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Reportaje:AIRE LIBRE

El huerto que decidió ser jardín

El Romeral de San Marcos, frente al alcázar de Segovia, se abre al público

Que un jardín privado se abra al público es siempre una buena noticia, tanto más si se trata, como en este caso, de la creación de un paisajista del prestigio de Leandro Silva, el restaurador del Real Jardín Botánico de Madrid. La iniciativa no hubiera podido realizarse sin las aportaciones económicas de Jardiland y de la Junta de Castilla y León, y la ayuda desinteresada de algunos miembros de la Asociación de Amigos del Jardín y del Paisaje. Su colaboración ha permitido la puesta a punto del Romeral de San Marcos, gravemente dañado tras la prolongada sequía de principios de los años noventa. A punto de cumplirse cuatro años de la repentina muerte del paisajista, el recinto se suma a la ruta monumental de la ciudad.

Esplendor de otoño

Sin desdeñar la gloriosa plenitud del mes de mayo, el otoño es, sin duda, la mejor época para descubrir el Romeral. Silva aludía con frecuencia al dramatismo del otoño segoviano. Un otoño temprano que inaugura a principios de septiembre la floración de las anémonas (A. vitifolia) que plantó también bajo la pérgola del Real Jardín Botánico de Madrid porque le recordaban su infancia en la ciudad uruguaya de Salto. La naturaleza despierta ahora del letargo estival y se sumerge en una gama nueva de colores que cambian día a día. Es el momento de los frutos tardíos, de los caminos cubiertos de hojas, de la remontada de los rosales, de los matices.

Discípulo privilegiado del brasileño Roberto Burle Marx, Leandro Silva fue uno de los grandes paisajistas del siglo XX. Tras licenciarse en la escuela de Versalles y trabajar unos años en Francia, en 1969 se instaló en Madrid. En 1973 adquirió la media hectárea de tierra que hoy ocupa el Romeral. Un huerto de la época romana como los que han poblado durante siglos la ribera del Eresma, que daba sus últimos frutos en las cansadas manos de Paulino Velasco, el hortelano que trabajó esta tierra durante décadas y brindó el relato generoso de sus experiencias y consejos. El terreno, formado por tierras de aluvión y situado frente al alcázar, entre el monasterio del Parral y la iglesia de la Vera Cruz, desciende hacia el valle en tres terrazas escalonadas, colgadas sobre la ladera y orientadas al sur. En lo alto, un impresionante farallón de roca caliza lo protege del viento del norte y actúa como una estufa que irradia el calor del sol.

Silva respetó esta estructura milenaria y la subrayó mediante un original trazado arquitectónico. Un muro bajo de cemento color siena recorre las terrazas y dibuja el perímetro de cada uno de los antiguos bancales convertidos ahora en rellanos y miradores. Las copas y obeliscos que rematan los ángulos le confieren un aire de clasicismo formal y reafirman la cadencia y unidad del diseño.

Homenaje a la Alhambra

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Una rigurosa geometría que la naturaleza ha sabido suavizar arropándola entre la vegetación, porque "el gran artífice de un jardín es el paso del tiempo", en palabras de Silva. Como homenaje a la Alhambra, que le tuvo siempre deslumbrado, el agua constituye el eje de la terraza media. Rebosa desde una alberca cuadrada de ángulos romos, y a través de un estrecho canal abierto en el suelo desemboca en un pequeño estanque.

Fue una génesis lenta porque, como recuerda el arquitecto Cervantes Martínez Brocca, Silva meditaba con sumo cuidado cada paso. La selección de plantas se hizo a partir de las que crecían en el entorno: arces, plátanos, castaños, espinos, carpes, robinias, álamos. En conjunto, la vegetación muestra una decidida preferencia por las especies clásicas de la jardinería mediterránea: ciprés, tejo, almez, árbol del amor, aligustre, laurel, boj, mirto, frutales, durillos, celindas, hibiscos, rosales, jazmines, hiedras, lirios, azucenas, narcisos, lavanda, tomillo y, cómo no, el romero, del que toma el nombre. Hay también alguna concesión puntual a la inevitable fascinación por lo exótico que todo jardinero lleva dentro, como ese pino del Himalaya que llegó a Segovia en la caña de un bastón.

¿Acaso conocía Leandro Silva los versos del escritor inglés Alexander Pope "... consulta siempre al genio del lugar / es él quien extrae del valle teatros envolventes; / él quien convoca al paisaje, / atrae los claros que se abren / y hace variar las sombras"?

Desde el Romeral de San Marcos se disfruta de vistas privilegiadas del alcázar de Segovia. En la fotografía, la perspectiva desde el patio del Pino.
Desde el Romeral de San Marcos se disfruta de vistas privilegiadas del alcázar de Segovia. En la fotografía, la perspectiva desde el patio del Pino.AURELIO MARTÍN

GUÍA PRÁCTICA

La visita

- Romeral de San Marcos (921 44

13 79, 655 13 14 46). Marqués

de Villena, 6. Barrio de San Marcos. Segovia. Visitas previa cita por teléfono. Precio de la entrada: tres euros. Eventualmente, el jardín

se puede alquilar para actividades como conferencias, cursos, recitales, conciertos, presentaciones...

Información

- Oficina de turismo de Segovia (921 46 29 14; www.segoviaturismo.es).

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