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Las hélices de París

El 18 y 19 de mayo, los aficionados a los aviones antiguos tienen en Francia su mejor cita

Pedro Gorospe
Aeródromo de La Ferté-Alais: en primer plano, el Avenger; detrás, el Sea Fury, y, finalmente, el Skyrider.
Aeródromo de La Ferté-Alais: en primer plano, el Avenger; detrás, el Sea Fury, y, finalmente, el Skyrider.

Hay un lugar en Francia, al sur de París, en el que todavía vuelan pájaros de 1909. Un lugar en el que, una vez al año, centenares de aviones de hélice que han atravesado el cielo en todas las épocas del siglo de la aviación se reúnen para mostrar el esplendor de su plumaje. Le Temps des Hélices de La Ferté-Alais se ha convertido en la exhibición estática y aérea más espectacular de las que se celebran en la vieja Europa, y en una cita ineludible para todos aquellos que todavía miran al cielo cuando escuchan un motor sobre sus cabezas, o para quienes simplemente sienten una cierta curiosidad por la aviación, su historia y sus pioneros. Si alguien todavía necesita una excusa para ir o volver a París, esta es perfecta. Un fin de semana aeronáutico en la Ciudad de la Luz.

El triplano Sopwith, construido por los británicos para la I Guerra Mundial.
El triplano Sopwith, construido por los británicos para la I Guerra Mundial.

Año tras año, desde 1972, más de cincuenta mil aficionados se reúnen en el pequeño aeródromo de Jean-Baptiste Salis, junto al pueblo de La Ferté-Alais, 29 kilómetros al sur de la capital gala, para admirar los primeros aviones con los que el hombre desafió la ley de la gravedad. Otro aliciente es la sopresa final con la que la organización premia al finalizar la jornada a los adictos al espectáculo. En 2012, por ejemplo, la patrulla acrobática francesa puso fin a la exhibición, después de ver a triplanos Sopwith Camel emulando las persecuciones de la I Guerra Mundial, Spitfires o Messerschmitt silbando a escasos metros del público, a media docena de aviones sin motor haciendo figuras acrobáticas al ritmo de un vals de Johann Strauss o a escuadrillas enteras de North American o Yakovlev que hacen temblar el suelo al poner en marcha sus motores.

Homenaje a Salis

Los próximos 18 y 19 de mayo —se celebra siempre el fin de semana anterior al lunes festivo de Pentecostés—, la cita comenzará con el despegue del Bleriot XI-2 Pégoud, que realizó su primer vuelo el 23 de febrero de 1909. Un siglo y cuatro años después, el avión sigue en plena forma, como el resto de las cerca de 30 piezas únicas del museo volante del hombre que los restauró y que puso en marcha el certamen, Jean-Baptiste Salis. De hecho, el fin de semana es un homenaje a Salis, ya fallecido, al que decenas de amigos con sus aviones históricos se acercan no solo de diferentes países de Europa, sino también de Estados Unidos, Australia y África, para rendirle homenaje. Biniu, el nombre que adoptó al pasar a la Resistencia francesa, es sinónimo de lucha por la libertad y por la aviación al otro lado de los Pirineos. En 1942 disfrazó de aserradero el pequeño aeródromo en el que se celebra el airshow (espectáculo aéreo) para facilitar el repostaje de las escuadrillas de los aliados contra Alemania.

Avión de transporte Junkers (Ju-52).
Avión de transporte Junkers (Ju-52).

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El campo sigue allí. Sus hangares de chapa corrugada semicircular y la pista de hierba se han convertido en todo un símbolo de la libertad de Europa. En Francia, Reino Unido o Estados Unidos, la aviación significa libertad y progreso, y los pequeños campos de aviación son el humus en el que crece la actividad aeronáutica. Winston Churchill dedicó a los pilotos de la Royal Air Force (la fuerza aérea británica) su famosa frase: “Nunca tantos deberemos tanto a tan pocos”, después de la Batalla de Inglaterra, y desde entonces los pequeños campos de aviación tienen incluso ventajas fiscales.

Qué diferencia. En España pasó todo lo contrario. Ganó la aviación franquista en la Guerra Civil y las consecuencias de ese hecho han dejado una pesada herencia para la aviación general, lo que ha impedido el desarrollo normal del sector y ha supuesto la creación de un modelo que pasa exclusivamente por la aviación comercial y por construir superestructuras aeroportuarias con dinero público a la espera de que llegue la actividad.

La Ferté-Alais representa todo lo contrario. De los inicios modestos han llegado a la cima de la ingeniería, que en su día supuso el diseño del Concorde construido por el consorcio franco-británico que después alumbró Airbus y sus modelos, el actual A-380 de dos pisos y el A-350, mayoritariamente en fibra de carbono.

En La Ferté-Alais, bajo una pequeña carpa blanca, los familiares de Antoine de Saint Exupéry, el autor de El principito, muestran a quienes se acercan la otra cara de Antoine, la de piloto y autor de libros como Vuelo nocturno. En esa obra describe las duras condiciones de trabajo de los pioneros del correo postal en Argentina. Ahora el título de aquel libro da nombre a una organización benéfica que financia proyectos sociales en el país sudamericano.

Dos Wing Walker.
Dos Wing Walker.

La Ferté-Alais puede considerarse La Meca de la aviación. Le Temps des Hélices destaca asimismo por la buena organización. La entrada cuesta 22 euros (10 los niños) para todo el día, más otros 5 (2 los niños) para entrar al césped vallado de la exposición estática, abierta hasta el mediodía, dentro del mismo aeródromo. A partir de las 13.30 empiezan los vuelos, hasta las 18.30. Repiten el mismo espectáculo el sábado y el domingo por si la meteorología complica la exhibición uno de los días.

Este año, en apenas tres semanas, los amigos de Salis van a conmemorar el centenario del vuelo de Roland Garros desde París hasta Túnez. Él fue el primero en cruzar el Mediterráneo, y en la exposición estática estará el Bleriot con el que terminó el viaje. Llegó de milagro. En su depósito solo quedaban cinco litros de combustible.

Eso sí, el sábado hay que madrugar. Llegar al aeródromo más tarde de las nueve de la mañana significa esperar largas colas para acceder a los aparcamientos. Si después de visitar La Ferté-Alais no estás saturado de aviones, el domingo por la mañana puedes visitar al norte de París el Museo del Aire en el aeropuerto de Le Burget. Hasta pronto, Jean-Baptiste.

Guía

La visita

» L'Amicale Jean-Baptiste Salis (www.ajbs.fr; 0033 1 64 57 55 85).

Aeródromo Cerny-la Ferté-Alais, en Cerny/La-Ferté-Alais. Asistir a Le Temps des Hélices 2013 cuesta 22 euros por adulto y 10 euros por niño (entre 10 y 16 años).

Dormir

» Clos des Fontaines (www.closdesfontaines.com). 3, Place de l'Église; Nainville les Roches. Es una opción estupenda. La exresidencia del tenista Yannick Noah convertida en un encantador pequeño hotel familiar con pista de tenis. La doble, 110 euros.

Información

» www.lafertealais.fr.

» www.franceguide.com.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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