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Nochevieja en Roma

La escritora Marta Sanz se escapó a la capital de Italia para vivir un fin de año diferente

La escritora Marta Sanz.
La escritora Marta Sanz.

La escritora, que ha ganado el premio Herralde de novela con una sátira del mundo del espectáculo en España titulada Farándula (Anagrama), no suele inspirarse en tierras lejanas para sus novelas. Al contrario, he encontrado material en la ciudad donde vive, Madrid, y el sitio donde nació, Benidorm, que da para mucho. Durante años, fue profesora de español para extranjeros y de ahí sacó buenos contactos viajeros.

Muy práctico eso.

Pues sí. Recuero un alumno italiano guapísimo que tuve, Andrea. Hace unos 20 años fuimos a pasar la Nochevieja a Roma con mis padres y mi marido y Andrea se encargó de todo. Nos buscó un hotel en Otaviano, nos presentó a su familia y nos hizo una cena magnífica. Fue un viaje bastante especial.

¿La primera vez en Roma?

Sí, lo primero que nos sorprendió es que cupieran monumentos tan grandes en espacios tan pequeños, como pasa con la famosa Fontana di Trevi, que no te puedes creer que esté allí. Conocimos todos los tópicos: el Panteón, el Foro Romano…pero luego el tal Andrea nos llevó también a ver sitios menos concurridos, como el barrio de San Orenzo, que está extramuros. Fuimos a comer a un sitio regentado por la típica señora mandona que te imaginas y a otro cerca del matadero a comer alcachofas y esas cosas de casquería que les encantan a los romanos. Yo no soy muy aficionada.

¿Y a las lentejas?, ¿las tomaron el día 31, a la italiana?

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Nos pusimos morados en un restaurante. Con el antipasto, la pasta, el pesce, los dulces…Luego fuimos al hotel y nos comimos las uvas en un cucurucho. Creo que simulamos las campanadas dando golpes en al pared.

¿Alguna decepción?

Quizá el Trastevere. Me pareció que aquella era una Bohemia un poco impostada.

¿Cogieron el vicio de pasar fuera la Nochevieja? Es una cosa que engancha.

No, pero sí que cogimos el vicio de volver mucho a Roma. De hecho, regresamos al año siguiente, esta vez con mucha más familia: tíos, primos...Nos alojábamos en un hotel minúsculo delante del Coliseo y creo que acabamos todos con una borrachera bastante mayúscula a base de limoncello.

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