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VIAJEROS URBANOS

Arte urbano vestido con lana en Madrid

El colectivo LanaConnection usa la lana y el ganchillo para realizar sus intervenciones en la ciudad

Intervención en la escultura de la Dama del Espejo de Botero, en el paseo de la Castellana.
Intervención en la escultura de la Dama del Espejo de Botero, en el paseo de la Castellana.Álvaro León

Son intervenciones doblemente sostenibles. No contaminan con sus acciones y a la vez promueven el no olvido de una artesanía popular. Son las chicas de LanaConnection, un colectivo de artistas urbanas que tienen en la lana su principal herramienta para actuar en la ciudad. “La lana como material para instalaciones de arte urbano tiene varios puntos positivos, por un lado la flexibilidad a la hora de ajustarse a los objetos (una barandilla, una escultura, un árbol…), y por otro aporta ese punto cálido y colorista que no se consigue con la pintura”, cuenta Juana Morales, cofundadora de LanaConnection.

Desde hace un año llevan interviniendo la ciudad con sus creaciones de lana, vistiendo esculturas como la Dama del Espejo de Botero en el paseo de la Castellana, fuentes, árboles, farolas, bolardos a pie de calle… Realizan mantas, fundas o pequeñas composiciones de diferentes formas que visten la ciudad y que, en muchas de las ocasiones, quedan a expensas del público, que las lleva a casa o las respeta. “No reivindicamos ideas políticas ni somos guerrilleras; sí reivindicamos que nos gusta nuestra ciudad y queremos aportar color, efímero, pero que humaniza nuestros días”, concreta Juana.

Ya son 232 miembros, y van creciendo, sobre todo con ayuda de redes sociales y las acciones a pie de calle que llaman al viandante curioso. Como cualquier artista urbano se autosubvencionan sus piezas que previamente han estado tejiendo en casa. Ellas recalcan que la lana no deteriora la ciudad, por lo que aseguran que lo que hacen no es ilegal.

El colectivo LanaConnection teje mantas, fundas o pequeñas composiciones con las que visten la ciudad.
El colectivo LanaConnection teje mantas, fundas o pequeñas composiciones con las que visten la ciudad.Álvaro León

“Yo hice un curso de ganchillo en Teté Café Costura (Calle de San Pedro, 7. 0034 913 600 019), pero ya antes había tejido a dos agujas un par de bufandas con la ayuda de mi madre, son cosas que ves de pequeña, tu abuela también teje o borda, y eso te inspira”, cuenta Madeleine García, otra de las integrantes del grupo. Muchos de los miembros del grupo (chicos y chicas) imparten, además, cursos de iniciación en el ganchillo, para que no se olvide una artesanía familiar –“siempre tenemos presentes a nuestras abuelas en cada punto o proyecto que realizamos”– y para que el arte urbano también adquiera otro sentido más lúdico y artístico.

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