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Reportaje:RUTAS URBANAS

La metamorfosis malagueña

Un paseo alrededor del Museo Picasso por el revitalizado centro histórico

Javier Martín-Arroyo

Era un genio. Pero no me preguntes, estoy... desarmado". A las puertas de la pinacoteca malagueña, a John Isaacson le faltan las palabras tras la visita. Estudia Bellas Artes en San Francisco y siempre le fascinó la obra del pintor malagueño. Por eso no dudó en incluir Málaga, junto a Barcelona y París, como parada obligatoria de su tour europeo.

No siempre el impacto resulta tan notorio, pero en general, ya que se trata de una colección permanente de 200 obras, la impresión tras la cita con Picasso en su ciudad natal deja muy satisfecho al viajero. El museo está ubicado desde 2003 en el corazón del casco antiguo de Málaga, en el palacio de Buenavista, edificio renacentista del siglo XVI al que la inteligencia y el cosmopolitismo del arquitecto Richard Gluckman (autor de varias de las galerías de arte más cool del barrio de Chelsea, en Nueva York, y del Museo Warhol de Pittsburgh) adosó 18 casas de la antigua judería. En su interior de líneas puras, lienzos, esculturas y cerámicas aparecen rodeados de deslumbrantes techos de madera y un subsuelo de ruinas fenicias y romanas entre las que es posible pasear. Crece bambú junto al patio, donde el único rumor viene de una pequeña fuente de inspiración árabe rodeada de buganvillas y naranjos.

A pesar de no ser una metrópoli en toda regla, Málaga soporta un tráfico que la colapsa con frecuencia. Por eso se agradece tanto respirar la paz de las callejuelas que rodean al museo. Frente a su salida trasera, una tremenda higuera se erige entre la biblioteca y el auditorio, rodeada de un añejo suelo empedrado. La salida de esta plazoleta lleva hasta la abadía cisterciense de Santa Ana, donde cinco monjas de clausura venden exquisitos dulces. A la cola para comprar borrachuelos, Michael McDonald aún se pasea con el mapa del museo en mano. "Embruja poder ver sus trabajos más tempranos", recuerda. Él y su mujer hacen de avanzadilla para sus amigos, que les visitarán en un par de semanas desde las islas escocesas de Shetland.

Alrededor de la judería, concepto muy cuestionado por arquitectos e historiadores que entienden que esta trama urbana corresponde en realidad a la morería, la zona peatonal crece poco a poco. A la espalda de la pinacoteca está el Teatro Romano, en la ladera oeste de la fortaleza árabe de la Alcazaba. Ambos monumentos han sido rehabilitados, aunque el teatro tiene aún pendiente el reto mil veces anunciado de acoger espectáculos en directo.

Un pequeño jardín de palmeras da paso a la taberna El Pimpi, visita ineludible para impregnarse del sabor flamenco de la Málaga cantaora de Manuel Machado. Entre grandes carteles de toros de principios de siglo figuran juntas fotos de visitantes tan dispares como Tony Blair y Marisol.

Una plaza romántica

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La entrada principal da a la concurrida calle de Granada, que tras la torre mudéjar de la iglesia de Santiago muere en la plaza de la Merced, la más romántica de Málaga, el espacio de juegos de Pablo Picasso con sus amigos, sus primas y su hermana Lola.

Aquí se cita el botellón las noches de fin de semana, pero sabiéndolo esquivar se puede disfrutar de la mejor terraza de la ciudad, que forman una hilera de siete bares consecutivos. Entre ellos destacan el Café, con libros y sus crepes, y el Café Bruselas, local que recrea con esmero una calle de la capital belga. Es territorio de moda con mayoría de verbo extranjero. Cabelleras rubio escandinavo, lugareños a su caza y músicos que juegan al despiste local.

Junto al Bruselas, la casa natal del pintor ofrece cerámica, libros ilustrados y su obra gráfica, incluida la serie Jan Lohn Collection, con 223 litografías del artista. La fundación ha apostado fuerte en los últimos años para incorporarse a los circuitos internacionales de Picasso y las vanguardias. En los alrededores de la plaza de la Merced brota con fuerza la nueva cocina. No hay desaliño. Son locales a la última, de ambientes cálidos y volumen ambiente menor que los restaurantes tradicionales, aunque la acústica nunca fue ingrediente tenido en cuenta en la buena mesa andaluza.

"Soy un pintor viejo y un poeta recién nacido", decía Pablo Picasso en 1935 acerca de su faceta lírica. Como un anciano con un juguete impredecible. Así está el centro histórico, dos años después de haber parido un museo puntero, con un vestido nuevo y muchos deberes por hacer aún: la calle de la Alcazabilla, prolongación del Teatro Romano, será excavada para desvelar las ruinas que albergan el origen de la ciudad, según los arqueólogos. Sobre ellas se instalará una pasarela-mirador. Además, las obras para concluir el remozado de la judería y calles aledañas están pendientes de su última financiación por parte del Consistorio, y los vecinos se quejan de padecer una dejadez crónica.

Superada la degradación de la judería, antaño territorio comanche para muchos a plena luz del día, la metamorfosis definitiva del centro deberá estar lista para reivindicar la etiqueta de capital turística que en realidad nunca ejerció. Durante su primer año de vida, el museo fue visitado por 420.000 personas (en 2005 fueron 304.658), pero la multiplicación de vuelos baratos y la llegada del AVE, prevista para 2007, pueden ser el revulsivo definitivo que evite de una vez un lavado de cara tras otro. "Yo no busco: encuentro", aseveró Picasso. Lo mejor es contagiarse de esa envidiable determinación antes de que el viento africano del terral asome por la ciudad en verano.

La calle de San Agustín y la torre  del Museo Picasso de Málaga, en el palacio de los condes de Buenavista, rehabilitado y ampliado por el arquitecto Richard Gluckman.
La calle de San Agustín y la torre del Museo Picasso de Málaga, en el palacio de los condes de Buenavista, rehabilitado y ampliado por el arquitecto Richard Gluckman.JULIÁN ROJAS

GUÍA PRÁCTICA

Dormir- Hotel AC Málaga Palacio (952 21 51 85; www.ac-hotels.com). Cortina del Muelle, 1. La habitación doble, desde 107 euros más IVA.- Hotel Larios (952 22 22 00; www.hotel-larios.com). Marqués de Larios, 2. Desde 99 euros más IVA.- Hotel Montemálaga (952 04 60 00; www.hotelesmonte.com). Paseo Marítimo Antonio Machado, 10. Desde 70 euros más IVA.Comer- Nuevo Mariano (952 12 18 58). Plaza del Carbón, 2. Unos 40 euros.- La Mentira (952 22 70 04). Duque de la Victoria, 11. Unos 20 euros.- Vino Mío (952 60 90 93; www.restaurantevinomio.com). Álamos, 11. Alrededor de 20 euros.Información- Museo Picasso Málaga (902 44 33 77; www.museopicassomalaga.org). Palacio de Buenavista. San Agustín, 8. Abre de 10.00 a 20.00 (jueves y viernes, hasta las 21.00). Cierra los lunes. Precio: 6 euros.- www.fundacionpicasso.es.- www.ayto-malaga.es.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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