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<br><p>“Una chica de aspecto andrógino y dos chicos medio maquillados era algo poco habitual en los pueblos. Hasta les tiraron piedras”, cuenta Javier Adrados, autor de <i>Los tesoros de Mecano</i>, sobre la accidentada primera gira del grupo, que pasó por pequeñas localidades antes de recalar en Madrid y Barcelona (en la foto).</p><br><p>"Mis teclados quedaron magullados por las piedras lanzadas que, por mi tipo de actuación dinámica y nerviosa, podía esquivar”, recuerda Nacho. El aspecto del trío despertaba curiosidad y su sonido en directo, en el que predominan las bases electrónicas, desconcertaba al público. Muchas noches tenían que explicar que las melodías pregrabadas salían de una caja de ritmos.</p>
21 fotos

Entre el cielo y el suelo

22 momentos gloriosos del trío madrileño

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