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Madrid, donde todo es posible

Diez pistas entre amplios bulevares, adoquines de historia y espacios verdes para enamorarse de la bulliciosa capital en un fin de semana

Madrid puede asustar a primera vista, y como toda gran urbe, con casi cuatro millones de habitantes y un demasiado tráfico rodado, suele cargar con la 'cariñosa' fama de ciudad caótica. Pero también nos adentramos en la ciudad de las mil caras, y tan variadas, que entre sus calles todo es posible.

Justamente ahí reside su encanto. Hay un Madrid de día y uno de noche, un Madrid empresarial y uno turístico, un Madrid de angostas calles y otro de grandes avenidas, uno de asfalto y humo de coches y otro de espacios verdes. Y todas esas caras le quedan al visitante muy a mano.

En realidad, al margen de su descomunal periferia, Madrid ofrece un espacio metropolitano relativamente abarcable gracias, sobre todo, a su buena red de transportes públicos, en especial el Metro.

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EL VIAJERO esboza una ruta por diez rincones de una ciudad en constante ebullición que, con paciencia y sin agobios, puede descubrirse en un solo fin de semana:

1. Paseo del Prado. Denominado la milla de los museos, este bulevar está ubicado a dos pasos de la estación de Atocha, puerta de entrada a Madrid por AVE desde ciudades como Barcelona, Zaragoza, Sevilla o Málaga.

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Paseo del Prado arriba, el visitante tiene al alcance de la mano los puestos de libreros de la cuesta de Moyano, el jardín botánico y el centro cultural Caixa Forum, justo antes de afrontar el imprescindible Museo del Prado, la pinacoteca española más importante.

Un poco más adelante, superada la plaza de Cánovas del Castillo, más conocida como plaza de Neptuno, se encuentra el Museo de Arte Thyssen-Bornemisza. El bulevar acaba en la plaza de Cibeles, el acceso al Madrid más céntrico y bullicioso.

2. Puerta del Sol. El recorrido prosigue por la calle Alcalá hasta la Puerta del Sol, la plaza más emblemática de la ciudad. Oscurecido en parte su encanto como consecuencia de las actuales obras de construcción de un intercambiador subterráneo de transportes, sus referentes se mantienen, no obstantes, como indispensables tanto para residentes como para visitantes.

Ahí sigue estando, justo en frente de la estatua ecuestre de Carlos III y de la escultura de el oso y el madroño, el famoso reloj de la Real Casa de Correos -hoy sede de la Comunidad de Madrid- que, año tras año desde 1866, da las campanadas de fin de año.

Desde el centro histórico de la capital (y del país), nuestros pasos nos introducen en el Madrid de los Austrias a través de una de las vías peatonales más comerciales de la ciudad: la calle Arenal. Es una buena idea aprovechar para hacer compras o simplemente caminar hasta el Teatro Real, antesala de una zona de jardines dignos de reyes.

3. Plaza de Oriente. Lo primero que llama la atención del turista al penetrar en los cuidados jardines de la plaza de Oriente, rumbo al Palacio Real, son las filas de estatuas de monarcas españoles desde el visigodo Ataúlfo hasta Fernando VI.

Cuenta la leyenda que las esculturas, inicialmente creadas en tamaño mayor al natural para la balaustrada de la cornisa del palacio, fueron colocadas ahí por la superstición de la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI.

Un sueño de la consorte, en el que las estatuas caían de la cornisa y la aplastaban, hizo que se ordenara la ubicación de las mismas en estos jardines, en los cercanos de Sabatini y en el parque del Retiro. Otra explicación menos romántica asegura que se debió a criterios meramente estéticos de Carlos III.

Es fácil cruzar la zona verde para llegar al majestuoso Palacio Real, escoltado por la catedral de la Almudena. Si tiene la suerte de visitar Madrid un miércoles a las 12 horas, asistirá al cambio de guardia a las puertas del palacio.

4. Plaza Mayor y plaza de la Provincia. Dejando atrás la catedral, el paseo retrocede de nuevo hacia el Madrid de los Austrias por la calle Mayor, supera la plaza de la Villa y alcanza la espectacular plaza Mayor, símbolo del Madrid cortesano.

Caminando sobre los adoquines y saliendo de ella por la esquina opuesta, el visitante se topa con la plaza de la Provincia, donde se encuentra el Palacio de la Cruz, hoy sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y otrora primera Cárcel de Corte, sinónimo de represión y torturas durante tres siglos desde 1629.

En ella, se mezclaban presos comunes y políticos. Ilustres como el bandolero Luis Candelas, el general Rafael de Riego o el literato Lope de Vega pasaron por allí. El episodio más conocido de la Cárcel de Corte se produjo el 2 de mayo de 1808, cuando los reclusos convencieron a sus carceleros para que les dejaran salir a combatir contra los invasores franceses.

5. La Latina y el Rastro. A dos pasos de la plaza de la Provincia, se encuentra el castizo barrio de La Latina. Por la Cava Baja, el visitante comprobará la madrileña afición por las tapas en sus múltiples bares, tascas y restaurantes. Los aledaños de las plazas Puerta de Moros y de la Paja se animan especialmente con la llegada de la primavera.

Los domingos y festivos, la cercana plaza de Cascorro se abarrota de tenderetes y vendedores ambulantes. Caminamos por el mítico Rastro, uno de los mercadillos más populares de Europa. Tradicionalmente dedicado a las antigüedades, rarezas y objetos de todo tipo, conserva todavía en algunos de sus rincones la esencia de esta ciudad.

6. Gran Vía. Para cambiar un poco el registro, se puede dejar atrás el Madrid peatonal en busca de un Madrid más heterogéneo, el del ajetreo de los peatones y el exceso de tráfico de vehículos. La Gran Vía es la milla de los teatros, el Broadway español, que reúne musicales y espectáculos variados.

La vía más animada y bulliciosa de la ciudad desemboca en la Plaza de España, un lugar donde hacer una pausa entre árboles y fuentes.

7. Parque del Oeste. Abandonando la plaza, al otro lado de la calle Ferraz, se encuentra el templo de Debod, un templete donado por el Gobierno de Egipto en 1970 en reconocimiento a la labor de los arqueólogos españoles que colaboraron en el rescate de los monumentos del valle de Nubia, anegado por la construcción de la presa de Asuán.

El templo, habitual punto de reunión de los madrileños, y espacio para las más diversas actividades al aire libre, sobre todo con la llegada del buen tiempo, es además la puerta a uno de los espacios verdes favoritos de los madrileños, el Parque del Oeste, zona de hábitos saludables de día, como pasear o correr, y algo más pecaminosos y menos recomendables, al caer el sol.

8. El Retiro. El otro espacio verde de la zona metropolitana madrileña y el más conocido por su estratégica ubicación, cercana a la estación del AVE, es el Parque del Buen Retiro. Un pulmón abarrotado de corredores, patinadores, familias y visitantes, sobre todo los fines de semana, que incluye diversos atractivos como remar en su famoso estanque, contemplar el Palacio de Cristal o visitar el Bosque del Recuerdo, homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M.

9. Parque Juan Carlos I. Menos habitual para los turistas, aunque bien conocido por los madrileños, es el enorme parque Juan Carlos I, perfecto para practicar todo tipo de deportes desde ciclismo o patinaje hasta pesca. También es bastante común ver a muchos madrileños haciendo volar sus cometas y tiene un auditorio para conciertos.

Se encuentra a las afueras, cerca del aeropuerto de Barajas, pero muy bien comunicado con el centro por Metro -la parada Campo de las Naciones está a sólo 15 minutos de la estación de Nuevos Ministerios-. Desde cualquiera de los montículos del parque se divisa el Estadio Olímpico y la zona que acogerá, si la candidatura de Madrid se impone en la carrera por acoger los Juegos de 2016, la Villa olímpica.

10. Noche madrileña. Cualquiera que piense en visitar Madrid ha oído hablar de su animada vida nocturna. Una de las ciudades más sonámbulas del mundo donde siempre hay un bar abierto, a cualquier hora del día y por supuesto de la noche.

Para quien quiera comprobarlo, y disfrutarlo, es indispensable darse una vuelta por los barrios de Masalaña -un clásico-, Chueca -el barrio rosa por excelencia- y Huertas -el más céntrico y preferido por los turistas extranjeros.

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La terraza del bar El Viajero en el barrio de La Latina
La terraza del bar El Viajero en el barrio de La LatinaPAULA VILLAR
La alta velocidad facilita las escapadas exprés entre las dos ciudadesVídeo: AITOR ORDAX / DAVID JORGE

GUÍA PRÁCTICA

Dónde comer:

- La Tasquita de enfrente (C/ Ballesta, 6. Tel. 91 532 54 49): Este restaurante es un lugar imprescindible para los amantes de la buena mesa. Cuenta con una excelente bodega y mejores materias primas para elaborar los mejores platos típicos de Madrid y de la cocina mediterránea. Precio: Alto (Más de 50 euros).

- La Platea (C/ Amnistía, 6. Tel. 91 547 25 00): En pleno centro de Madrid se puede probar la mejor comida casera con toques creativos sin vaciar en exceso el bolsillo. Precio: Medio-Alto (50 euros).

- Taberna de Buenaventura (C/ Hermosilla, 69. Tel. 91 575 83 65): Este restaurante ofrece uno de los mejores cocidos de la capital, además de otros exquisitos platos y postres. Un lugar idóneo para degustar lo mejor de la cocina castiza. Precio: Medio (30euros).

- El Quinto vino (C/ Hernani, 48. Tel. 91 553 66 00): Casa de comidas que cuenta con una amplia bodega y un menú sugerente. Cuenta también con una barra para los aficionados al 'tapeo'. Precio: Bajo (menos de 20 euros).

Dónde dormir:

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- Casa Chueca (C/ San Bartolomé, 4. Tel. 91 523 81 27): Situada en el castizo barrio madrileño, se acerca mucho a una pensión juvenil. Precio: Bajo (menos de 50 euros).

Más información:

- Guía Rutas por el Madrid de 1808 de El País-Aguilar.

- Web de turismo de Madrid

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