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Tres líneas de acción críticas para enfrentar el zika

Es fundamental asegurar la disponibilidad de métodos para evitar la transmisión sexual del virus o el embarazo si la mujer así lo desea

Gleyse Kelly da Silva abraza a su hija Maria Giovanna, con microcefalia, en Brasil.
Gleyse Kelly da Silva abraza a su hija Maria Giovanna, con microcefalia, en Brasil.REUTERS

Aunque una de las mayores interrogantes de los padres expectantes suele ser si tendrán una niña o un niño, o incluso gemelos, su gran preocupación yace en la salud del bebé. Por esa razón las madres tienen, junto a la noticia de un embarazo, una lista de cuidados y precauciones para tomar en cuenta. Esta lista solo crece cuando el bebé nace, nos preocupamos por descifrar cada llanto y nos desvelamos para que ellos no lo hagan.

¿Qué ocurre entonces cuando un virus del cual se tiene todavía un conocimiento limitado amenaza el bienestar de ese bebé?

Los enigmas asociados al virus Zika empiezan con el mismo nombre. El virus fue aislado en 1947 en Uganda cuando científicos británicos y escoceses se adentraron en el bosque de Ziika. Estos científicos escucharon mal la palabra y una “i” se perdió en la traducción.

Más allá del nombre, las interrogantes sobre muchos aspectos del Zika, persisten. Por ejemplo, hay mucha incertidumbre sobre el rango estimado de probabilidad de que el feto de una madre gestante infectada por el virus tenga defectos neurológicos por la infección.

No obstante, gracias a los esfuerzos de muchos científicos, hoy existe una mejor comprensión de los riesgos del virus Zika, en comparación a la información que teníamos solamente hace unos tres o cuatro meses. Cada día, esta comprensión incrementa así como la necesidad de actuar aun con información incompleta.

En las últimas semanas, por ejemplo, el Centro para Control de Enfermedades de EE UU y la Organización Mundial de la Salud han publicado que el virus del Zika puede ser diseminado por un hombre a su pareja durante el acto sexual. Es posible que un hombre portador del virus se lo transmita a su pareja durante el acto sexual incluso si no presenta síntomas o desconoce que está infectado. Asimismo, se ha comprobado que los riesgos para que el feto de la gestante contraiga el Zika van más allá del primer trimestre, ya que se extienden al segundo trimestre y quizás hasta el resto del embarazo.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que:

Las parejas que van a tener un bebé deberían poder estar en condición de actuar para mitigar los riesgos de transmisión sexual del virus Zika. Sin embargo, en muchas áreas de América Latina y del Caribe donde ya existe transmisión local del virus, todavía existen brechas importantes en el acceso y uso de preservativos y en la atención prenatal, que es uno de los canales a través del cual la información sobre los riegos del virus Zika tiene que llegar a las embarazadas y sus parejas. Por ejemplo en las áreas más pobres y aisladas de varios países de la región mesoamericana, menos del 50% de las mujeres embarazadas recibe control prenatal en el primer trimestre, es decir, su embarazo no es detectado tempranamente y se pierde una ventana de tiempo crítico para llegar a las embarazadas.

Además, no es difícil imaginar que en este año miles de mujeres y sus parejas en la región de América Latina y del Caribe se enfrentarán a la decisión de espaciar o posponer un embarazo. La decisión de diferir un embarazo es un derecho de la mujer. La responsabilidad de las autoridades sanitarias es brindar información y servicios de anticoncepción oportunos para la toma de decisión informada y voluntaria de las mujeres y sus parejas. Sabemos sin embargo que las necesidades de acceso a métodos modernos de planificación familiar no están cubiertas en muchas áreas de la región y que cada año hay miles de embarazos no planificados. El preservativo es el único método contraceptivo moderno cuyo uso correcto y consistente previene la transmisión del virus del Zika, otras enfermedades de transmisión sexual y un embarazo no planificado.

Finalmente, y a pesar de la incertidumbre sobre la probabilidad de que el bebé de una gestante infectada por Zika desarrolle defectos neurológicos por la infección, es imperativo que las autoridades sanitarias y los servicios sociales se preparen para brindar servicios de apoyo para las gestantes que tienen la sospecha de haber sido infectadas por el virus y para aquellos niños que podrían nacer con problemas neurológicos.

Queda claro que, cuanto más investigamos los misterios que todavía envuelven al Zika, ya existe un acervo de evidencia sobre el cual actuar de forma urgente en términos de salud materna, del neonato e infantil así como en salud sexual y reproductiva. Informémonos para prevenir y compartamos esta información con los que aún no la reciben.

Ferdinando Regalia es jefe de la División de Salud y Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo.

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