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El baile de los ‘lipizzanos’ en Viena

La Escuela Española de Equitación, recién declarada patrimonio mundial, permite asistir a los entrenamientos de su exclusiva raza ecuestre

Picadero de la Escuela de Invierno, en Viena, de los arquitectos Johann Bernhardy Joseph Emanuel Fischer von Erlach.
Picadero de la Escuela de Invierno, en Viena, de los arquitectos Johann Bernhardy Joseph Emanuel Fischer von Erlach.Lois Lammerhuber / WienTourismus

Los mercados de navidad proliferan en Viena. Y lo cierto es que la ciudad se presta a ello. Aunque los habituales están en zonas como Freyung (Dominikanerbastei 8), con el tradicional Altwiener Christkindlmarkt, o en la Rathaus, nuevas mercados han ido apareciendo a lo largo y ancho de la ciudad. La última incorporación la tenemos entre la plaza de San Miguel (Michaelerplatz) y el Palacio Imperial (Hofburg). Claro que no todo son ponches (Punsch) o vinos calientes (Glühwein) su único atractivo.

En el centro de la plaza de San Miguel se pueden observar algunas de las ruinas romanas de la antigua Vindobona. Hacia el este, la Iglesia Católica de San Miguel. En la salida noroeste, el Kohlmark, una de las calles de compras más exclusivas de la ciudad, además de una delicia por la que pasear en invierno. En la esquina norte, el Café Griensteidl es uno de los grandes clásicos de Viena. Al suroeste, la magnífica fachada del Palacio Imperial. Y entre los puestos navideños no faltan los tradicionales Fiaker, los coches de caballos vieneses (50 euros por un recorrido de media hora). Tampoco debemos perdernos una de las grandes atracciones de la ciudad, la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule; Michaelerplatz 1), una de las instituciones más antiguas de Austria y recién declarada patrimonio mundial por la Unesco.

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La primera mención de la Escuela nos remonta a 1565 y su fundación corresponde al emperador Maximiliano II de Habsburgo, primo del rey Felipe II de España. En aquellos años, hablar de España o Austria era hablar de los Habsburgo y tanto en Viena como en Madrid lo mejor de la extensa dinastía familiar confluía. Maximiliano supo aprovechar las ventajas de las razas ecuestres criadas en la Península y fundó una escuela de doma clásica que hoy en día es la más antigua del mundo en su tipo, donde se cultiva y cuida la tradición renacentista de la alta escuela.

El complejo actual de la Escuela se encuadra, en parte, con el Hofburg y fue construido entre 1729 y 1735 por orden del emperador Carlos VI. Johann Bernhard Fischer von Erlach y su hijo, Joseph Emanuel, fueron los encargados de diseñar y construir este magnífico picadero, la Escuela de Invierno. Ambos arquitectos diseñaron y levantaron además buena parte de los edificios de la Viena imperial, como el Palacio de Schönbrunn, la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche) o la Biblioteca Nacional de Austria.

Jinetes y caballos de raza lipizzana durante un entrenamiento en la Escuela de Invierno.
Jinetes y caballos de raza lipizzana durante un entrenamiento en la Escuela de Invierno.L. Lammerhuber / WienTourismus

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Inaugurada en 1735, la Spanische Hofreitschule ofrece hoy en día (por 16 euros) visitas guiadas diarias que permiten observar de cerca los establos de los lipizzanos. La escuela usa en exclusiva los caballos de esta raza, cuyas raíces se encuentran en estirpes ibéricas, italianas y árabes. Robustos, musculosos, elegantes y de una exquisita piel blanca (aunque nacen negros), es la raza de cría orientada a la exhibición ecuestre más antigua de Europa. Los lipizzanos pueden verse en acción los sábados y domingos a las 11 de la mañana, donde caballos y jinetes ejecutan diferentes pasos de actuaciones de gala. Los precios varían según la fecha, oscilado entre los 23 euros en localidades de pie a los más de 200 de los asientos más exclusivos. Una alternativa interesante y económica (14 euros) son los ejercicios de entrenamiento matutinos entre semana –de 10 a 12–, con música clásica de fondo incluida: caballos y jinetes se preparan durante unos diez años antes de estar listos para las actuaciones gala. Por cierto, para quien acabe enamorándose de los lipizzanos, se pueden adoptarse o comprarse.

Más pistas para una escapada a Viena pichando aquí

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