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Concierto en una tienda de discos en Cambridge

A diez minutos de Harvard, Weirdo Records presenta todos los lunes alguna banda experimental

Un momento de concierto en Weirdo Records.
Un momento de concierto en Weirdo Records.Carlos Betriu

En pleno auge del concierto, el cantante de Funeral Cone, un grupo punk de Cambridge, Massachusetts, se sube a una improvisada escalera de madera y se abalanza sobre el bajo del grupo. Caída esperpéntica con el cable del micro rodeado al cuello. Todos bien. La música sigue y el punk, pese a altibajos, nunca muere. Los asistentes, a su vez, mueven la cabeza arriba y abajo en armonía con el grupo.

La música suena a todo volumen gracias al ímpetu de la banda y a los cuatro altavoces, apilados uno encima del otro. Están a medio acorde de precipitarse sobre el guitarra y la teclista de cresta platino. El batería es el único que está seguro en un local de apenas 25 metros cuadrados. El resto, el público. Poco más de 10 curiosos, temerarios y colegas de la banda. Un concierto íntimo.

Y así, como cada lunes, la tienda de discos Weirdo Records da cobijo a alguna banda experimental para que toque en directo por espacio de una hora. No más, que si no volvería la policía para poner orden a petición de algún vecino con ganas de dormir. “Ha pasado”, recuerda Angela Sawyer, propietaria del local, que acaba de llegar de pinchar por Europa.

Ella misma explica que los conciertos de los lunes vieron la luz al poco tiempo de abrir la tienda, en 2009, y sostiene que son una manera “cercana y gratuita” de conocer a bandas experimentales. “Además es fácil llenar el local”, bromea.

Una vez ahí, que uno no espere encontrar los últimos éxitos en ventas. Weirdo Records es una tienda de música no convencional en la que se venden -y compran- reliquias, rarezas y piezas de segunda mano de géneros como free jazz, música electrónica, contemporánea y experimental. Si hablamos de bandas serían: Captain Beefheart, John Cage, Sun Ra -decía venir de Saturno- o bandas actuales como Wolf Eyes.

Removiendo material, uno puede hallar presencia catalana entre los discos. Concretamente, un ejemplar -editado pero el sello leridano Guerssen- de Grup Estel, banda psicodélica de los 70 que hizo una particular adaptación psicotrópica de villancicos catalanes.

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Una visita al lugar y un par de preguntas a Angela servirán para profundizar sobre la copiosa escena musical de la ciudad. Boston, con tantos colegios, universidades -Berklee, recordemos- adolescentes y nerds (raros), da pie a la formación de numerosas bandas que prueban con géneros experimentales. Al salir, uno puede hacerse con un ejemplar de Vice o del Boston Compass, un diario underground con las últimas movidas del Greater Boston Area.

A diez minutos de Harvard

Es posible que el local pase desapercibido porque es literalmente enano. Por eso, mejor apuntarse las coordenadas: Mass. Ave 844, Cambridge - MA. La parada de metro más cercana es Central Square, en la línea roja. Perderse entre sus vinilos, música alternativa y topar con algún concierto íntimo puede ser una excusa más allá de la protocolaria visita a Harvard. Son 10 minutos a pie.

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