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24 HORAS EN...

24 horas en Huelva

El pueblo del algodonoso Platero y el puerto del que zarpó Colón y los dos hermanos capitanes. Flamencos en las marismas del Odiel y 30 kilómetros de playas: las de Mazagón y Punta Umbría

El muelle de Tinto, ejemplo de arquitectura industrial, construido por George Barclay en 1876.
El muelle de Tinto, ejemplo de arquitectura industrial, construido por George Barclay en 1876.A. CAMPOS

Poca gente, fuera de Huelva, sabría decir qué dos ríos abrazan la ciudad. Y si se preguntara al voleo de dónde viene el gentilicio onubense, de la Onuba tartésica o de las nubes de mosquitos que se forman en las marismas, la respuesta más común sería: "Ni flores". Pregúntese, en cambio, cuál es el club de fútbol más antiguo de España. La mayoría contestará, sin dudarlo, "El Recre", y no faltará quien puntualice que fueron los ingleses los que trajeron el balompié a estas tierras. O sea, que lo poco que sabemos de Huelva es porque sabemos mucho de fútbol, quizá demasiado.

8.00 El legado inglés

Un buen lugar para empezar a conocer Huelva es el muelle del Tinto (1), donde los onubenses que se cuidan van a andar y a trotar de mañanica. En realidad, no está en el río Tinto, sino en el Odiel, junto al puerto pesquero, pero le dicen así porque en él descargaban los trenes de la Rio Tinto Company Limited, procedentes de las famosas minas de cobre. Construido en 1876 por George Barclay Bruce, este mecano de 1.165 metros salió bueno, porque estuvo en activo 99 años y ahora, jubilado, sigue prestando un servicio lúdico y haciendo bonito. El paseo por las dos plantas del muelle se puede prolongar para ver otras construcciones emblemáticas de aquella edad de oro (de cobre más bien): la estación de Sevilla (2), obra neomudéjar de 1880; la Casa de Colón (3), antiguo hotel y sede de la compañía minera, donde en 1889 se fundó el Huelva Recreation Club, luego Recreativo de Huelva, y el barrio obrero de Reina Victoria (4), de inequívoco estilo inglés.

10.00 Lugares colombinos

Otra edad venturosa, la de los descubrimientos, se puede rastrear bajando en coche hasta la punta del Sebo, donde se juntan el Tinto y el Odiel. Aquí se levanta desde 1929 el monumento a la Fe Descubridora (5), un coloso de 37 metros que no representa a Colón, como mucha gente cree, sino a un monje de La Rábida. En la otra orilla del Tinto se encuentra el Muelle de las Carabelas (6) (www.diphuelva.es; 959 53 05 97), donde se exhiben tres réplicas de las famosas naos; y en la colina que hay detrás de este, el monasterio de La Rábida (7) (www.monasteriodelarabida.com; 959 35 04 11), cuyos frailes acogieron a Colón y convencieron a la reina Isabel de que no estaba loco. Encantador el claustrillo mudéjar. Muy cerca queda Palos de la Frontera (8), puerto de partida del primer viaje a América y madre de 60 de los 90 marineros que lo hicieron, incluidos los Pinzones.

12.00 Juan Ramón y el pino centenario

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A siete kilómetros de Palos, río Tinto arriba, aparece, rodeado de fresales, el impecable caserío blanco de Moguer (9), en cuyo monasterio de Santa Clara (959 37 01 07) veló una noche Colón, cumpliendo el voto realizado cuando una tempestad estuvo en un tris de echar a pique la Niña. El claustro mudéjar de las Madres es el cielo hecho patio. Hay que visitar la Casa-Museo Zenobia y Juan Ramón (www.fundacion-jrj.es; 959 372 148), donde el poeta moguereño vivió su infancia y juventud. Y luego regresar a Huelva dando un rodeo por Mazagón. Sobre una duna fósil de 40 metros de altura, en mitad de una playa salvaje de 13 kilómetros, está el parador de Mazagón (10) (www.parador.es; 959 53 63 00). Es un hotel que envicia, del que cuesta moverse. Al lado hay un pino piñonero de 300 años y porte rastrero, que semeja un monstruoso cefalópodo surgido de las profundidades.

13.30 Tapas clásicas y modernas

De vuelta en la ciudad, lo mejor es aparcar en el Mercado Nuevo (o en el solar del viejo) y acercarse a la plaza de las Monjas (11) el corazónde Huelva. En la calle de la Concepción (12) se amontonan las tiendas. Y en la de Vázquez López (13), los buenos bares de tapas. Si apetecen clásicas, el sitio es Azabache (959 25 75 28): montaditos de ibérico, gambas rebozadas, chocos... Si modernas, La Fonda de María Mandao (959 25 78 93): salmorejo con chips de berenjena, langostinos en hamburguesa, piruleta de choco, gulas y gambas... Otra zona para comer es la plaza de la Catedral (14), donde se deben probar los platos tradicionales -el tollo con tomate o la raya al pimentón- de Jeromo (959 26 16 18), el choco al triki triki de Pepe de la Rosa (959 24 35 93) y el pescaíto frito de Paco Moreno (959 24 30 48). Y otra, la vecina Punta Umbría (15), donde es famosa la rodaja de corvina a la plancha del chiringuito El Tabla, en la playa de la Canaleta.

16.00 Por las marismas

En Huelva, cuando se habla de ir a la playa es a las playas de Punta Umbría. Allí se va en la Canoa (www.canoadepuntaumbria.es; 959 31 19 01), que es el barco de toda la vida, el que parte del muelle de Levante (16) cada dos horas (solo en verano) y atraviesa las marismas por el canal del Burrillo. O en bicicleta, siguiendo el carril bici que sale de la ciudad por el viejo puente Sifón. O en coche, claro. Si se opta por la vía terrestre, cabe desviarse nada más cruzar el río para visitar las marismas del Odiel (17). La carretera que atraviesa el parque bordea montañas de sal, nubes rosas de flamencos y una playa del fin del mundo, la del Espigón. El centro de visitantes está en el kilómetro 2,5 (www.pnmarismasdelodiel.com; 959 50 90 11).

18.00 El origen tartésico

Para el que se aburre en la playa, y viendo pájaros tampoco se emociona, hay dos alternativas culturales: Las Cocheras del Puerto (18) (959 49 31 00), sala de exposiciones y espacio escénico en un edificio de arquitectura industrial de 1912 primorosamente rehabilitado, y el Museo de Huelva (19) (www.juntadeandalucia.es/cultura/museos/MHU; 959 65 04 24), en la Alameda Sundheim, donde se exhiben los hallazgos tartésicos del Cabezo de la Joya. Los cabezos son las colinas que salpican la ciudad, en los que nació.

20.30 Puesta de sol en Mandala

En otro cabezo, el del Conquero, tiene su casa la patrona de Huelva, Nuestra Señora de la Cinta (20) (959 15 51 22). Muchos onubenses suben aquí por devoción, pero otros solo por ver cómo el último sol se espeja en las marismas. El único mirador que le hace la competencia es el Mandala (21) (avenida de Manuel Siurot, s/n; www.mandalahuelva.com), un lounge-bar con decoración oriental que está en el mismo cabezo y, por tanto, goza de idénticas vistas y atardeceres. También curioso es el Berdigón 14 (22) (www.facebook.com/berdigon14), que se encuentra en esa céntrica calle y número, en la casa más antigua de la ciudad, del siglo XVI, y conserva un empedrado que (dicen) era de una calzada romana.

Montaña de sal en las marismas del río Odiel.
Montaña de sal en las marismas del río Odiel.ANDRÉS CAMPOS
Casa-museo de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez.
Casa-museo de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez.ANDRÉS CAMPOS
JAVIER BELLOSO

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