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Leopardos y jirafas en el parque Kruger

Recorrido de una semana por el interior de la gran reserva natural de Sudáfrica para ver animales salvajes

Recorrido en todoterreno por el interior del parque nacional Kruger, en Sudáfrica.
Recorrido en todoterreno por el interior del parque nacional Kruger, en Sudáfrica. David Lerouw Lascurain

El Parque Nacional Kruger se sitúa en el extremo nororiental de Sudáfrica y es, junto con Ciudad del Cabo, una de las joyas del país. Cada año cerca de millón y medio de turistas visitan el parque en busca de las codiciadas fotografías de los Big 5 (león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo). Sin embargo, debido a su enorme extensión y a que los principales accesos por carretera se encuentran en la zona Sur, en este maravilloso rincón de África aún es posible disfrutar del silencio, de la inmensidad de su paisaje, de las aparatosas tormentas en la sabana y, en definitiva, de la naturaleza en todo su esplendor.

Con un tamaño similar al de la provincia de Cáceres, el Kruger es orgullo nacional y junto con el Parque Nacional Limpopo, en Mozambique, y el de Gonarezhou, en Zimbabue, integra el parque transfronterizo del Gran Limpopo, uno de los mayores espacios protegidos del mundo. Proponemos recorrer las pistas y caminos del Kruger durante una semana, comenzando por el Sur, la zona más húmeda y rica en fauna (también en turistas), hasta llegar a la zona central.

Dentro del Kruger es posible alojarse en las reservas privadas y resorts de lujo situados en sus límites o en los campamentos, mucho más modestos y económicos, gestionados por el propio parque. Son sencillos pero están muy bien acondicionados, limpios y confortables. Muchos disponen de pequeñas tiendas y restaurantes e incluso pequeñas piscinas para darse un chapuzón y aliviar el asfixiante calor de las horas centrales del día. Una advertencia: por motivos de seguridad hay que regresar a los campamentos antes de las seis de la tarde, ya que cierran las compuertas de entrada.

Día 1: Johannesburgo - Berg En Dal

Salimos de Johannesburgo a las cinco para evitar los interminables atascos de esta gran ciudad. Una vez dejado atrás Pretoria bajo una fuerte tormenta, tomamos la N4 que nos lleva hacia Nelspruit y la frontera con Mozambique. La influencia del Índico se hace notoria ya que la temperatura y la humedad comienzan a subir y abundan los frutales y las plantaciones de bananas.

En lugar de entrar por la entrada más cercana a nuestro campamento, decidimos seguir unos kilómetros más allá, hasta Crocodile Bridge, en la frontera, para retroceder después ya dentro del parque siguiendo el cauce del río Crocodile hasta Malelane y nuestro destino, Berg-En-Dal. Nada más entrar en el parque y hasta la llegada a nuestro destino pudimos ver cebras, impalas, elefantes, jirafas… Y sorprende lo silenciosos que pueden ser estos enormes animales que aparecen y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. No podíamos esperar una mejor bienvenida.

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Día 2: Berg En Dal

Un leopardo observando en el parque nacional Kruger (Sudáfrica).
Un leopardo observando en el parque nacional Kruger (Sudáfrica).Hoberman Collection

Berg En Dal es un campamento situado en el extremo suroccidental del parque, en una de las pocas colinas que rodean esta gigantesca llanura sin fin, y su arquitectura de los años 70 y líneas duras recuerda al anterior régimen en Sudáfrica. Sin embargo, dispone de una buena piscina y de un mirador sobre una laguna a la que acuden los animales al atardecer.

Salimos temprano hacia Skukuza, el mayor campamento del Kruger a orillas del río Sabie. Es un placer conducir despacio, con las ventanillas bajadas, sin música ni ruidos que puedan molestar a la fauna y detenerse de tanto en tanto para contemplar el paisaje o sacar fotos. Uno entra en un estado casi meditativo que solo se rompe al contemplar a los fantásticos animales, entre ellos ¡un leopardo!

En el camino de regreso nos detenemos tras unos arbustos frente a una charca y de entre la maleza surge una manada de unos 20 elefantes corriendo hacia el agua para beber y jugar en el barro. Todo un espectáculo.

El día nos depara una sorpresa más. Ya de vuelta en Berg En Dal decidimos contratar un recorrido guiado al atardecer, que es cuando comienza la actividad en el parque. Pudimos contemplar cómo una manada de licaones o perros salvajes africanos se preparaba para cazar impalas cuando una elefanta, intentando mantenerlos alejados de los elefantes más jóvenes, atacó y persiguió a los perros.

Día 3: Berg En Dal – Tamboti

Salimos del parque nacional para recoger a nuestro tercer acompañante en el cercano aeropuerto internacional de Mpumalanga y en lugar de regresar por la misma entrada, decidimos entrar por Phabeni, más al norte. Podría decirse que esta parte del país es mucho más africana que la cosmopolita Ciudad del Cabo. Las casetas y chabolas se extienden por las laderas de las montañas sin ningún orden y la gente camina en los bordes de la carretera, donde surgen pequeños comercios informales aquí y allá.

Una jirafa junto a la carretera, en el parque Kruger (Sudáfrica).
Una jirafa junto a la carretera, en el parque Kruger (Sudáfrica).D. Lerouw Lascurain

De vuelta de nuevo en el parque, paramos en Skukuza para hacer unas compras y nos damos cuenta de que hemos cometido uno de los peores errores. A medida que se avanza hacia el norte, las distancias se agrandan. En esta parte del país oscurece muy rápido y teniendo en cuenta que la velocidad máxima dentro del parque es de 50 kilómetros por hora es imposible que lleguemos a Tamboti antes de las seis de la tarde. Montamos en el coche y salimos a toda prisa.

A pesar de que no tenemos tiempo para disfrutarla como es debido, la carretera que va desde Skukuza a Satara y Tamboti es espectacular. El paisaje se va haciendo más árido y se parece más a la sabana que uno está acostumbrado a ver en la tele. Y contemplar la vida salvaje al atardecer es todo un lujo, aunque haya sido por un descuido. Llegamos a Tamboti media hora después del cierre y afortunadamente el personal del campamento nos espera para abrir las puertas.

Día 4: Tamboti

Tamboti es un precioso campamento de tiendas de campaña a tres kilómetros del campamento Orpen. Las tiendas, totalmente equipadas, están situadas en un bosque junto al cauce seco de un río y tienen un aire nostálgico de principios del siglo XX. Uno no puede evitar recordar escenas de Memorias de África.

Después de la llegada un tanto apresurada, decidimos empezar el día fuerte con un recorrido guiado al amanecer… ¡a las 4.30! Sin embargo, no siempre la suerte acompaña y esta vez apenas podemos ver animales. Ya de día, decidimos visitar el campamento Satara, el segundo más grande del parque. El calor es asfixiante y decidimos regresar poco a poco a Orpen para darnos un chapuzón en la pequeña piscina y descansar. Esa tarde la sabana nos vuelve a regalar un tormentoso espectáculo de rayos y truenos y nos retiramos pronto a descansar.

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Día 5: Tamboti – Olifants

Más descansados y con mucha pena dejamos Tamboti para continuar rumbo norte hacia Olifants, nuestro último objetivo. Este bonito campamento, con chozas circulares que imitan el estilo tradicional africano, se encuentra en un alto a orillas del río homónimo. Las vistas sobre el cauce y la inmensa llanura son espectaculares.

Nada más llegar y sentarnos en la cafetería tuve la oportunidad de conocer a José, un simpático andaluz que trabaja para una de las compañías de energías renovables españolas con presencia en el sur de África. La comunidad española en Sudáfrica es muy pequeña así que siempre es un gusto poder intercambiar impresiones y soltar algún chiste con una cerveza.

Los días van pasando y aún no nos hemos encontrado con el rey de la sabana, a pesar de que los carteles en los que se marcan los puntos de avistamiento indican que estamos en su territorio. Esa tarde volvemos a salir con guía y, aunque se nos resisten, podemos contemplar un leopardo hembra con dos ejemplares jóvenes. Sorprendentemente, este es nuestro segundo encontronazo con los que probablemente sean los felinos más tímidos y difíciles de ver.

Un hipopótamo cruzando una pista en el Kruger, la gran reserva natural de Sudáfrica.
Un hipopótamo cruzando una pista en el Kruger, la gran reserva natural de Sudáfrica.Getty

Día 6: Olifants

Continuamos rumbo norte, hacia Letaba. Este campamento es totalmente diferente a los que hemos visto hasta ahora ya que la vegetación parece más subtropical y la sombra, junto con su piscina, hace de Letaba un campamento perfecto para refugiarse del calor.

Volvemos a Olifants para disparar nuestro último cartucho y contratar un recorrido guiado nocturno. Pero antes, la naturaleza nos tiene guardada una sorpresa más. Cenamos temprano en la misma cafetería en la que conocí a José, disfrutando de la puesta de sol y justo cuando se apaga el último rayo de sol, como si de una película de terror se tratara, cientos y cientos de murciélagos salieron disparados de los tejados para cazar. Alucinante.

En el último recorrido tampoco vimos leones, pero pudimos fotografiar un hipopótamo caminando por la carretera, contemplamos cómo un elefante pasaba a nuestro lado silenciosamente para perderse en la oscuridad o cómo un gigantesco cocodrilo descansaba junto al río. Quizás la vista más espectacular no fuera la de los animales. Cuando cruzábamos el puente sobre el Olifants nuestro guía paró los motores y apagó las luces del todoterreno para que disfrutáramos de otro espectáculo. Un cielo lleno de estrellas.

Día 7: Olifants – Johannesburgo – Ciudad del Cabo

Salimos del parque por Phalaborwa, en la provincia de Limpopo, para recorrer las vastas llanuras de camino a Pretoria y Johannesburgo. La ciudad nos recibe tal y como lo dejamos una semana antes, en medio de una tormenta en la que apenas se podía conducir.

Antes de salir de Ciudad del Cabo iniciamos el tratamiento para la malaria ya que el Kruger se encuentra en la zona de riesgo y compramos montones de repelentes para mosquitos. A pesar de todas las precauciones, regresamos a casa con una nueva enfermedad adictiva que hace que se erice la piel y uno sienta ganas de volver.

Algunos consejos prácticos

Cómo llegar
No hay vuelos directos entre España y Sudáfrica. Las compañías que vuelan con escalas son Air France, British Airways, Egypt Air, Emirates, KLM, Lufthansa, Turkish Airlines.

Desde Johannesburgo y Pretoria se puede tomar la N4 dirección Nelspruit y Maputo. La entrada más accesible es la de Malelane  (5-6 horas aproximadamente). Cerca del parque existen aeropuertos locales como el Mpumalanga International Airport y el Skukuza Airport.

Mejor época
Todo el año. La época de lluvias corresponde con el verano sudafricano, por lo que el paisaje en más verde pero aumenta la sensación de bochorno y es más difícil observar animales. Las tormentas eléctricas sobre la sabana son todo un espectáculo. En los meses de invierno el paisaje es menos vistoso, pero es más fácil contemplar la fauna entre la maleza.

Malaria
El Kruger entra dentro de la zona de riesgo de malaria, que aumenta al final de verano, cuando hay mayor humedad y, por lo tanto, más mosquitos. Es necesario llevar medicación y un buen repelente.

Ropa
Tonos suaves y, en invierno, ropa de abrigo.

Horarios
Las puertas del parque se abren entre las 5.30 y las 6.00, dependiendo del mes. Las puertas de los campamentos, entre las 4.30 am y las 6.00. Todas cierran entre las 17.30 y las 18.30, dependiendo de la época del año.

Comida
La mayor parte de los campamentos disponen de tiendas autoservicio y restaurante.

Precios
Habitaciones dobles y triples desde 75 euros noche (aproximadamente). Recorridos guiados: desde 20 euros por persona.

Información y reservas
reservations@sanparks.org y +27 12 428 9111

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