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Las casonas coloniales de Lima se reciclan

Las antiguas casas señoriales de la capital peruana han sido recuperadas para iniciativas culturales

El Instituto Riva Agüero es sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares.
El Instituto Riva Agüero es sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares.Javier Gragera

El Instituto Riva Agüero (Jirón de Camaná 459; +51 1 6266600) es un claro ejemplo de casona virreinal limeña. Su fachada de color granate está presidida por dos regios balcones de madera y sus ventanas están entreveradas por rejas de rica ornamentación. De dos alturas, su planta arquitectónica se distribuye alrededor de un patio principal que gobierna el interior de la casona como un pilar de luz y aire fresco. Una galería de madera pintada de verde oliva, la cual está suspendida en torno al patio, da acceso a las habitaciones privadas.

El estado de conservación de la casona es excelente. El edificio permanece anclado en el pasado y atravesar su portón de madera es como viajar a través de los siglos. No obstante, la autenticidad de esta casona colonial se quiebra cuando uno se percata de que en ella ya no vive una familia aristocrática de la época del Virreinato, posiblemente de origen español. Sus estancias ya no están habitadas y la casona ha sido reciclada como centro cultural y sala de exposiciones. De hecho, el Instituto Riva Agüero es sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares, que acoge muestras temporales sobre la riqueza folclórica de Perú, además de contar con una biblioteca y un archivo histórico.

Este edificio es uno de los referentes más emblemáticos de las iniciativas de recuperación de casonas coloniales que se han realizado en el centro histórico de Lima. En muchos casos, estos proyectos de restauración las han rescatado del abandono y el derribo, dándoles una segunda vida como espacios abiertos al público con fines culturales. De esta manera, lo doméstico se ha vuelto público; y lo colonial, cultural.

Uno de los proyectos de restauración más recientes ha sido el de la Casa O’Higgins (Jirón de la Unión, 554;+51 1 6266624), que se llevó a cabo en 2008. Esta casona virreinal ha heredado el nombre de su más ilustre inquilino: Bernardo O'Higgins. Este político y militar chileno acaudilló la independencia del país y fue su primer gobernante republicano. El libertador pasó aquí su adolescencia, cuando su padre era Virrey del Perú, a finales del siglo XVIII. Posteriormente, al verse forzado al exilio por un levantamiento en contra de su Gobierno, O’Higgins regresó a su casa de Lima donde permaneció hasta el día de su muerte, en 1842.

A lo largo de las décadas sucesivas, la Casa O’Higgins pasaría por diferentes manos hasta su rehabilitación final como casa-museo. En la actualidad, sus renovados ambientes acogen exposiciones temporales, principalmente de arte peruano.

Uno de los cinco patios interiores de la Casona de San Marcos.
Uno de los cinco patios interiores de la Casona de San Marcos.Casona de San Marcos

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Todas las casonas del centro histórico han sufrido los daños devastadores de algún terremoto, como la Casa Aspíllaga, que tras el seísmo de 1974 fue declarada en ruina. Construida a mediados del siglo XVI, es una de las más antiguas de Lima. Actualmente es sede del Centro Cultural Inca Garcilaso (Jirón de Ucayali, 391; +51 1 204 2658). Inaugurado en el 2005, es un espacio polivalente que cuenta con dos salas de exposiciones, una sala de música donde se celebran conciertos, y la llamada biblioteca Guillermo Lohmann Villena. El Palacio de Torre Tagle (Jirón de Ucayali, 363), que se eleva a un costado de la Casa Aspíllaga, es otra importante construcción de la época virreinal en la que destacan su fachada de estilo gótico y sus majestuosos balcones de madera de inspiración mudéjar.

La Casona de San Marcos (Av. Nicolás de Piérola, 1222; +51 1 619 7000) está considerada una síntesis de la historia arquitectónica de Lima ya que a lo largo de sus más de cuatro siglos ha sido noviciado jesuita, convictorio real, colegio republicano y sede universitaria. Da gusto pasear por sus cinco patios interiores que, además de proponer un sugerente recorrido cromático bajo sus soportales, dan acceso a los diferentes espacios culturales que alberga esta casona: un museo de arqueología y antropología, un museo de arte, salas de cine y teatro, además de las sedes de diversos talleres de ballet, escenografía, baile folclórico y música de orquesta.

Todas estas iniciativas de restauración llevadas a cabo en casonas del centro histórico limeño demuestran que el reciclaje también puede estar hermanado con lo cultural. En Lima, el arte se hospeda en lo colonial, lo que permite entender el pasado arquitectónico como algo contemporáneo y lo proyecta hacia el futuro.

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