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CIENCIA

El mundo en el año 2100

La muestra 'Experimento 2.100', en el Muncyt de Alcobendas, especula sobre cómo será el futuro del planeta y de la Humanidad

Sergio C. Fanjul
Un grupo de niños en la muestra del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología que especula sobre el futuro del mundo.
Un grupo de niños en la muestra del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología que especula sobre el futuro del mundo. MUNCYT

Si las cosas siguen evolucionando como hasta ahora, durante el siglo XXI la población del planeta crecerá hasta límites insostenibles y se concentrará en enormes megaciudades, al modo de Blade Runner, situadas en las costas. Se generarán grandes desequilibrios entre los recursos y la demanda del consumo, acelerada por la obsolescencia tecnológica. Se esquilmarán las fuentes de energía fósiles y el cambio climático producirá eventos catastróficos en todo el planeta. Todos estos posibles escenarios se exploran en la exposición Experimento 2.100, que se puede ver hasta febrero de 2017 en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt; calle Pintor Velázquez, s/n, Alcobendas).

En la muestra se trata de imaginar cómo será el mundo al término del corriente siglo: por ejemplo, la ciudad de Barcelona sumergida en la mitad de su territorio por la subida del nivel del mar. El panorama suena apocalíptico, pero la exposición —producida por la Fundación La Caixa y comisariada por los científicos Miquel Barceló y Josep Perelló— pone el foco en estas cuestiones para concienciar y hacer a los ciudadanos conscientes de su responsabilidad. “Aquí se presenta un futuro posible, pero ese futuro no depende de la evolución de la ciencia y la tecnología, sino de las personas. Nosotros, la sociedad, somos los protagonistas y está en nuestra mano conseguir un futuro más justo, equilibrado y sostenible”, dice Marián del Egido, directora del Muncyt. El futuro no está escrito.

La exposición se vertebra en torno a cuatro tendencias: la superpoblación, las megaciudades, los recursos naturales y la tecnología en la sociedad del conocimiento. En este último ámbito se explica la aceleración tecnológica según la Ley de Moore, que dice algo así como que cada dos años se duplica la potencia de la tecnología mientras que disminuye su precio y su tamaño. Para ilustrarla se muestra la impresionante evolución de los ordenadores y gadgets tecnológicos en las últimas décadas.

Además, se introducen cuatro campos científicos que están revolucionando el mundo: la bioingeniería, la nanotecnología, el Internet de la Cosas y las energías renovables (algunas de las disciplinas que, según expertos, se unirán en la llamada Singularidad Tecnológica y nos llevarán a un nuevo estadio de la Humanidad).

¿Cómo se predice el futuro? “Más que predecirlo, se trata de plantear posibles escenarios basándonos en la situación actual, en los datos disponibles, de forma científica”, cuentan desde la institución. El resultado no es exacto, claro está: hay infinidad de variables que pueden cambiar el curso de la historia. Pero esta forma de echar la mirada hacia delante es lo que se denomina prospectiva.

Hay otras formas de especular con el futuro que también tienen cabida en la muestra a modo de contraste, como las supercherías seudocientíficas (el Tarot o las profecías de Nostradamus) o la ciencia ficción (Verne, Asimov, H. G. Wells, Stanislav Lem). Esta última, sin pretender acertar, muchas veces acertó o, al menos, sirvió de inspiración a los científicos. Los visitantes también podrán especular, votando durante la exposición, sobre cómo será el futuro al final del siglo XXI. Aunque nadie seguirá aquí para comprobarlo. ¿O sí?

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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