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VIAJEROS URBANOS

El festival Celtic Connections vuelve a Glasgow

Del 17 de enero hasta el 3 de febrero, 2.100 músicos de todo el mundo actuarán en locales de la ciudad escocesa

Actuación de Martha Wainwright en la edición 2009 del festival Celtic Connections, en Glasgow.
Actuación de Martha Wainwright en la edición 2009 del festival Celtic Connections, en Glasgow. Ross Gilmore

Celtic Connections es uno de los festivales de música más grandes de Gran Bretaña que se celebran en invierno. Esta cita se viene cumpliendo en Glasgow cada enero desde 1994. Este año, llega a su vigésima edición y se extenderá desde el 17 de enero hasta el 3 de febrero. Inicialmente un festival de música folk de inequívocas raíces celtas, con los años se ha ido transformando y extendiendo y abarca ahora una gran variedad de música, desde folk de distintas latitudes a jazz, música indie, góspel, fusión, pasando por músicas del mundo y de raíces. Este año habrá un total de 300 eventos entre conciertos, céilidhs (música y baile tradicional escocés), charlas, talleres, sesiones especiales organizadas con las escuelas de Glasgow... 2.100 músicos de todo el mundo repartidos en 20 locales (salas de conciertos, teatros, museos, iglesias) por todo el centro de Glasgow.

El festival trata de ser lo más accesible al público en general y los precios se ajustan en este sentido. El coste de las entradas varía desde los espectáculos que se ofrecen completamente gratis, como algunos talleres o exhibiciones, a los que cuestan un máximo de unas 30 libras, pasando por los de 20 y 10 libras y otros precios intermedios. Podemos hablar aquí de música al alcance del bolsillo del consumidor.

Para celebrar esta vigésima edición del festival, algunos conciertos tendrán lugar en escenarios poco habituales, como el Museo y Galería Kelvingrove, edificio emblemático de Glasgow de una gran belleza arquitectónica, restaurado en 2006. Otros teatros que han albergado actuaciones en años anteriores repetirán esta edición: el Auditorio Principal del Glasgow Royal Concert Hall, la sala de conciertos O2 ABC Glasgow, el Teatro Tron, el bar Oran Mor, la sala The Arches, el Teatro de la Biblioteca Mitchell, la iglesia St. Andrew’s in the Square, la sala de conciertos municipal City Halls, sede de la Orquesta Sinfónica de la BBC de Escocia, y la también sala municipal Old Fruitmarket, ubicada en el mismo edificio que la anterior, y uno de los lugares favoritos de los asistentes a este festival; como su nombre indica en inglés era un antiguo mercado de fruta que el Ayuntamiento decidió reconvertir en espacio para conciertos en los años 90.

En cuanto al programa de este año, como siempre, y con tal diversidad de músicos, es muy variado. La música folk estará representada por Kate Rusby, acompañada, entre otros, por Mary Chapin Carpenter (Glasgow Royal Concert Hall, 24 de marzo) y por Karine Polwart, una compositora muy articulada y expresiva (City Halls, 2 de febrero). The Mavericks, que fusionan el country con música de garaje, latina, y soul, actuarán en en el Glasgow Royal Concert Hall el 22 de enero. En cuanto a la música indie, estará representada por el cantante de Glasgow Roddy Hart y su banda The Lonesome Fire, que presentarán su nuevo álbum (O2 ABC Glasgow, 2 de febrero); también por la cantante canadiense Martha Wainwright, que presentará su último y cuarto disco. Aimee Mann representará la música americana que incorpora elementos del country, raíces-rock, folk, bluegrass, R&B y blues (O2 ABC Glasgow, 30 de enero). Otro ejemplo de variedad musical es Le Mystere des Voix Bulgares, el antiguo coro femenino de la televisión y de la radio estatal búlgara (Kelvingrove, 24 de enero).

El concierto que inaugura el festival se convertirá en una celebración y una muestra de artistas que han participado en las dos décadas anteriores con actuaciones como las de Eddi Reader, Julie Fowlis, Cara Dillon y Capercaillie.

El sonido de la guitarra flamenca viene de la mano de Vicente Amigo. El guitarrista cordobés actúa el día 18 en el Glasgow Royal Concert Hall. Otro de los atractivos del festival de este año es la actuación de Carlos Núñez. El conocido gaitero gallego, muy apreciado por el púbico de Glasgow, ha sido una de las presencias constantes durante muchas ediciones en Celtic Connections. En la actuación de este año, el 19 de enero, Núñez estará acompañado por la Royal Scottish National Orchestra en el mismo lugar que Vicente Amigo, el principal Auditorio del Glasgow Royal Concert Hall, posiblemente el mejor teatro de conciertos de la ciudad.

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La cantante catalana Silvia Pérez Cruz, que fusiona elementos del flamenco con el folk, música latina, clásica y jazz, actuará acompañada por el guitarrista Toti Soler (Kelvingrove, 27 de enero).

En el apartado de folk hay una actuación interesante: Escoceses en la guerra civil española (Biblioteca Mitchell, 20 de enero). El más importante sello discográfico escocés de folk, Greentrax Recordings, ha publicado el álbum ¡No pasarán! Este disco contiene 17 canciones entre himnos, y elegías cantadas por los brigadistas y otras canciones escritas expresamente para este proyecto, cuya dirección musical ha corrido a cargo de Ian McCalman. El día 20 varios de los artistas que han participado en el álbum interpretarán dichas canciones.

Otra de las actuaciones esperadas es la de la banda americana Old Crow Medicine Show, que hace música country con todos sus instrumentos de cuerda. La actuación será el 1 de febrero en la sala de conciertos Barrowlands, local que se había utilizado en anteriores ediciones del festival, aunque no en los últimos años, y que se ha utilizado en Glasgow como salón de baile desde los años 60 y posteriormente como sala de conciertos, toda una auténtica tradición en la ciudad.

En el panorama de las músicas del mundo el cantante africano Salik Keita mezclará los sonidos de África occidental con el pop, jazz e influencias latinas e islámicas (Old Fruitmarket, 1 de febrero).

La influencia de la música gaélica estará representada con la cantante Flora MacNeil, y con su hija Maggie MacInnes y el grupo irlandés Peadar Ó Riada, que interpretarán las canciones de Flora. (Biblioteca Mitchell, 26 de enero)

Son 18 días de música, donde Glasgow se impregna de un sonido particular. El festival no sólo se oye en la ciudad, se huele, se ve, se respira, se vive. Está ahí para todos, para gente de todas las edades, para adultos y para escolares, a quienes se dirigen sesiones especiales en colaboración con las escuelas donde los jóvenes escuchan y conocen a los músicos y participan en talleres. Hay sesiones de improvisación por las noches en el Hall del Grand Central Hotel, situado en la Estación Central donde se alojan muchos de los músicos. También se celebran charlas, exhibiciones de arte, baile. El festival es decididamente un buen ejemplo de espectáculo organizado y compartido por la ciudad, que a partir del 4 de febrero, y todavía con la resaca de los últimos acordes, empezará sus nuevos preparativos para una nueva edición.

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