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Una rivalidad incómoda en Mestalla

Al Valencia le cuesta asumir el crecimiento del Villarreal en los últimos años, disputando los mismos objetivos ambos clubes

Los jugadores del Villarreal celebran su gol al Liverpool.
Los jugadores del Villarreal celebran su gol al Liverpool.Heino Kalis (REUTERS)

Valencia y Villarreal se encontrarán en Mestalla en una rivalidad que hace tiempo que dejó de ser amistosa en la medida que el club de Roig fue creciendo en ambición y formas, amplificando con su buen hacer las tribulaciones y miserias de su poderoso vecino de la capital valenciana cuyo mejor patrimonio es su apasionada afición.

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En mayo de 1998, el Villarreal consiguió ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría del fútbol español. Para entonces, Fernando Roig ya era el dueño del club castellonense, del que se hizo propietario un año atrás cuando el equipo estuvo a punto de descender a Segunda B. José Manuel Llaneza, actual vicepresidente y figura capital del Villarreal ya formaba parte de la entidad amarilla al convertirse en sociedad anónima.

Llaneza fue el encargado de enseñar Roig el vetusto estadio de El Madrigal más bien de un equipo de Tercera, con una asimétrica grada alta detrás del fondo sur que nada tenía que ver con el resto del graderío. Roig le dijo a Llaneza que había que remodelar la vieja instalación para jugar en Primera y Europa. Llaneza no podía creer lo que estaba escuchando. Con problemas para mantener en Segunda a un equipo de pueblo con 40.000 habitantes (Vila-real ha crecido ahora hasta los 50.000), Roig soñaba con Europa. “Un loco pensé”, ha confesado Llaneza en más de una ocasión.

El Villarreal ascendió antes de estar preparado para ello. Por entonces, el Valencia ejerció de hermano mayor, cediendo a futbolistas al equipo amarillo, como Palop o Albelda. Volvió a Segunda rápidamente y se dispuso de nuevo para regresar a la élite al año siguiente ya con el nuevo milenio. La relación entre el Valencia y Villarreal ha ido enfriándose paulatinamente en la medida que ha ido creciendo el club castellonense y cumpliéndose los sueños locos de Roig. En los últimos años, el club che y sus aficionados miran con recelo al equipo amarillo que aspira a los mismos objetivos.

Desde que en la temporada 2004-2005 el Villarreal alcanzara la tercera plaza en la Liga y se clasificara por primera vez para la Champions, quedando el Valencia en séptima posición, el club de Roig ha conseguido hasta la fecha estar por encima de la clasificación en tres ocasiones más. La rivalidad entre ambos equipos creció hasta el punto que cuatro cursos atrás, en el penúltimo partido de Liga en Mestalla se enfrentaron el Valencia y el Villarreal. Al conjunto castellonense le bastaba un punto para mantenerse en Primera. Para el equipo che no tenía mucha trascendencia el resultado con la tercera plaza asegurada. En el descuento marcó Jonas. El delantero brasileño ahora en el Benfica celebró con entusiasmo el gol al igual que Mestalla. El Villarreal terminó descendiendo tras perder el último partido ante el Atlético. El Valencia se quitaba un rival de en medio.

Para el club de Mestalla el Villarreal ha dejado de hacer gracia, por disputarse posiciones en la Liga y por comparativa. Una ciudad de 50.000 habitantes con un equipo que supera en ocasiones al Valencia primer club de una urbe de 1,5 millones de pobladores. La estabilidad institucional del Villarreal con el mismo propietario casi dos décadas frente a los ocho presidentes que ha tenido el Valencia en los últimos 11 años.

También en el apartado económico el Villarreal maneja mejor las cuentas que el Valencia. El equilibrio financiero del club de Roig, sin deuda alguna (tras el descenso a Segunda el propio Roig asumió con su patrimonio las pérdidas acumuladas por encima de 100 millones de euros, sin dar publicidad al hecho), contrasta con el Valencia con más de 300 millones de déficit, obligado a vender el club a Peter Lim. Las decisiones del magante de Singapur fiando la parcela deportiva a su amigo y socio Jorge Mendes, no han convertido al Valencia en un equipo poderoso como su afición pensaba. En apenas una temporada y media Lim, muy a su pesar, ya ha tenido que despedir a dos entrenadores amigos (Nuno y Neville). En el Villarreal, entre el director deportivo, Antonio Cordón, el consejero delegado, Roig Negueroles y su padre el presidente, junto a Marcelino, que lleva en el banquillo de El Madrigal más de tres temporadas y ha renovado hasta junio del 2019, conforman las altas y las bajas de la plantilla.

Con 80 millones de euros de presupuesto, 50 menos que el Valencia, al Villarreal le están cundiendo más el dinero, con una plantilla que se revaloriza, con Bakambu o Bailly como ejemplos, con 13 millones de inversión entre ambos, frente a la sobrevaloración de muchos futbolistas che como Negredo, Rodrigo o Abdennour, 85 millones desembolsados entre los tres. La cantera amarilla, con el filial líder en el grupo III de Segunda B, también está por encima de la che. Para el Valencia la temporada que comenzó en Champions concluirá sin alcanzar plaza para disputar competición continental. El Villarreal se encuentra cerca de certificar su presencia en la previa de la Liga de Campeones y a un paso de conseguir una plaza en la final de la Liga Europa. Una rivalidad incómoda en Mestalla.

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