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Fin de semana

Logroño, de pinchos y vinos

La capital riojana invita a una ruta enológica, gastronómica y de música pop con el Actual Festival

Campo Viejo, obra del arquitecto Ignacio Quemada, en lo alto de un cerro testigo al noroeste de Logroño.
Campo Viejo, obra del arquitecto Ignacio Quemada, en lo alto de un cerro testigo al noroeste de Logroño.Andrés Campos

Logroño ya tenía bodegas y edificios muy modernos cuando Calatrava era un estudiante y Gehry un desconocido. Arquitectura y vino están muy bien, pero para venir en invierno tenemos dos excusas aún mejores: los pinchos hipercalóricos de la calle del Laurel y el festival de música y cine Actual, el más tempranero (del 2 al 6 de enero).

JAVIER BELLOSO

Arquitectura y viñedo

Como la norma hoy son las bodegas superllamativas, que se ven a tres pueblos de distancia, sorprende gratamente la modernidad sin pavoneos de la de Campo Viejo (Camino de Lapuebla, 50; www.campoviejo.com; 941 27 99 00), obra de Ignacio Quemada, que está en lo alto de una colina al noroeste de Logroño, mimetizada y soterrada bajo el viñedo, viendo toda la comarca sin ser vista. Que esté bajo tierra es bueno para el paisaje y también para la producción, porque la uva y el vino se mueven por gravedad y allá abajo hay una temperatura y una humedad óptimas. La sensación de quien desciende casi a tientas en la penumbra, a través de puertas gigantes y largas rampas, es la de adentrarse en una nave enterrada hace siglos por una civilización mucho más avanzada y pudorosa que la nuestra. Otra bodega que sorprende y que vale la pena visitar es la de Olarra (avenida de Mendavia, 30; www.grupobodegasolarra.com; 941 23 52 99), que ya en 1973 tenía a las afueras de Logroño un edificio en forma de i griega, diseñado por Juan Antonio Ridruejo, con la sala de barricas cubierta por 111 pirámides hexagonales. Por las mismas fechas, los logroñeses le encargaron su nuevo Ayuntamiento (avenida de la Paz, 11; www.logroño.es; 941 27 70 00) a Rafael Moneo. Ya eran modernos mucho antes que otros que hoy presumen de ello.

Escenarios

El que da primero, da dos veces. Imposible dar antes que Actual Festival, escenario de Culturas Contemporáneas (www.actualfestival.com), que se celebra la primera semana de enero. En el cartel de este año, Melendi, Duncan Dhu, Bebe, Juan Perro & La Zarabanda, Love of Lesbian… Cinco días de música, cine, teatro, danza, exposiciones y más música (la Guerra de Bandas), en un ambiente que los universitarios de vacaciones calientan a temperaturas difíciles de creer en enero. El viajero con inquietudes culturales aprovechará también para visitar el Museo de la Rioja (plaza de San Agustín s/n; 941 29 12 59), recién reformado y ampliado.

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Los bares de la calle del Laurel, en Logroño.
Los bares de la calle del Laurel, en Logroño.Andrés Campos

La calle del Laurel

Nadie la llama así en Logroño. Solo los forasteros, a los que les hace ilusión decir que han estado alternando en una calle, la del Laurel, de la que todo el mundo sale trompa y a cuatro patas. La verdad es que poca gente pide aquí zumo de naranja, ni otro vino que no sea Rioja. Hay 58 bares, uno detrás de otro, cada cual con su pincho estrella: champis, migas, embuchados, matrimonios, zapatillas de jamón, orejas, morros, bravas, rotos, cojonudos, tíos Agus, zorropitos... Salvo que vayamos a meternos todos (es una posibilidad, desde luego), conviene que nos hagamos un croquis mental previo visitando la web oficial de la calle del Laurel (www.callelaurel.org). Para un picoteo más sofisticado, está Tondeluna (Muro de la Mata, 9; www.tondeluna.com; 941 23 64 25), el gastrobar de Francis Paniego y su mujer Luisa Barrachina, diseñado por el estudio de arquitectura Picado / De Blas. Un discípulo de Paniego, Ramón Piñeiro, montó en 2012 La Cocina de Ramón (www.lacocinaderamon.es; 941 28 98 08), en la céntrica calle de los Portales, donde elabora platos con un punto creativo (no demasiado exagerado) y con los mejores productos, que escoge cada mañana en el cercano mercado de San Blas (www.eabastos.com). Otro lugar para ir a comer, y también a catar vinos y a dormir, es a La Finca de los Arandinos (en Entrena, a 14 kilómetros de Logroño; www.fincadelosarandinos.com; 941 44 61 26), bodega-hotel-restaurante-spa con grandes ventanales abiertos a los viñedos y a la sierra de Moncalvillo. Las habitaciones fueron diseñadas por David Delfín y destaca la alta cocina del restaurante Tierra.

Botas y cerámica

El que no se ha modernizado nada, ni falta que hace, es Félix Barbero, botero artesano de cuarta generación en su tienda y taller de la calle de Sagasta: Botas Rioja (http://botasrioja.artesaniadelarioja.org). No tiene tienda online porque, una vez que la puso, unos canadienses le pidieron 15.000 botas de golpe y no era plan. Otra artesanía que sigue bien viva por estos pagos es la de la cerámica. En Navarrete, a 12 kilómetros de Logroño, hay 11 alfarerías, nada menos. Donde más autocares paran es en Alfarería Naharro (www.alfarerianaharro.com; 941 44 01 57). Ver al veterano Antonio Naharro haciendo cacharros en el torno es como ver un volcán escupiendo pellas de lava: uno no se cansa nunca de mirarlo. Tampoco es nada aburrido darse un garbeo a caballo con Katharine, la dueña del Centro Hípico Navarrete (www.hipicanavarrete.com; 617 35 48 73).

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