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‘Mad Max’ a la boliviana

El cementerio de trenes de Uyuni, junto al famoso desierto de sal, parece una escena postapocalíptica pero narra una historia del siglo XIX: el origen ferroviario de la ciudad boliviana

José Antonio Ballesteros

En Uyuni (Bolivia) hay un cementerio de trenes que parece sacado de Mad Max, pero la ciudad donde ahora se oxidan a la intemperie estas locomotoras nació precisamente gracias al ferrocarril. Uyuni se fundó en 1889, en el kilómetro 610 de la vía que iba a unir Antofagasta (Chile) con las minas de plata bolivianas de Pulacayo. Un año después de su fundación, el primer ferrocarril que entró en Bolivia llegó a la estación de Uyuni (a 45 minutos de vuelo de La Paz). El cementerio está a tan solo tres kilómetros de la estación de la ciudad (se ha hablado de convertirlo en un museo del ferrocarril, pero no hay planes concretos) y su visita suele incluirse en los circuitos que recorren el espectacular salar de Uyuni, un desierto de sal de más de 10.000 kilómetros cuadrados por el que el año que viene pasará el Rally Dakar 2014.

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