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Reportaje:24 HORAS EN... ALBACETE

Un día en Albacete 'city'

Cuchillos, librerías, parques, buenas tapas y el Museo Arqueológico. Más cerca gracias al AVE, el futuro Museo del Circo de la ciudad será otra razón más para dejarse sorprender

Ni siquiera parada y fonda, sólo estación de paso. Los trenes se detenían un momento y los andenes se llenaban de "vendedores de cinto", con faltriqueras repletas de navajas y cuchillos. Sigue siendo un cruce de caminos, con magníficas autopistas, autovías y AVE. ¿Vale la pena apearse? Albacete apenas tiene monumentos antiguos, así que parece obsesionado por suplir esa carencia a golpe de vitalidad, de querer agradar. Se la podría tildar de self-made city, ciudad amasada por simples ciudadanos que, como escribió Unamuno, "poco debe a reyes, a mecenas o a monjes". De estirpe árabe (castillo de Al-basit, "el llano"), tuvo su eclosión a finales del XIX, convertida en capital de provincia: llegó el ferrocarril, se crearon algunas industrias y se alzaron modernos edificios; lo bastante para que Azorín, por una vez, exagerara y titulara un escrito suyo Nueva York en La Mancha. De 20.000 vecinos que tenía al iniciarse el siglo XX, ha llegado a rebasar los 160.000, y bulle de proyectos. Claro que vale la pena apearse.

10.00 Navajas y falcatas

El centro es pequeño y se recorre bien a pie. Tiene el corazón partido entre dos plazas: la del Altozano (1) y la de la catedral (2). En la primera está el antiguo Ayuntamiento, que ahora es Museo Municipal (la gente va, más que nada, a casarse), delante de unos jardines bajo los cuales sigue tal cual uno de los 13 refugios que hubo en la Guerra Civil; este podía amparar a unas 300 personas, y es ahora un Centro para la Paz (www.cpazalbacete.org). También se alza en esta plaza el Gran Hotel, obra modernista de Daniel Rubio (1920) que fue punto de encuentro para las Brigadas Internacionales. Y el Banco de España, que pronto abrirá como Museo Nacional del Circo. En la otra plaza está la catedral, y un coqueto palacete modernista de Daniel Rubio, la Casa del Hortelano (1912); en él se aloja el Museo de la Cuchillería (www.museo-mca.com), breve pero esencial para una tradición que mantiene abiertas 30 empresas familiares y una escuela del oficio. El gran museo de Albacete es el Arqueológico Provincial (3), que está siendo restaurado y reabrirá en septiembre; se encuentra en el parque de Abelardo Sánchez. Es un edificio de los años sesenta que sorprende por dentro por la fresca y avanzada concepción de los espacios; además, la colección de arte ibero es espléndida, con cerámica, esculturas y falcatas (espadas cortas) que, por lo que se ve, crearon afición.

12.00 Racionalismo manchego

Albacete ha sufrido una violencia arquitectónica de juzgado de guardia. Pero algo queda, y paseando por sus calles centrales van aflorando edificios como los citados Gran Hotel y Casa del Hortelano, de Daniel Rubio, junto a otros como el Chalet Fontecha (4) (actual Cámara de Comercio), de Julio Carrilero (1920); este mismo artífice levantó en 1917 la grácil plaza de toros (5). Las Casas Cabot (tres, en Marqués de Molins (6)), de Miguel Ortiz (1922), tienen enfrente el Edificio Legorburo (1935), rara muestra del racionalismo arquitectónico en Castilla-La Mancha. Pero la joya es, sin duda, el Pasaje de Lodares (7) (entre las calles Mayor y del Tinte), una galería cubierta al estilo de otras europeas; obra de Buenaventura Ferrando (1925), da fe de la pujanza de aquellos días. Estas calles algo enmarañadas son lo que se llama "la Zona", es decir, el lugar de tapeo al mediodía y copeo por la noche. La calle de Tejares (8) es ineludible a la hora del aperitivo; son clásicos, entre otros, Tejares 10, Birubi (Tejares, 16), TapeArte (9) (Gaona, 16) o La Tapería (Gaona, 9).

14.00 Comer en taburete alto

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Estos bares de tapeo funcionan también de restaurante formal, gracias a unas mesas acopladas a la barra, con taburetes altos; se come de tapas (más que generosas) o a la carta. El restaurante El Callejón (10) (Guzmán el Bueno, 18) es un santuario para taurinos convencidos, pero también para incrédulos que quieran comer bien. En La Mezquita (11) (Feria, 109), el ambiente es futurista, y la comida, tirando a creativa; es ideal para cenar, ya que cuenta con un anexo donde celebran conciertos de jazz, se baila salsa o actúan cantautores.

16.00 Al parque con Houellebecq

Para hacer la digestión hay parques excelentes, como el citado de Abelardo Sánchez, el salón de la ciudad, o el parque Lineal (12), ganado al atrasar un poco las vías del tren. Lugares propicios para oír a los pájaros, o leer, por ejemplo, las memorias de Antonio Martínez Sarrión (1939), quien narra su despertar a la vida en el tomo primero, Infancia y corrupciones (Alfaguara). A él está dedicada una de las rutas turístico-literarias de Castilla-La Mancha, con un cuidado libro de 120 páginas que se entrega gratuitamente en la oficina de turismo. Qué distinta aquella ciudad "modestísima" del escritor albaceteño a los apuntes oníricos de Michel Houellebecq en su última novela (y película), La posibilidad de una isla. Aquí se edita una revista semestral, Barcarola (www.barcaroladigital.com), desde hace treinta años, con más de 300 páginas. Un parque especial es el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha (13). Va a abrir antes de que acabe el año, pero ya pueden verse los hermosos pabellones diseñados por Diego Peris. Enfrente se alzan edificios vanguardistas del Parque Científico Tecnológico de la Universidad, una suerte de vivero de empresas, cerca también del recién estrenado Palacio de Congresos (14).

18.00 Un café por "la Zona"

Ese barrio del campus universitario se ha puesto de moda como zona de copas, sobre todo de noche (y en especial los jueves), junto con "la Zona" ya citada, en pleno centro. Un café muy especial en esta última: Época (15) (Rosario, 35, primer piso). Actos culturales y conciertos se programan en el monasterio de la Encarnación (16), único convento antiguo conservado, que aloja exposiciones, conservatorio de música y el Centro de Estudios Albaceteños, con una buena biblioteca pública. La librería Popular (17) (Octavio Cuartero, 17) es la mejor y más antigua; compras de productos de la tierra en La Tienda (18) (Concepción, 7); y navajas artesanas en Amós Núñez (19) (plaza del Altozano, 6) y Cuchillería Gómez (20) (Feria, 52).

20.00 Noche de teatro-circo

La velada puede ser de lujo. En 1887 se abrió un teatro-circo - U21 de los que entonces se estilaban, que Daniel Rubio transformó en teatro a la italiana en 1919; estuvo cerrado desde 1985, y en 2002 se rehízo, conservando parte de su estructura y devolviéndole su carácter ambivalente, como teatro y como circo. Es único en España y ha motivado que se lleve a Albacete el futuro Museo Nacional del Circo. La programación se intensifica con la Feria de Teatro de Castilla-La Mancha o el Festival de Circo. Los espectáculos de mayores exigencias se llevan al Palacio de Congresos (14), con más butacas (musicales o grandes conciertos: Albacete, además de banda, tiene su propia orquesta sinfónica). Junto al palacio, el hotel Beatriz - 22 (967 59 93 90; www.beatrizhoteles.com) resulta poco prometedor por fuera, pero tiene las mejores habitaciones para pasar la noche.

Más propuestas e información en la Guía de Castilla-La Mancha

Restaurante El callejón en Albacete
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