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Reportaje:FIN DE SEMANA

Mi abrigo es una muralla

Pueblos seductores y acorazados en el Baix Empordà gerundense

Els vells petits poblets". Así, cariñosamente, llamaba el escritor ampurdanés Josep Pla a los pueblos medievales del Baix Empordà. Acorazados con murallas, torres, saeteras y barbacanas, pese a no custodiar, en muchos casos, más que una o dos callejas y un puñado de casas. Pueblos absortos, agazapados en medio de un paisaje dulce, con colinas donde nunca falta un algo de verdor y la luz posee el destello resabiado de haber alumbrado a tantas civilizaciones. "Sensación de encontrarse, continuamente, en algún lugar de la Toscana", escribía Pla. "Sucesión de paisajes elegantes". Al Baix Empordà se le llama Empordanet, que no es despectivo, sino un diminutivo afectuoso, y preciso: es una franja de matices, de cadencias moduladas como en tono menor, como en voz baja. Su capital es La Bisbal, célebre por su cerámica.

Vulpellac

Saliendo de La Bisbal hacia la costa, Vulpellac aparece enseguida, más que como díscolo arrabal, como un pueblo fantasma. Apenas una calle arrimada al castillo-palacio y algún gato receloso. Ni siquiera tiene iglesia, la que hay es la del castillo, y el cura, por lo que avisa un cartel en la puerta, sólo pasa muy de tarde en tarde a decir misa. Dentro del templo, unos azulejos con blasones e inscripciones en latín han dado pie al magín popular para urdir leyendas crueles de damas emparedadas en vida.

Saliendo hacia Canapost y Ullastret, antes de llegar a este último, la ermita dels Socors era el mirador favorito de Pla "para contemplar ese trozo de tierra románica, de un pálpito medieval tan vívido y una calidad paisajística tan excelsa. Desde el montículo vemos las murallas y torres de Peratallada, Palau-sator, Boada, Pals, Castell d'Empordà, Llavià, entre tierras de una gracia divina".

Ullastret

Ullastret resulta doblemente atractiva. Por un lado está el recinto medieval, con muros y cubos protegiendo cuatro casas acurrucadas como cluecas en torno a la iglesia y el castillo; sólo hay una puerta de entrada, y junto a ella, una lonja gótica de airosos arcos para acoger los tabancos del mercado. La otra cosa interesante está a las afueras, y es un recinto amurallado mucho más vetusto: un oppidum o poblado ibérico del siglo VII antes de Cristo, de cuando los indiketes se asomaban a las novedades del mundo, que traían las naves griegas a sus colonias costeras.

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Peratallada

El caso de Peratallada es paradigmático. Hace apenas quince años era todavía un erial asilvestrado, con paredes desmoronándose entre yerbajos y cuatro locos abriendo tiendecitas de capricho. Hoy es el más relamido de los llamados pueblos pessebre (de belén), donde parece que hasta sacan brillo al empedrado de las calles. Éstas descienden desde la puerta y ronda de la muralla hacia la plaza porticada y el palacio, el cual aloja tras su fachada gótica un restaurante de fin de semana. Hay casi más restaurantes y tiendas que viviendas, siempre compitiendo en detalle para enjugar los turistas que van surtiendo los autocares al otro lado del foso, tallado en roca viva (de ahí el nombre del pueblo).

Palau-sator

Algo más tranquilo es Palau-sator, donde no hay tanto negocio y puede verse algún tractor o mulo faenando, alguna brizna de rutina. El pueblo es prácticamente una calle, la que va de la Puerta del Reloj, en la muralla, al castillo que le dio origen; pero el paisaje que lo envuelve es exquisito y simple. En esa campiña, con preciosismo de miniatura de códice o camafeo, rodean a Palau-sator tres pedanías: Fontclara, con pinturas románicas antes ocultas bajo cal; Sant Julià de Boada, cuya iglesia luce arcos de herradura, y Sant Feliu de Boada, pura estampa medieval a tiro de ballesta de la noble Pals.

Pals

Cuando Pla tomaba notas para su obra monumental El meu país, a finales de los cincuenta, decía de Pals que "daba pena y hacía bajar la cara de vergüenza". Pero ya entonces, un visionario, el doctor Pi i Figueras, compraba casas desventradas y traía amigos que hicieran lo propio. Hoy el peligro no es el abandono, sino todo lo contrario, el exceso de mimo.

Apostado sobre una colina, grande y vivo, el pueblo domina una vasta plana que se pierde en el horizonte, donde los arenales del Ter forman la más dilatada y mansa playa de la Costa Brava. Los terrenos próximos al litoral fueron aguas muertas, marismas palúdicas e insalubres que dieron nombre a Pals (palus, charca) y que, poco a poco, ganando un pulso al feudalismo, se fueron convirtiendo en arrozales. Todavía se cultiva arroz, en parcelas rodeadas por lustrosos greens de golf y masías transformadas en hoteles exquisitos.

El recinto gótico de Pals se protege ahora con el celo que requiere su condición de emblema. Hay que sopesarlo a bulto, con cierta indulgencia hacia el relleno moderno. En la parte más alta, llamada el Padró de la Vila, un mirador lleva el nombre de Pla. Es allí donde la antigua cruz de término vigilaba un panorama despejado y esencial. De ese ónfalos doméstico repetía el escritor: "Es éste uno de los lugares sagrados del país, un lugar de condensación de una gran cantidad de espíritu".

Una calle de Peratallada, en el Baix Empordà.
Una calle de Peratallada, en el Baix Empordà.CARLOS PASCUAL

Guía

Dormir y comer

» Mas Roig (972 63 73 63; www.hotelmasroig.com). Carretera de Torroella. Pals. Cocina de mercado. La habitación doble, desde 110 euros.

» La Costa (972 66 77 40; www.lacostahotel.com). Avenida dels Arenals de Mar. Pals. La doble con desayuno, 136.

» Mas de Torrent (902 55 03 21; www.mastorrent.com). Carrer dels Afores, s/ n. Torrent. La doble con desayuno y entrada al spa, 290 euros.

» Mas Pou (972 63 41 25; www.maspou.com). Plaza de la Mota, 4. Palau-sator. Cocina casera. De 25 a 30 euros.

» Hotel El Fort (972 75 77 73; www.hotelfort.com). Presó, 2. Ullastret. Doble con desayuno, desde 100 euros.

» La Riera (972 63 41 42; www.lariera.es). Plaza de les Voltes, 3. Plaza Mayor de Peratallada, agradable terraza y celler. Unos 25 euros.

» El Cau del Papibou (972 63 40 18; www.hotelelcau.net ). Doble con desayuno, desde 115.

Información

» Consell Comarcal del Baix Empordà (972 64 23 10; www.baixemporda-costabrava.org).

» www.costabrava.org.

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