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Nuevos hallazgos duplican la diversidad de bacterias conocida

El equipo de la microbióloga Jill Banfield descubre 82 grandes grupos desconocidos

La microbióloga Jill Banfield, cerca del pueblo de Rifle (EE UU).
La microbióloga Jill Banfield, cerca del pueblo de Rifle (EE UU).Berkeley Lab, Roy Kaltschmidt

Científicos de Estados Unidos acaban de anunciar el descubrimiento de 47 nuevos grandes grupos de bacterias en muestras tomadas en un acuífero cercano al pueblo de Rifle, en Colorado. El mismo equipo de investigadores —liderado por la microbióloga Jill Banfield, de la Universidad de California en Berkeley— halló el año pasado otros 35 nuevos grupos bacterianos en el mismo lugar. Esos 82 grandes grupos, denominados filos en el lenguaje técnico, han duplicado la diversidad bacteriana conocida, según resaltan los autores en un comunicado. Su estudio se acaba de publicar en la revista Nature Communications.

Estos hallazgos, según el microbiólogo del mismo equipo Karthik Anantharaman, permitirían entender mejor el papel que desempeñan los microbios subterráneos y perfeccionar los “modelos predictivos del clima a escala global y de los diferentes ciclos del carbono, el hidrógeno, el nitrógeno y el azufre”.

El óxido nitroso es "250 veces peor que el dióxido de carbono”

Los científicos analizaron los organismos encontrados en el acuífero y se centraron en el fenómeno conocido como “transferencia metabólica”, en el cual los desechos de un microbio constituyen el alimento de otro. Comprender el fenómeno es muy importante, como muestra un ejemplo que ponen los propios autores: los residuos de la agricultura.

El nitrato de los fertilizantes agrícolas contamina los acuíferos, pero los microbios subterráneos convierten este nitrato en inofensivo gas nitrógeno. En este proceso natural de descontaminación hay cuatro fases. En la tercera, se crea óxido nitroso, "250 veces peor que el dióxido de carbono" para el cambio climático, según Anantharaman. Sin los microbios que llevan a cabo la cuarta fase, se producirían aún más gases de efecto invernadero.

El equipo de Banfield ha observado cómo las comunidades de microbios trabajan en equipo para conducir esos procesos que son “críticos para el clima y la vida del planeta”, como los ciclos de nitrógeno y carbono.

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