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VIAJEROS URBANOS

Cuento de Navidad en Viena

Algunos mercados navideños de esta ciudad austriaca tienen más de 700 años de tradición

La capital austriaca acoge un buen número de mercados de Navidad (Weihnachtsmarkte). Aquí es muy fácil sentirse dentro de un cuento de Navidad, cuando edificios tan simbólicos como el Palacio de Schönbrunn o el de Belvedere, la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche) o el Ayuntamiento de Viena (Wiener Rathaus) sirven de decorado; más si, como es habitual, el escenario está cubierto de nieve. Aparte de que algunos de ellos tienen más de 700 años de tradición, estos mercados destacan por su pintoresco estilo y por los productos artesanales que ofrecen. Y por supuesto, por el frío y la nieve. Claro que para combatir las frías temperaturas se puede disfrutar de un ponche (Punsch) o de un vino caliente (Glühwein) en compañía de amigos.

Debido a su popularidad, alguno de estos mercados han perdido algo de la magia, pasando a ser una especie de parques temáticos navideños atestados de gente. Uno de estos es el mercado del Ayuntamiento. Aunque gracias a la Rathaus éste es sin duda uno de los mercados más idílicos, por desgracia está lleno de visitantes y no es recomendable ir en horas punta. En este mercado se ofrece poca artesanía y mucho souvenir; aunque, por otro lado, algunos de los puestos más simbólicos, como el de bolas de Navidad, están aquí. Algo similar ocurre con el mercado en el Palacio de Schönbrunn o con el mercado del Palacio de Belvedere. No obstante, para los primerizos en el invierno vienés, estos mercados son una parada imprescindible.

Más relajados e igualmente encantadores son los mercados de la Plaza de María Teresa (Maria-Theresien-Platz), la Karlskirche y Freyung, donde el peso de los turistas y souvenirs cede un poco a la presencia de vieneses y de productos tradicionales. En Freyung, en pleno centro de la ciudad, pueden encontrarse ofertas muy interesantes. El mercado de Freyung es uno de los más antiguos y tradicionales de Viena: no en vano su nombre es Altwiener Christkindlmarkt, 'mercado tradicional vienés del niño Jesús'. En el mercado de la Karlskirche se suelen ofrecer objetos de arte y productos de inspiración más moderna, e incluso se pueden ver espectáculos callejeros de diversa índole; los más pequeños sin duda disfrutarán de este bazar, ya que ovejas, cabras y ponis pululan a los pies de la iglesia.

En Maria-Theresien-Platz las cosas se ponen un poco más tradicionales. Este mercado es ideal para probar Käsespätzle (un tipo de pasta con queso fuerte), Rösti o Kartoffelpuffer (platos alpinos a base de patatas fritas), Palatschinken (una especie de crêpes tanto dulces como saladas), o Kaiserschmarrn (crêpes troceadas con compota de fruta y azúcar). Aunque si de verdad se buscan productos artesanales hay que acudir a la Iglesia de Mariahilf. A sus pies, un pequeño pero coqueto mercadillo ofrece desde diversas especialidades de manzana hasta productos de carne del Tirol y ponches de frutas variadas.

Los vieneses, sin embargo, no suelen ir a ninguno de los mercados citados anteriormente, o al menos, no en las horas punta. Existen dos mercados un poco más alejados del ajetreo turístico, donde la degustación de ponches tradicionales se convierte en una auténtica experiencia: estos son el de Spittelberg y el del antiguo hospital general (Altes AKH). Spittelberg fue una comunidad independiente de Viena hasta 1850. No obstante, a diferencia de otras muchas comunidades anexionadas por la capital, esta ha sabido mantener una identidad propia que se refleja en sus dos calles principales. Caminando por Spittelberg uno parece abandonar la ciudad y entrar en un pequeño pueblo. En su mercado de Navidad es posible encontrar, además de artesanía, chocolate, Rösti o Kartoffelpuffer, algunos de los ponches más interesantes de todo Viena. Por ejemplo, la galería de arte Nextart sirve uno a base de raíces de plantas africanas o un ponche con cinco elementos que el viajero debe descubrir por sí mismo. Y en el café-restaurante Lux podemos deleitarnos con ponches-cocktail.

Del mismo modo, en el mercado del antiguo hospital general se sirven  interesantes ponches de inspiración india de Dharamsala: de rosas, de coco, de mango, o el llamado maharaja, que contiene cardamomo, jengibre y canela. Otro atractivo del mercado del antiguo hospital es que nos permite practicar uno de los deportes de invierno austriacos más populares después del esquí: Eisstockschießen, una suerte de curling o petanca sobre hielo. En cualquier caso, estos dos mercados nos ofrecen lo mejor, más original y más tradicional de los mercadillos de Navidad vieneses, con el atractivo añadido de ser poco frecuentados por turistas. Sin embargo, esto no quiere decir que estén vacíos... Si algo caracteriza a los austriacos es su estoica resistencia al frío y su pasión por compartir un punsch o un glühwein con los amigos. Aunque el mercurio baje de los cero grados.

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