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La destrucción de las praderas submarinas

Los fondos en los que hay praderas submarinas bien conservadas tienen aguas en buenas condiciones. pero, ¿qué está acabando con ellas?

Cuando llega el invierno, muchas playas se cubren de restos vegetales que el agua deposita en la arena. Una buena parte de esta ingente cantidad de materia orgánica suele corresponder a unas hojas largas y estrechas, generalmente de color pardo, recubiertas por todo tipo de incrustaciones. En el Mediterráneo son restos de posidonia, en otros mares aparecen especies como la seba, en Canarias, o la seiba en el mar Caribe. Todas son parecidas y son plantas que pertenecen al grupo de las fanerógamas marinas.

Las fanerógamas marinas tienen una distribución muy amplia y se encuentran en zonas con aguas cálidas y templadas de todo el mundo, formando extensas praderas sumergidas, a veces de muchos kilómetros cuadrados.

Cada año, estas plantas renuevan la mayor parte de sus hojas. Las viejas se desprenden y quedan sueltas por el fondo. Una parte de ellas se descompone allí mismo, y el resto son arrastradas por el oleaje y por las corrientes hasta zonas más alejadas, o bien son depositadas en las playas.

Las fanerógamas marinas son sensibles a las alteraciones ambientales. Para desarrollarse adecuadamente necesitan aguas limpias y sin contaminantes. Esto significa que los fondos en los que hay praderas submarinas bien conservadas tienen aguas en buenas condiciones.

Esta densa masa vegetal estabiliza los fondos marinos y evita la erosión de las playas puesto que reducen el impacto del oleaje y de las corrientes

¿Cuál es la importancia ecológica de las praderas y de los pastos de fanerógamas marinas? Podemos decir que esta densa masa vegetal estabiliza los fondos marinos y evita la erosión de las playas puesto que reducen el impacto del oleaje y de las corrientes. También sirve de refugio a un gran número de animales y muchas especies se acercan a las praderas para buscar comida o para reproducirse. Todo esto hace que la biodiversidad sea mucho más elevada en las praderas que en los fondos de arena próximos. Además, las fanerógamas marinas son grandes productores primarios, es decir, mediante la fotosíntesis producen gran cantidad de materia vegetal a partir del dióxido de carbono y de nutrientes liberando importantes cantidades de oxígeno que queda disuelto en el mar.

Impacto humano

A pesar de su importancia ecológica desde hace años se observa que las praderas de posidonia, los sebadales y los pastos marinos de todo el mundo están sufriendo una fuerte regresión debido al impacto de las actividades humanas. La lista de agresiones es inmensa, pero destacan la contaminación, tanto urbana como industrial o agrícola, que puede llegar al mar a partir de los ríos, de los emisarios submarinos o del agua de escorrentía de la lluvia. También les afecta determinados tipos de pesca, los fondeos en calas y playas del litoral, la construcción de puertos y diques que pueden destruir los fondos o alterar las corrientes marinas.

Las montañas de las zonas litorales que han padecido una fuerte deforestación suelen tener una gran erosión del suelo por efecto de las lluvias, las cuales llevan hacia el mar una gran cantidad de sedimentos. Cuando estos materiales se depositan en el fondo pueden enterrar a los organismos que allí viven, y además, el aumento de la turbidez del agua puede reducir la eficacia de la fotosíntesis de plantas y algas.

Debido a que el crecimiento de estas praderas es muy lento, la disminución de la superficie que ocupan es un problema que, actualmente, tiene difícil solución, por tanto, es imprescindible que se tomen las medidas adecuadas para evitar la destrucción de estas comunidades marinas y para dar a conocer la importancia de mantenerlas en buen estado de conservación.

Manuel González Benaiges es biólogo y submarinista. 'Bajo el mar' es un viaje semanal para descubrir los secretos de mares y océanos

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