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¡Felicidades, Shakespeare!

El 450º aniversario del nacimiento del dramaturgo es la excusa perfecta para recorrer su villa natal, Stratford-upon-Avon, con sus teatros, sus cafés y sus coquetas calles

Un retrato shakespeariano frente a la casa natal del dramaturgo.
Un retrato shakespeariano frente a la casa natal del dramaturgo. Suzanne Plunkett

M ás inglesa imposible, la ciudad que vio nacer y morir a William Shakespeare (1564-1616) es la quintaesencia de lo que uno espera del medievo británico. De 25.000 habitantes, tiene casas blancas con entramados de madera y techos de paja, magníficos castillos e iglesias góticas, extensas superficies verdes, coffee and tea shops y pubs, muchos pubs.La semana pasada, con el 450º aniversario de su nacimiento —el 23 de abril—, arrancó un año de celebraciones por todo lo alto.

8.30 Desayuno en Hobson’s

Shakespeare nació en Henley Street (1), en una amplia casa que ha sido recuperada recreando con la máxima fidelidad detalles de la vida cotidiana del siglo XVII. Junto a ella se halla el Shakespeare Centre (2) (Henley St). “El mundo sería un lugar mucho más pobre sin la obra de William Shakespeare”, se lee en uno de los paneles de la exposición que analiza la obra del dramaturgo inglés. Henley Street es una de las arterias principales de Stratford-upon-Avon y forma parte de la decena de antiguas calles que prosperaron como mercado en la Edad Media. A pesar de las apariencias, tiene un trasfondo vibrante, con excelentes restaurantes y un entorno precioso para andar. Cerca de la casa de Shakespeare, Hobson’s Pastisseries (3) (1 Henley St.) tienta con irresistibles pasteles y convence a cualquiera para entrar a desayunar, a la espera de que abran las puertas del Shakespeare Centre a las 9.00.

Entrada de la iglesia de la Trinidad, donde está enterrado William Shakespeare.
Entrada de la iglesia de la Trinidad, donde está enterrado William Shakespeare.Suzanne Plunkett

10.00 Cinco edificios

El callejeo se impone tras esta primera aproximación al universo shakespeariano: Bridge Street y High Street, donde se halla la casa de otro eminente ciudadano de Stratford, John Harvard (4) (1607-1638), fundador de la universidad americana que lleva su nombre; en Chapel Street se visita otro de los cinco edificios relacionados con la vida de William Shakespeare, la Nash’s House & New Place (5). Aquí vivió Elisabeth, una de las hijas del escritor, y aquí decidió Shakespeare, en New Place, pasar sus últimos días. Si se tiene un poco de hambre, merece la pena detenerse en el agradable café de época de la casa. En Church Street (6) se extiende una hilera de preciosas casitas del siglo XVI, las Almshouses, construidas para albergar a personas necesitadas y que hoy, todavía, son el hogar de ancianos con pocos recursos.

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La ciudad se va volviendo verde cuando se toma Old Town —camino de la Holy Trinity Church (7)—, donde se halla otra casa vinculada a Shakespeare, la lujosa Hall’s Croft (8), en la que residió su hija Sussana. Al final de la calle despunta la silueta del templo gótico. Existen auténticos peregrinajes para rendir homenaje a la sepultura de Shakespeare situada en el presbiterio, donde el escritor yace junto a su esposa ante la atenta mirada de un busto policromado del dramaturgo que data de 1623.

JAVIER BELLOSO

12.00 Tres teatros

La picuda torre de la Holy Trinity se refleja en el río Avon. Allí empieza Southern Lane, el paseo fluvial que regresa hasta el centro de la ciudad y en el que se ubican las tres grandes instalaciones teatrales de la Royal Shakespeare Company. Para conocerlas bien merece la pena apuntarse a una de las rutas guiadas que organiza a diario la institución. Tres teatros de tamaño distinto y con distinta finalidad: el Courtyard Theatre (9), dedicado a las propuestas más innovadoras; el Swan Theatre (10), de aforo pequeño, apto para montajes cercanos, y el Royal Shakespeare Theatre (11), magnífico, en el que se ponen en escena las grandes obras shakespearianas (en estos momentos y hasta el 6 de septiembre está programado un fabuloso Enrique IV). Hora del almuerzo y varias opciones, desde el mismo restaurante del teatro, el Rooftop, situado en la tercera planta, moderno y con unas vistas magníficas sobre el río Avon; o el clásico Black Swan (Waterside), también llamado Dirty Duck (12), frecuentado por los actores de la RSC y de cuyas paredes cuelgan fotografías de famosos actores que han colaborado con la compañía. Otra propuesta es The Arden Hotel (13) (Waterside), con una magnífica terraza y comida excelente.

15.00 La torre y el río Avon

Para tomar las medidas de la ciudad y sus alrededores hay que subir a la torre del Royal Shakespeare Theatre, de 36 metros de altura. Forma parte de la última reconstrucción del teatro, inaugurada en 2010. La torre se inspira en la que tuvo el edificio victoriano original, que quedó casi totalmente destruido por un voraz incendio en 1926. El Avon lame el costado derecho de este edificio ecléctico; el bar de la planta baja y la cafetería art déco del primer piso disfrutan de la vista del río y de los jardines que lo flanquean. Los barcos lo surcan cerca del medieval Bridgefoot, a cuyo alrededor se hallan animados locales —The Lazy Cow (14) (Bridgefoot), con mesas junto al río— que abren desde la tarde hasta medianoche. Aquí también empieza el canal navegable que une Stratford con Birmingham.

Ambiente en las calles de Startford-upon-Avon durante la celebración del 450 aniversario del nacimiento de William Shakespeare.
Ambiente en las calles de Startford-upon-Avon durante la celebración del 450 aniversario del nacimiento de William Shakespeare.Suzanne Plunkett

17.00 La hora del té

Nos dirigimos a Sheep Street (15), la calle de los restaurantes, de los coffee shops y los establecimientos más a la última. Cordelia (31 Sheep St.) es buen ejemplo de ello, una tienda de ropa vintage regentada por dos simpatiquísimas mujeres dispuestas a contar que el edificio en el que se ubica la tienda fue construido en 1485 —“seguro que Shakespeare estuvo aquí”, bromean—. Ellas mismas nos indican que en Stratford hay que tomar un té en The Fourteas (24 Sheep St.), situado enfrente. Fourteas (juego de palabras con fourty’s) recrea la Inglaterra de los años cuarenta. La oferta de tés y pasteles caseros es excepcional, y sus camareras vestidas de época no tienen desperdicio. Muy cerca se halla una de las dos galerías de arte de la ciudad, la Whitewall Gallery (50 Sheep St.), atendida por Josephine, una madrileña encantada de mostrar su Stratford de adopción. Ella nos guía hasta el restaurante Loxley’s (3 Sheep St.), con interesantes propuestas culinarias que reinterpretan recetas tradicionales británicas. El Opposition Bistro (The Oppo, 13 Sheep St.), justo al lado, es otra más que recomendable opción.

Sheep Street comunica con Ely Street y el Antiques Centre (16) (60 Ely St.), una suerte de galería con más de 50 puestos repartidos en dos plantas, repleta de antigüedades y piezas de coleccionista donde hay que perderse buscando el objeto más peculiar o el más valioso.

19.00 A la luz de las velas

Una visita a Stratford no estaría completa sin asistir a una representación de la Royal Shakespeare Company (Waterside) en el Swan o en el Royal. ¿Y qué mejor que acabar una sesión teatral con un delicioso tentempié amenizado con música en directo? Nos dirigimos al Church Street Townhouse (17) 16 Church St.), un hotelito con 12 habitaciones, restaurante y bar de copas ubicado en un precioso edificio del siglo XVI. En una de sus mesitas, rodeados de penumbra, observamos grabados del Stratford-upon-Avon que vio nacer y morir a Shakespeare mientras disfrutamos de una cena a la luz de las velas.

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