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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un nuevo paradigma educativo

La necesidad de adaptarse a un entorno cambiante y las incertidumbres explican la inquietud de las clases medias, que ven que la educación ya no es una garantía de futuro

La educación vuelve a estar en el centro del debate público. Con inquietud y esperanza, maestros, expertos y organizaciones de la sociedad civil se movilizan a través de encuentros, informes y publicaciones para repensar el futuro de la educación, en un gesto que entronca con la larga tradición de renovación pedagógica de Cataluña de principios del siglo XX, con la importación del método Montessori y la creación de los Institut-Escola.

¿A qué responde este interés renovado por la educación?

En realidad, la escuela siempre ha estado en el corazón del debate público. Al sistema educativo se le atribuye la responsabilidad de muchos males políticos y sociales. Cuántas veces no hemos visto cerrar un debate con el tópico de “es un problema de educación”, que es la mejor manera de no abordarlo o de postergarlo sine die. Nadie niega la centralidad de la escuela en la vida pública, ya sea como origen de nuestros problemas o como posible solución.

En la raíz del debate actual se encuentra la revolución tecnológica. Internet ha supuesto una transformación radical del acceso al conocimiento y ha acabado con el monopolio de escuelas y maestros en la transmisión del saber. Las nuevas tecnologías han roto jerarquías y multiplicado los emisores de información. La velocidad y la magnitud del cambio dentro y fuera del aula han sacudido los fundamentos de la escuela como institución.

Sin embargo, esta reflexión se inscribe en los cambios sociales más amplios propios de la modernidad tardía. Las nuevas relaciones económicas y sociales han diluido estructuras tradicionalmente estables como la familia o el trabajo, que articulaban las trayectorias personales a lo largo de toda una vida. Desaparecidos los proyectos a largo plazo, el individuo se ve forzado a reciclarse y a reinventarse constantemente para sobrevivir. La educación deja así de circunscribirse en un periodo determinado para convertirse en una necesidad constante a lo largo de toda la vida, como ya advirtió el informe Delors de la UNESCO en 1996.

La necesidad de adaptarse a este entorno cambiante y la ansiedad que genera este mundo de incertidumbres explica la inquietud de las clases medias, que ven como la educación ya no es una garantía de futuro y reclaman la necesidad de adaptarla a la nueva realidad.

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El elevado índice de abandono escolar, que ronda el 20%, muy por encima de la media europea, es también un grito de alarma a favor de la renovación pedagógica. Uno de cada cinco jóvenes no finaliza los estudios secundarios, y este es un fenómeno que no se ciñe a sectores desfavorecidos sino que también afecta a clases medias y altas. De este abandono surgen el paro juvenil y el fracaso del sistema educativo como factor de equidad y ascensor social.

El Cercle d’Economia hace años que reivindica la importancia de la educación para la cohesión social y la competitividad económica, en una muestra de que los sectores empresariales también se sienten implicados en este debate. Para ello convoca anualmente el Premi Ensenyament, que destaca a escuelas que están llevando a cabo experiencias ejemplares en Cataluña. Son prácticas concretas y replicables que apuntan pistas para un nuevo paradigma educativo. En su novena edición, el Cercle ha premiado dos grandes ideas.

La primera es el aprendizaje de la diferencia. Las escuelas Crespinell, Lanaspa y Montserrat Roig de Terrassa han recibido el primer premio por mezclar menores con diferentes grados de discapacidad con alumnos de la escuela y el instituto público vecinos, en una experiencia que ha garantizado e incluso mejorado el rendimiento escolar del conjunto. El objetivo es reproducir la diversidad que los alumnos encontrarán en su vida adulta y conseguir que desde pequeños aprendan a vivir la diferencia como algo natural. Este ejemplo remite a la necesidad de nuevos sistemas de evaluación que vayan más allá de los estrictos criterios cognitivos.

El segundo bloque es el de los centros que han implantado metodologías innovadoras que se alejan del sistema clásico de transmisión y memorización del conocimiento. A la cabeza de estas escuelas modélicas se encuentra el Virolai de Barcelona, que lleva años poniendo la creatividad, la versatilidad, la motivación y el compromiso de los alumnos en el centro de un modelo educativo que persigue la capacidad de adaptación a un mundo en permanente transformación. Integrando las nuevas tecnologías pero entendiendo la innovación como instrumento y no como objetivo, son ejemplos que demuestran que otro modelo de escuela es efectivamente posible.

Judit Carrera es politóloga.

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