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LA ROMANA | PISTAS GASTRONÓMICAS

Helado del día

José Carlos Capel

Sus propietarios pregonan a los cuatro vientos que elaboran helados muy ligeros que tan sólo contienen un 7% de grasas, porcentaje inferior al 26% o 30% que alcanzan los industriales. En su carta de sabores, todas las especialidades se agrupan en dos grandes familias, los sorbetes elaborados con frutas y aquellos que incorporan frutos secos y productos lácteos. Unos y otros se ponen a punto cada mañana a la vista de los clientes, en los recoletos obradores que trabajan dentro de los dos establecimientos que de momento tiene abiertos en Madrid esta histórica casa italiana, originaria de Rimini (1947), en los que ofician maestros heladeros cuyo quehacer puede observarse a través de grandes cristaleras. El mayor desafío de la marca reside en ofrecer helados artesanos que se venden al público en el transcurso de las 48 horas siguientes al momento en que han sido realizados, y su principal valor gastronómico se fundamenta en la calidad de los ingredientes. No hay más secretos.

Nada de falsos helados de pistacho de color verde artificial con sabor a almendras amargas, como la mayoría de los que se encuentran en el mercado. Según aseguran sus responsables, los pistachos de La Romana, lo mismo que las avellanas, provienen de dos reputadas regiones de Italia, Bronte y Le Langhe, respectivamente. En cambio, la leche fresca procede de la sierra madrileña. Como es lógico, los de frutas, que como mínimo contienen un 30% de productos frescos, fluctúan según la temporada. Algunos de ellos, incluso, con el sello de la agricultura ecológica: fresas de Huelva, plátanos de Canarias y melocotones de Aragón, entre otros. Gama de sabores a la que se suman sorbetes de piña y de manzana, además de granizados como el de limón, que según el día se recomiendan en grandes pizarras. Desilusionan el helado de vainilla y el de tiramisú. En cambio, dan la talla el de avellanas, el de pistachos, así como el de zabaione, con yemas de huevos y licor de Marsala. Unos y otros se sirven en los típicos cucuruchos de barquillo o en tarrinas de varios tamaños con un precio por litro que ronda los 18 euros.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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