día (en torno a 40 euros), picoteo y, por supuesto, los platos de su afamado chef con estrella Michelin, Jason Atherton.

Abre desde muy temprano hasta bien entrada la noche y cuando cae el sol se convierte en un bar donde cenar o tomar una copa, en el que se puede conversar –aunque haya música de fondo– y cuya iluminación está perfectamente estudiada para pasar una velada agradable. Tanto que te puedes encontrar desde a la modelo Kate Moss como a un grupo de amigos tatuados hasta las orejas.

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Opium

A la mesa del bar Opium, en Chinatown, Londres.
A la mesa del bar Opium, en Chinatown, Londres.

Situado justo en el corazón de Chinatown, la entrada a este bar no puede ser más misteriosa. Su nombre figura en una pequeña e imperceptible placa al lado de una puerta color verde jade, con un portero tipo armario y sombrero de copa incluido. El nombre de este bar también está la pista de lo que nos vamos a encontrar: flanqueada la puerta (y el portero), el tiempo retrocede hasta los años 30 en Shanghái. Hay que subir unos cuatro pisos por unas escaleras de madera con puertas a los lados –mejor no preguntar a dónde dan– hasta llegar a bar no demasiado grande, pero decorado exquisitamente y en el que preparan un fabuloso dim sum (almuerzo chino) a cualquier hora.

Opium (15-16 Gerrard Street) está divido en estancias, incluida una habitación llamada Peony donde hay una barra separada. Sirven muy buenos cócteles y el ambiente logra que los clientes puedan comprender perfectamente por qué Shanghái era considerada en aquella época como la París de Oriente.

Paseo por Fournier Street

A pesar de su aspecto sencillo, incluso un tanto sobrio, Fournier Street conserva casi intacto la elegancia de las primeras construcciones georgianas. Los edificios de ladrillo de bonitas puertas y contraventanas de madera fueron levantados en las primeras décadas del siglo XVIII para los hugonotes y sus familias. Esta rica comunidad protestante, que salió huyendo de Francia por su religión, se había instalado en Spitafields, donde se dedicaron al comercio de la seda. Cuando el negocio empezó a declinar fueron desapareciendo y en la zona se instalaron judíos procedentes del este de Europa. Actualmente, los vecinos de Fournier street, justo en frente del mercado de Spitafields, conviven con la comunidad bangladesí de Brick Lane y toda la modernez del East London.

Ten Bells Pub, en Fournier Street, en Londres.
Ten Bells Pub, en Fournier Street, en Londres.Alen MacWeeney/CORBIS

En la esquina se encuentra el pub Ten Bells, conocido porque se cree que algunas de las víctimas de Jack el Destripador pasaron cerca antes de pasar a mejor vida. Justo al lado, en el número 5, se encuentra la preciosa tienda de antigüedades Town House, propiedad de la anticuaria Fiona Atkins. Esta coleccionista compró la casa entera y la renovó conservando el más puro estilo georgiano. La tienda tiene un café en el sótano. Posiblemente, el café con tartas caseras más acogedor de toda la ciudad. Una joya.

Scarfes Bar

Inspirado en lo que sería un club privado de caballeros, al más puro estilo inglés, Scarfes (252 High Holborn) es un bar para sibaritas del buen beber. La carta de licores tiene casi tantas páginas como la Biblia, con rarezas para los amantes de whisky y, sobre todo, de la ginebra (incluidas una par de referencias españolas). La lista de cócteles también es espectacular. Hay que dejarse aconsejar una vez explicadas las preferencias propias, y, si no te arreglas con el inglés, no hay problema: la mayoría de los buenos locales cuentan con algún hispanohablante. Scarfes también.

Scarfaces, bar del hotel Rosewood, en Londres.
Scarfaces, bar del hotel Rosewood, en Londres.

Precioso y acogedor, con chimenea incluida, Scarfaces puede parecer sobrio y algo masculino, pero todo el servicio es increíblemente joven, funky y sobradamente preparado. El famoso caricaturista londinense Gerald Scarfe donó su colección de dibujos satíricos al local que lleva su nombre, que es también el bar de uno de los hoteles de lujo más importante de la ciudad: The Rosewood Hotel. Así, en las paredes de Scarfes cuelgan lienzos originales del artista, donde se pueden ver divertidas caricaturas de políticos y famosos británicos e internacionales. Entre lienzo y lienzo también verás estanterías con más de mil libros antiguos, adquiridos en su mayoría en el mercado de Portobello. Para verlo todo con mayor claridad es mejor visitar el bar durante el día. El menú a la hora del almuerzo incluye deliciosos curries y kebabs del joven chef indio Palash Mitra, y por la noche siempre se puede picar algo o incluso pedir una hamburguesa.

Hacia las nueve de la noche siempre hay un grupo de jazz o soul para amenizar la velada y los domingos toca cabaré. No se puede pedir más.

The Gilbert Scott

The Gilbert Scott Bar, en Londres.
The Gilbert Scott Bar, en Londres.

No se trata solo de un bar o un restaurante, sino de todo lo que rodea al cliente hasta llegar a The Gilbert Scott, ubicado dentro de la estación de St Pancras –actualmente The Renaissance Hotel–, al lado de Kings Cross Station. Esta enorme fantasía gótica de ladrillo rojo, llena de capiteles, gárgolas y espirales fue construido bajo el mando de su creador, el arquitecto victoriano, Gilbert Scott. Aunque no sea necesario, ya que hay otra entrada, merece la pena acceder por la puerta principal del hotel y cruzar el majestuoso vestíbulo antes de bajar las escaleras para llegar al local. Cualquier pieza de mobiliario, lámpara, mosaico, espejo e incluso el suelo resulta una delicia visual; desde que entras hasta que te sientas.

The Gilbert Scott (Euston Road) tiene dos partes diferenciadas: el restaurante, bajo la batuta del famoso chef británico Marcus Wareing, y el bar. El comedor cuenta con un menú de tres platos, además de la carta, que incluye lo mejor de la nueva cocina británica. El bar, dónde se puede tomar desde una copa (excelente carta de cócteles) hasta un afternoon tea (té con pastelillos dulces y salados) rodeados de espectaculares mosaicos y enormes lámparas en forma de campana.

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