Arroces con brisa marina

Tal y como se ha aireado en los medios de comunicación en los últimos meses, en esta nueva arrocería, a mitad de camino entre restaurante y chiringuito, actúa como asesor Xavier Pellicer (excocinero de Can Fabes). Sin embargo, quien realmente se ocupa de las cocinas es Rafael de Valicourt (ex-Torre del Remei). En calidad de promotor figura el argentino Guido Weinberg, que en este mismo emplazamiento inauguró en 2009 el primer Woki Market, comercio de productos orgánicos reconvertido ahora en restaurante. El local, de dos plantas, es atractivo aunque ruidoso, con aire de merendero de diseño, capacidad para 80 comensales, servicio desenfadado, manteles individuales de papel y amplios ventanales al Mediterráneo.

A diferencia de otros locales del barrio, La Barraca no se asienta sobre la arena, sino que su comedor principal se halla sobreelevado en un edificio del paseo Marítimo. Reúne lo mejor de la proximidad al agua, incluida la brisa marina, sin las aglomeraciones estivales de la arena.

Detrás de la aparente sencillez subyace una filosofía de trabajo en lo relativo a las materias primas. Al menos eso afirman sus responsables. Por un lado influye la propiedad y su marca volcada en los productos ecológicos. En paralelo, el compromiso por la sostenibilidad del que tanto ha hecho gala Pellicer en su última etapa. Argumentos de peso para volcarse en la búsqueda de pequeños proveedores, hortelanos de proximidad que explotan huertas con verduras bio y pescadores de bajura. Y como eje central de sus inquietudes, los arroces del delta del Ebro, que proceden de Lo Nostre Arròs, empresa artesana.

Materias primas escogidas con las que se elabora una cocina marinera, mediterránea, con un punto de refinamiento, que supera lo habitual en los locales de playa. En el centro de su oferta, los arroces en paella o en cazuela, secos o caldosos, con sabores marcados y puntos de cocción medidos. Entre sus especialidades, la paella de arroz bomba con calamares, mejillones y pescado de lonja; la de verduras ecológicas; el arroz a banda con navajas a la plancha; el de alcachofas con sepia y salchichas, o el arroz negro en cazuela.

Antes, para empezar, entrantes más o menos acertados. Desilusiona la esqueixada, falta de gracia, y no convencen los buñuelos de bacalao, desaboridos. Son magníficos los mejillones en cazuela, excelentes las anchoas de Santoña con pan con tomate, sabrosas las minisepias a la plancha con una picada de ajo innecesario, y deliciosa la ensalada de burrata.

Con los dulces, sencillos (fresas con nata, chocolate con pan y aceite), sale a relucir la buena mano de Valincourt, galardonado por su carta de postres en su anterior restaurante.

En la planta baja y en la terraza, tapas y raciones para compartir, como las bravas, las croquetas de pollo y los calamares a la andaluza.

{ "active": true, "code": "1969684", "elementType": "offerExtension", "id": 13, "name": "BARCELONA", "service": "tripadvisor" }