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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Reflexionando

Dedico la jornada de reflexión a leer lo que opina el admirable George Steiner, en el libro de conversaciones ‘Un largo sábado’

Carlos Boyero

Lo denominan pomposamente jornada de reflexión. Me pregunto sobre qué debe reflexionar el personal que ha decidido votar, a no ser que ese día les caiga encima un rayo divino que les haga conversos. Veo en la tele a un señor llamado Rufián y representante de ERC (imagino que las imágenes son anteriores a la trascendente reflexión), que asegura que los van a echar a patadas. Digo yo que los transparentes villanos podrán salir del poder a votazos, no a patadas.

Y es curioso que los pluralistas, independientes y libres medios de comunicación jamás se preocupen en su encomiable trabajo electoral de explicar las razones de que millones de ciudadanos no voten o lo hagan en blanco. Que se den una vuelta por los comedores sociales, los bancos de alimentos y los albergues y pregunten a sus visitantes por la intención de voto. A lo mejor su opinión vale tanto como la de aquellos que tienen muy claro quiénes son los suyos.

Dedico la jornada de reflexión a leer lo que opina el admirable George Steiner, en el libro de conversaciones Un largo sábado, sobre las personas, las cosas, el humanismo, la filosofía, la literatura, el judaísmo, los perros, el sexo, la vida y la muerte. Si el hombre que sabe de todo solo hablara de motores, disfrutaría igual. Steiner no es abstencionista. Dice esto: “en Aristóteles el idiotes es una persona que se queda en su casa y deja que gobiernen los bandidos. Los bandidos ocupan el ágora (la gran plaza del mercado, el centro de la democracia griega) porque el idiotes quiere mantener su vida privada. Esas cosas no le interesan lo suficiente. Si nos gobierna la mafia es porque no hemos querido entrar en política”. No voto, pero no me considero un idiotes. Y me sonrojo cuando Steiner afirma: “en una encuesta reciente, entre los diez ingleses inmortales estaría en primer lugar (y con gran ventaja) Beckham, y en el quinto puesto Shakespeare”. Y luego pasa lo que pasa.

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