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La generación del futuro no tiene presente

El Barcelona cede a Munir, último estandarte de la laureada camada del 95

Juan I. Irigoyen
Munir, en pretemporada ante el Liverpool.
Munir, en pretemporada ante el Liverpool.GLYN KIRK (AFP)

El 25 de noviembre de 2012, Tito Vilanova, al frente del Barcelona, armó ante el Levante un once especial, un equipo del que presumir para siempre, formado exclusivamente por jugadores criados en la Masia. Entre ellos, estaban Messi, Cesc Fábregas y Piqué, los tres nacidos en 1987. “Mucha gente dice que esa fue la mejor generación. Como estaban Leo, Cesc y Geri [Piqué], que se convirtieron en jugadores top, todo el mundo la recuerda. Pero, hubo otras muy buenas; quizás, mejores”, explican desde la ciudad deportiva. Existe un interminable debate en Sant Joan Despí sobre cuál fue la mejor camada de futbolistas de la cantera azulgrana. Están quienes se rinden ante la de Messi y compañía; los que hablan de la hornada del 91, con Bartra, Thiago, Tello y Montoya; o los más nostálgicos, que recuerdan a la Quinta del Mini, cuando Lo Pelat y sus amigos se divertían y divertían en el Miniestadi. Pero hay una camada en la que todos coinciden. “No había ningún Messi, pero en la generación del 95 eran todos muy, pero que muy buenos”, insisten en la ciudad deportiva Joan Gamper.

En 2010, la generación del 95 se quedó con la Nike Cup en Manchester y, cuatro años después, le dieron al Barça la primera UEFA Youth League, algo así como la Champions de los juveniles. Eusebio Sacristán, cuando todavía dirigía al Barça B, mandaba un mensaje optimista. “El Barça puede estar tranquilo, ese grupo de jugadores si sigue su progresión normal, en unos años pueden ser la base del primer equipo”, analizó el actual entrenador de la Real. No se cumplió la profecía de Eusebio. Ayer el Barça cedió a Munir al Valencia y en el Camp Nou no hay ni rastro de aquel grupo de jóvenes que honraba a la Masia.

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La dura decisión

Antes de que Munir llenara sus maletas rumbo a Mestalla, Héctor Bellerín (Arsenal), Toral (Granada), Keita Balde (Lazio), Grimaldo (Benfica), Dongou (Zaragoza), Sandro (Málaga) o Samper (Granada) son algunos de los canteranos que precipitaron su adiós al Barcelona. “Seguramente todos van a poder ser futbolistas profesionales, que es lo que ellos soñaban desde pequeños. Por supuesto, que les hubiese encantado triunfar en el Barça, pero no siempre se puede y eso es algo que lo van a entender ahora o lo entenderán muy pronto”, asegura Víctor Sánchez, entrenador de la generación del 95, cuando se coronó en la Nike Cup. “Al principio cuesta aceptarlo, pero llega un momento en el que tienes que irte del Barça para poder seguir creciendo”, suma Fabrice Ondoa, el portero de la camada.

Las puertas del Camp Nou se han vuelto cada vez más pequeñas para los canteranos. “Las circunstancias actuales hacen que jugadores como Sandro o Munir tengan que competir contra Messi, Neymar y Suárez y que un chico como Samper tenga a Busquets por delante y a siete interiores más. Habrá que ver que pensaban Bellerín o Grimaldo cuando se fueron del club. Ellos sabían que tenían por delante a Jordi Alba y Alves”, analiza Víctor Sánchez. Manda el mercado y las categorías inferiores, en las que el club invierte cerca de 30 millones por temporada (incluido el presupuesto del filial), pierden fuerza ante los euros gastados en fichajes. Este verano, el club incorporó a seis jugadores, con un promedio de edad de 23,3 años, en los que se gastó 122 millones. Mientras, Sandro, Samper y Munir, últimos símbolos de una de las mejores generaciones de la Masia se fueron del Camp Nou sin decir ni mu. La generación del futuro, se quedó sin presente en el Barça.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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