Caramelos de violeta

Desde las paredes del comedor de desayunos saludan los gatos madrileños mientras que los huéspedes se deleitan con una ración de churros o se preparan un pan con mermelada de violeta. A la hora de la comida, el menú insiste en los sabores y productos madrileños, con unos callos o un típico cocido (que se prepara los miércoles y viernes). Y para acompañar, una caña madrileña o vinos locales de bodegas como Tagonius. Las habitaciones están tematizadas con murales castizos: la fuente de Neptuno, el estanque del Retiro, chulapos y chulapas de la verbena de la Paloma... En la tienda de souvenirs se pueden comprar caramelos de violeta. Los uniformes del personal lucen toques madrileños como los claveles bordados en las solapas de las chaquetas. Y el hilo musical está compuesto por canciones que, todas ellas, hacen referencia a Madrid, desde una zarzuela hasta una canción de Shakira. “Cuando la gente viaja, busca vivir experiencias. Y es lo que pretendemos ofrecer. Queremos que los huéspedes sientan Madrid en todo momento”, dice Manuel Ruiz Sotillo, el director del hotel Mayorazgo, que cumple ahora 50 años y lo celebra convertido en un hotel temático a un paso de la Gran Vía madrileña. Más castizo, imposible.