_
_
_
_
_
Dormir
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

NH Palacio de Santa Marta, una historia confortable

Bóvedas del siglo XVI actualizadas en Trujillo (Extremadura)

Junto a la iglesia de San Martín, en pleno casco histórico de Trujillo, se encuentra el palacio que fue de Francisco de las Casas Bejarano, capitán de las tropas de Hernán Cortés durante la conquista de México. Iniciada por el claustro techado, en 1567, su fábrica es una de las obras cumbre del Renacimiento extremeño, sustentada sobre un zaguán con bóveda de aristas rebajadas que se mimetiza con la capilla cuadrada de las cocinas de El Escorial.

Puntuación: 7
Arquitectura7
Decoración5
Estado de conservación8
Confortabilidad7
Aseos6
Ambiente7
Desayuno7
Atención8
Tranquilidad7
Instalaciones6

Aunque la primera reforma severa aconteció en el siglo XVIII, no ha sido hasta principios de este milenio cuando el arquitecto Luis González Asensio fue llamado a convertirlo en un hotel de lujo para la marca Collection de la cadena NH. Tanto la fachada como la distribución interior de la escalera de piedra, algunas bóvedas y la cerrajería antigua han sido tocadas lo mínimo para afianzar su estructura formal. Lo demás responde a los cánones cercanos al minimalismo con que esta cadena española hizo su carta de presentación hace más de tres décadas.

Es cosa de atravesar el dintel renacentista para darse cuenta de la abrumadora modernización, si no despersonalización, de esta infraestructura turística. Claro que nada inquieta, nada desentona, nada produce repulsión sensorial. Una atmósfera suave y cartesiana tamiza el desencuentro con la historia, aunque no lo remedie. Los muros claros añaden luminosidad a un conjunto inicialmente sombrío. El mobiliario de madera de wengué y arce decapado aporta elegancia, seriedad. Óleos contemporáneos de Alicia Ibarra, André Marcus y Juan Diego Miguel infunden color, optimismo vacacional.

El tenor de las habitaciones obedece a los estándares NH, cómodo aunque impersonal, tranquilo si bien aburrido. A lo largo de tres plantas se distribuye medio centenar de espacios atiborrados de detalles seriados y servicios previsibles. Algunos con vistas al castillo, al estanque o a la piscina del hotel. Los superiores, equipados con albornoces y pantuflas de baño como los de cualquier NH Collection. Tres de ellos con acceso directo al exterior. Por un poco más merece la pena alojarse en la habitación Inca, bajo las bóvedas de crucería que resguardan los sueños enfundados en unas sábanas blancas, muy blancas.

Al día siguiente no decepciona la variedad del desayuno, así como ciertos aspectos de la bollería que parecen susurrarte al oído: cómeme. Si los amigos de la historia tienen en Trujillo un magnífico parador, los fieles a la enseña NH pueden vanagloriarse de estar hospedados en un hotel inspirado también en la historia con un plus actual de comodidad. Opciones hay para cada cual.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

{ "active": true, "code": "562640", "elementType": "offerExtension", "id": 8, "name": "TRUJILLO", "service": "tripadvisor" }

Una de las habitaciones del hotel.
Una de las habitaciones del hotel.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_