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VAMOS A... MADAGASCAR

El paraíso huele a vainilla y ron

El Caribe al estilo malgache, en un recorrido salpicado de playas color azafrán, bosques legendarios, boas 'constrictors' y ron demasiado autóctono. Ruta costera por Madagascar y las cálidas aguas del Índico

Fondos marinos en las mismas orillas de las playas, temperatura estival todo el año y retazos de selva tropical con olor a vainilla hacen sumamente complejo no sucumbir ante los encantos de Madagascar. Carlos Payá, lector de EL VIAJERO, no pudo evitarlo. Hechizado confeso por el trato amable de los malgaches y la belleza del paisaje de este insular país africano bañado por el Índico, propone conocer a la tortuga verde más grande del mundo, tumbarse bajo cielos de colores sabinianos y hasta un delirio aromático en la isla de los perfumes.

Selvas tropicales con aroma a vainilla

La isla de los perfumes se llama Nosy Be y es una de las que forman el archipiélago Nosy, al noroeste de Madagascar. La ínsula de la selva sagrada y del ylang-ylang, árbol de cuya flor se obtienen fragancias para perfumes y aceites aromáticos, y especie culpable del aroma a vainilla que se respira en la zona. "Nosy Be te regala, además, playas preciosas y una vista muy gratificante desde la cima del pequeño monte Passot", aclara Carlos, punta rodeada de lagos volcánicos. Junto a Hell Ville, capital "pequeña y gris" de la isla, se encuentra el Parque Natural de Lokobe, una pequeña reserva donde se puede observar de cerca de los grandes protagonistas de la fauna local: lémures, camaleones y la inquietante boa constrictora.

La tortuga más grande del mundo

El recorrido surca el azul del índico rumbo a las "Nosy menores", concretamente hacia Tanikely, que, asegura Carlos, se divisa "como lo que es: una isla donde todavía poder naufragar". Es también, la tortuga verde más grande del mundo, o al menos asi se la conoce, por su forma de gigante galápago y el verde de la exuberante vegetación que la viste. En tierra aguardan, "playas vírgenes de fina arena, agua transparente, fondo marino repleto de vida -coral, peces, tortugas claro-, sabroso marisco y la relajante sombra de sus cocoteros. Sublime".

Ron 'demasiado' autóctono

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Las emociones se disparan al desembarcar en la cercana isla de Komba, donde Carlos augura un "jardín botánico inmenso al que se adosan una aldea y playas de ensueño". Los niños, afirma, reciben a los visitantes en el agua y durante un paseo por el pueblo "artesanas, de una belleza altiva, se afanan con sus mantelerías". La oferta mercantil de todo tipo se extiende a figuras de cuidado acabado o "ron demasiado autóctono". La gran riqueza natural del islote se concentra en el Parque Natural de Komba, donde "en unos minutos te encuentras jugando con lémures, camaleones y tortugas, y temiendo a las enormes boas. Una cerveza en un colmado ante la playa te repara de tanta emoción".

Cielos de almidón y regaliz

"La llegada, o despedida, por mar a Diego Suárez, al norte de Madagascar, es, en sí misma, un flechazo". Quizá sea por el trébol que dibujan las bahías circundantes o su particular y encantador Pan de Azúcar, Nosy Lonja, "atalaya desde donde los lugareños despiden a los visitantes", cuenta Carlos. Segunda ciudad y puerto del país, y rebautizada como Antsiranana en 1975, debe su nombre original (compuesto) a Diego Soares, navegante portugués que surcó la Bahía de Antsiranana ya en 1543. "Largos y ajardinados bulevares y buenos locales, como el restaurante Mexicoco, para yantar. Impactantes atardeceres índicos desde las bahías, con cielos de todos los colores sabinianos: de betún, de almidón, de tergal y de regaliz".

Lluvia horizontal en la montaña fantástica

El Parque Nacional de la Montaña de Ambre, a una hora en todoterreno de Diego Suárez, conserva para Carlos "el Madagascar que siempre fue y que, muy difícilmente, volverá a ser", debido a la amenaza de la desforestación. Reserva de bosque tropical asentada sobre un antiguo macizo volcánico, alterna profundos cañones cubiertos de selva con una red subterránea de ríos y grutas que se extienden por sus alrededores. El parque cuenta con zona de acampada y albergue, "donde almorzar un arroz al curry, pollo especiado, cerveza fresca y unos deliciosos lichis recién cosechados. Añádase una romántica lluvia horizontal -tal cual en Garajonay, La Gomera- y la dicha será completa".

Tamatave, el Caribe malgache

Denominada Toamasina en malgache, Tamatave es una ciudad situada en la costa este de Madagascar. Alberga un puerto "tórrido, bullanguero y con un encanto especial", primero en importancia del país, y constante crepitar de los pousse-pousse en la costera Avenida de la Independencia, o de los cocoteros para los lugareños. A ojos de Carlos, una "ciudad extraña, fronteriza, con duende", en la que se puede para el invierno bebiendo coco fresco, "pasión local", o despedir el año a 37 grados.

Más propuestas e información en la Guía de Madagascar

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